sábado, 30 de abril de 2016

Rajoy-Iglesias/Carrero-González: Dos pactos, un mismo objetivo

Hace cuarenta años, en los últimos tiempos de la dictadura de Franco, Felipe González, recién elegido secretario general del refundado PSOE gracias a la influencia y a la gestión que hizo en su momento el partido socialdemócrata alemán, contaba con la protección del SECED (Los servicios secretos del franquismo) y de la CIA bajo la atenta supervisión del por entonces secretario de estado estadounidense, Henry Kissinger. Se cuenta además que "Isidoro", que era el seudónimo que utilizaba por entonces el joven político sevillano durante la clandestinidad del PSOE, contaba incluso con la aprobación del vicepresidente y luego presidente del gobierno franquista, Luis Carrero Blanco, para que fuese González quien liderase un PSOE refundado desde el exilio, y llegase al gobierno en un futuro bajo el control de EEUU y Alemania, que eran los países que orquestaron dicho plan con el objetivo de que la llegada al gobierno de la izquierda española fuese lo más tranquila y previsible posible para evitar una posible llegada de los comunistas al gobierno de España, lo que hubiese dado lugar a una "Sovietización" de nuestro país, y por consiguiente, una extensión del mapa comunista hacia la península ibérica, que por entonces contaba con cuatro bases militares americanas en nuestro territorio; la bases aéreas de Morón, Zaragoza, y Torrejón de Ardoz, y la base naval de Rota. El propio Felipe González realizó unas declaraciones que vienen recogidas en un libro titulado"El sueño de la Transición" que dice textualmente lo siguiente: "No se preocupen ustedes, que no olvidaremos nunca a Carrero Blanco. Soy perfectamente consciente de ello, de nuestra boca no saldrá jamás una crítica contra el almirante". Estas declaraciones no me las he inventado yo, están plasmadas en el libro que he citado anteriormente y están pronunciadas textualmente por Felipe González en una conversación donde el autor, que es el militar Fernández-Monzón le recuerda al expresidente del gobierno la intervención de Carrero en favor del PSOE renovado liderado por el sevillano en el congreso de Suresnes en 1974 donde salió elegido secretario general posteriormente. Tal vez por ellos, una vez que el PSOE de Felipe González fue legalizado y comenzó la transición española, no puso sobre la mesa la forma de estado sobre la cuál debía de sustentarse España ni el "indulto" que sufrió toda la clase política franquista una vez que el gobierno socialista ganó las elecciones generales el 28 de octubre de 1982, así como la defensa férrea que el PSOE realizó en 1986 en el referéndum de permanencia de España en la OTAN, donde Felipe González defendió efusívamente el SÍ a la permanencia cuando hace cuatro años atrás prometió una consulta ciudadana para salirse de ella, o la renuncia al marxismo dentro del PSOE que el propio González llevó a cabo en 1979 para atraer al electorado centrista y derechista en unas futuras elecciones. Estos son sólo unos ejemplos que sitúan al expresidente socialista como un tipo al que nunca le importó los principios del PSOE, sino la llegada al poder, aunque fuese traicionando esas mismas ideas principales de su partido así como a los millones de personas que ilusamente votaron por él mientras éste pisoteaba sus derechos, en un sistema que él contribuyó en su construcción y que ha supuesto uno de los períodos más corruptos y oscuros de toda la historia de España.

Hasta aquí la relación entre los socialistas y los franquistas, los americanos y los alemanes a la hora de proyectar la llegada de los primeros a la Moncloa, hecho que se produjo finalmente en diciembre de 1982 con mayoría absoluta, lo que nos da una idea de que el proyecto orquestado a espaldas del pueblo español tuvo un gran éxito para el bien de todos los precursores y de los intereses occidentales que respiraron tranquilos al ver como una izquierda domesticada por el capitalismo americano aterrizaba en Madrid, paralizando con ello una revolución comunista en España que hubiese producido unas consecuencias inimaginables a nivel global en plena Guerra Fría entre EEUU y la Unión Soviética. Cuarenta años después se produce algo bastante parecido en nuestro país, me refiero a la aparición de un personaje nada desconocido actualmente; Pablo Iglesias. Mucho se ha hablado del paralelismo entre el González de los setenta y el Iglesias de nuestros días. Un paralelismo que después de analizar detenidamente el desarrollo del auge del líder de Podemos, nos da una idea de que quizás no sea oro todo lo que reluce, o dicho en Cristiano; Que Pablo Iglesias no es el salvador socialista que creen los españoles, y que su papel dentro de esta "II transición" tiene más que ver con el jugado en su día por González que el que desarrollaría un auténtico líder de un partido de izquierdas. 

