Pedro Sánchez, por lo tanto, ni dimite ni acaba doblegándose ante el intento de golpe perpetrado para destituirlo. Hoy ha anunciado su intención de celebrar el sábado un comité federal que a su vez convocará para el 23 de octubre las primarias en la que los militantes elegirán al próximo secretario general, y la posterior celebración de un congreso federal extraordinario para noviembre. Con esto Sánchez consigue ganar horas para mantener su liderazgo al frente del partido, lo cuál no quiere decir que lo tenga asegurado ni muchísimo menos. Por parte de los críticos, éstos no reconocen ya al madrileño como líder del partido y mantienen la presión extrema para que claudique ante ellos y ponga fin a su período como secretario general. En resumen, si el otro día hablé del 80 aniversario del estallido de la Guerra Civil en España, ayer estalló la guerra civil en el partido que fundó hace 138 años Pablo Iglesias. Una prueba de ello son las declaraciones de Verónica Pérez, secretaria general del PSOE de Sevilla y mano derecha de Susana Díaz, que afirmaba que debido al vacío de poder producido por las cascadas de dimisiones presentadas ayer, ella era la máxima autoridad en el partido en estos momentos. Autoridad que no ha sido correspondida por parte de los miembros de Ferraz, los cuáles han impedido la entrada de Pérez a la sede socialista en Madrid.
Personalmente tengo que añadir que esto que se está viviendo desde la tarde de ayer supone lo más bajo que he podido ver en mucho tiempo en la política española (Y que conste que el listón estaba ya bastante alto). Nos encontramos con la situación en la que un secretario general elegido por vía directa de los militantes del partido socialista obrero español, es intentado ser destituido fulminantemente por un golpe de estado interno en el que participan no ya la mitad de la ejecutiva nacional del partido y barones territoriales del mismo, sino también ex secretarios generales y ex presidentes del gobierno del partido, así como personas ajenas a la formación de izquierdas. Mi pregunta es la siguiente; ¿Por qué se intenta destituir a Pedro Sánchez?, ¿Por los malos resultados electorales obtenidos durante sus dos años al frente del PSOE?, ¿Por no haber seguido la hoja de ruta que le impusieron la vieja guardia del partido y Susana Díaz en 2014?, ¿Por no consentir la abstención de Mariano Rajoy como presidente del gobierno en la investidura de éste?, ¿Por querer pactar con Podemos para formar gobierno?, ¿Por todo a la vez?, ¿O por otras cuestiones ajenas al conocimiento general de la sociedad?. Si es por la primera cuestión; Sánchez es también responsable de que se hayan recuperado gobiernos tanto a nivel local como regional en las pasadas elecciones de mayo de 2015. Si es la segunda cuestión; Sánchez es el líder de un partido político que debe de llevar su propia hoja de ruta, independientemente de quién lo haya puesto ahí. Si es por la tercera cuestión; El líder del PSOE tiene motivos más que justificados de votar en contra de Rajoy en todas las investiduras que éste quiera presentarse, ya que está en juego la superviviencia del partido en sí. Si es la cuarta cuestión; Los rebeldes que han puesto el grito en el cielo por un posible pacto PSOE-Podemos han sido los mismos que el año pasado recuperaron los gobiernos autonómicos y locales gracias a un pacto con los de Pablo Iglesias.
En mi opinión, esta operación va más allá de lo puramente partidista, y señala directamente a las instituciones más altas del estado con el fin de eliminar políticamente a Sánchez (Principal obstáculo para la permanencia de Rajoy en el poder) para evitar unas terceras elecciones en diciembre que muchos consideran que dejaría herido de muerte al Sistema político en España, y de paso para dejar que Mariano Rajoy continúe en su puesto como presidente del gobierno otros cuatro años más. Desde el primer momento siempre se ha dicho que la persona que debía dar un paso atrás y no ser un obstáculo en la formación de gobierno era Pedro Sánchez y no Mariano Rajoy, ¿Por qué?. No basta con afirmar que el actual presidente del gobierno ha sido la persona que ha ganado las dos últimas elecciones generales y por ello tiene más legitimidad que nadie en seguir gobernando. Rajoy perdió en diciembre más de 60 diputados con respecto a las elecciones generales de 2011, y recuperó 14 escaños en junio aunque esos resultados eran insuficientes para formar gobierno. Estos motivos nadie, o casi nadie los expuso sobre la mesa para plantear la caída política de Rajoy. Sí, por el contrario, se planteó desde el primer momento la salida inmediata de Sánchez al frente del PSOE, ya que éste había llevado al partido socialista a la ridícula cifra de 90 diputados frente a los 110 que cosechó Rubalcaba en noviembre de 2011, Después de las elecciones de junio donde los socialistas alcanzaron la vergonzante cifra de 85 diputados, todos los medios de comunicación pedían incesantemente la cabeza de Sánchez para acto seguido catapultar a Susana Díaz como nueva líder de la izquierda en España. No, el problema no radica en los resultados electorales. El problema radica en unos medios de comunicación que están al servicio de los gobiernos de turno (Hace siete años lo estaban con el gobierno de Zapatero y ahora lo están con el de Rajoy) y obedecen las órdenes que reciben desde presidencia del gobierno para presionar a aquellos que no consienten, y con toda la razón del mundo, la continuidad del presidente del PP en la presidencia del gobierno. Estos hechos, y no unas terceras elecciones generales como dicen algunos, son los que contribuyen a deteriorar aún más la calidad "democrática" de un país en el que no existe una verdadera libertad de prensa. Sólo hay que leer el editorial que desde el grupo PRISA, Cebrián ha escrito hoy en "El País", donde éste ha descalificado como nadie a Pedro Sánchez siguiendo la línea de Felipe González y la vieja guardia socialista, para darse cuenta de que la prensa española no se caracteriza precisamente por su imparcialidad y libertad.
Lo que queda claro con todo esto es que la continuidad de Mariano Rajoy en la presidencia del gobierno es ya un hecho incuestionable. Si Pedro Sánchez vence a los críticos y consigue imponerse durante unos meses más en su partido como secretario general, bastará con que el rey vuelva a llamar a consultas a los líderes políticos y le ofrezca a Rajoy de nuevo el encargo para formar gobierno y así acudir a una nueva sesión de investidura en la que los diputados socialistas andaluces pueden votar a favor o abstenerse por orden de Susana Díaz sin la aprobación de Sánchez, reavivando antes de tiempo la guerra civil en el partido. Si por el contrario son los críticos los que ganan este juego de tronos, ninguno estará en condiciones de exigir nada al PP, ni siquiera la cabeza de Rajoy. Sólo tendrán que aceptar sin más lo que hay y abstenerse para dar vía libre otros cuatro años más al de Pontevedra. Si por contra de lo expuesto anteriormente, Sánchez consigue imponerse provisionalmente y no hay una nueva sesión de investidura en octubre, bastará que en diciembre Rajoy saque un resultado mucho mejor que el de junio para que esta vez se organice un golpe de estado interno en el PSOE mucho mejor que el de ayer, donde Sánchez quedaría destituido definitivamente y los rebeldes apoyarían de una vez por todas a Rajoy como presidente del gobierno. Con esto se confirma que no sólo el PP seguirá en el gobierno todo el tiempo que quiera a falta de una verdadera alternativa de gobierno por parte del PSOE. Se confirma también que Mariano Rajoy podrá seguir en el gobierno de España todo el tiempo que desee. Si en 2020, e incluso en 2024, Rajoy decide postularse otra vez como presidente del gobierno, la falta de alternativa y puede que la desaparición por entonces del PSOE del panorama nacional, así como el voto del miedo del PP contra Podemos, hará que el gallego vuelva a ganar sin problemas las próximas elecciones generales.
La estrategia del PP durante estos años para eliminar al PSOE como alternativa de gobierno dio ayer definitivamente sus frutos. Crear una alternativa de izquierdas extremista para dividir el voto de los socialistas, disminuyendo con ello los apoyos del PSOE mientras se intimidaba con la posibilidad de que los extremistas llegasen al gobierno. Con ello sólo había que esperar a contemplar como el partido que es alternativa de gobierno por el centro-izquierda se devora entre sí eliminando cualquier atisbo de posibilidad para echar al PP de la Moncloa. Una operación perpetrada desde presidencia del gobierno que muestra una vez más que no tenemos nada que envidiar a la "democracia" que pregona Nicolás Maduro en Venezuela. Un país en el que el partido del gobierno intenta eliminar cualquier posibilidad de alternativa democrática no es un país democrático. Y esto no es nuevo. Hace trece años un tal José Luis Rodríguez Zapatero hizo lo mismo en Cataluña al consentir que se firmase con las fuerzas nacionalistas e independentistas catalanas el famoso "Pacto del Tinell". Un pacto en el que se excluía al PP de cualquier posibilidad de llegar a un acuerdo en Cataluña. Como podemos ver, tanto el todavía presidente del gobierno, Mariano Rajoy, como el ex presidente del gobierno y partícipe de la conspiración golpista de ayer en su partido, José Luis Rodríguez Zapatero, se autocaracterizaban por ser personas moderadas y dialogantes mientras excluían cualquier posibilidad de alternativa y pacto alguno con el adversario político. Por cierto, me sorprende que los miembros que ayer consumaron su acto de traición contra Pedro Sánchez cuan Bruto y Casio contra Julio César en los Idus de Marzo, no actuasen de este modo y con el mismo impulso hace ahora diez años cuando Zapatero traicionaba a la nación española apoyando el estatuto de Cataluña y negociando con la banda terrorista ETA. Se ha querido culpabilizar a Sánchez de pactar con los independentistas cuando el propio Zapatero lo hizo en su momento e incluso participó activamente en el proceso que hoy ha conducido a Cataluña al borde de la secesión. Si hay algo que se puede decir a favor de Pedro Sánchez es que, en comparación con sus predecesores en el cargo, si tiene algo de principios éticos y morales. Factores de los que están exentos aquellos dos que desde el PSOE han contribuido y mucho en la deriva de España y de su partido; Me refiero, por supuesto, a Felipe González Márquez y a José Luis Rodríguez Zapatero. Es curioso, para una persona que tiene un mínimo de decencia y honradez en la política española, vienen los suyos e intentan matarlo políticamente. Se confirma con esto que en España sale más caro ser leal consigo mismo y con los tuyos que ser un traidor a tus ideales y a tu país. A la hora de escribir el título de este artículo he pensado en Pedro Sánchez, pero conforme he ido escribiéndolo he pensado que quizás el muerto no sea de manera inminente el todavía secretario general, sino tanto el propio partido que en teoría sigue liderando y que acaba de estallar en guerra civil, como el Sistema político que padecemos que ha vuelto a demostrar que es capaz de cualquier cosa cuando una persona se compromete a ser fiel a sus principios y se sale de la hoja de ruta. Sí, esta es la crónica de una muerte anunciada, pero a la vista de los acontecimientos que estamos viviendo en las últimas horas y del análisis que yo mismo saco de todo esto, podemos decir; ¿La muerte política de Pedro Sánchez?, ¿La del PSOE?, ¿La del Sistema?, ¿O la de los tres a la vez? Ahí dejo la respuesta.