Tras los famosos recortes aprobados por el gobierno de Zapatero en mayo de 2010, sumado a la reforma laboral de ese mismo año, el retraso de la edad de jubilación entre otras medidas, el pueblo español se echa a la calle para reclamar sus derechos, una nueva democracia más representativa y proclamar el hartazgo contra una clase política que les ha dado la espalda. Entre mayo de 2011, fecha en la que surge el movimiento 15-M y las elecciones europeas de mayo de 2014 que dan la victoria a un partido antisistema desconocido hasta el momento llamado Podemos transcurren tres años. Durante el desarrollo de las manifestaciones y protestas sociales que tiene lugar en esos tres años surge mediaticamente el nombre de un tipo llamado de la misma forma que el líder fundador del PSOE, Pablo Iglesias. Este joven profesor de la Universidad Complutense de Madrid empieza a ser invitado a un programa de televisión de un canal poco sospechoso de ser de izquierdas, me refiero como no podía ser menos al "Gato al agua" de la cadena "Intereconomía", dirigida por el exdiputado del PP, Julio Ariza. En estos años en los que la cadena conservadora lanza a la palestra a Iglesias, éste defiende el movimiento del 15-M y la forma en la que España puede encontrar su salvación, a través de una política de izquierdas y socialista. Después de sus apariciones en la cadena anteriormente citada, el joven profesor empieza a ser invitado a un programa más acorde con sus ideas, "La sexta noche" de la cadena de Atresmedia "La Sexta". En el momento en que Iglesias comienza a hacer sus apariciones en dicho canal, el gobierno del PP de Mariano Rajoy ya ha salvado a la cadena que crease en 2006 el gobierno del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, la cuál se encontraba en 2012 al borde de la quiebra en el momento en el que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría decide rescatar a la cadena que dirige el dueño de la editorial "Planeta", el conservador José Manuel Lara. A partir de entonces, y aunque La Sexta siempre se caracterizó durante el gobierno de Zapatero por ser el enemigo número 1 del PP, las críticas de la cadena hacia el gobierno que tanto critican no disminuyen sino que aumentan, coincidiendo además con la aparición del caso Bárcenas, Púnica, Rato y otros muchos más casos de corrupción que afectan al PP. Mientras, Pablo Iglesias continúa sus apariciones en dicho canal y se da a conocer cada vez más a través de los programas donde sale. En enero de 2014, Iglesias junto con otros compañeros de la UCM crean un partido de izquierdas y antisistema llamado Podemos, el cuál se presentará a las elecciones europeas de 2014. A medida que la campaña para las europeas se acerca, Iglesias aumenta sus apariciones en La Sexta aunque nada hace indicar que se llevarán un buen resultado electoral. Finalmente, el 25 de mayo de 2014, Podemos obtiene contra todo pronóstico un gran resultado en las urnas y obtienen 5 eurodiputados en el parlamento europeo. Tras este hecho insólito, los medios de comunicación otorgan a Iglesias el título de líder de la nueva izquierda en España, en detrimento del PSOE que aumenta cada día más su caída en intención de voto. Tras la dimisión de Rubalcaba como secretario general del PSOE y la abdicación del rey Juan Carlos I a los pocos días de la celebración de los comicios europeos, los miembros de Podemos e Iglesias se atribuyen la caída de dos de los tres pesos más pesados de la política española en ese momento y comienzan su plan para las elecciones autonómicas y municipales y finalmente las generales de 2015. Pablo Iglesias, así como su equipo formado por Iñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Pablo Echenique, o Carolina Bescansa comienzan su andadura por todos los programas de televisión mientras comienzan a salir noticias sobre la financiación de Podemos, que todos los medios señalan a la Venezuela de Hugo Chavez y Nicolás Maduro, así como la relación que la formación morada y Pablo Iglesias tiene con el mundo abertzale. Ante todo esto, los miembros de Podemos niegan su financiación a través del país latinoamericano y la relación con el mundo proetarra. Todo esto ante unos medios de comunicación que continúan promocionando al nuevo partido y ante el silencio del gobierno que no toma medidas legales para ilegalizar dicho partido ante las masivas noticias que se van produciendo sobre ellos. No cabe decir que en otros países del ámbito europeo, el gobierno de cualquier país del continente citado hubiesen tomado medidas inmediatas ante tal avalancha de acusaciones hacia un partido político que supuestamente amenaza el "establishment" nacional. Después de una cadena incesante de noticias contra la formación de Iglesias llegan las elecciones municipales de mayo de 2015 donde Podemos y sus confluencias obtienen unos buenos resultados donde llegan a obtener la alcaldía de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cadiz, etc... junto con el apoyo del PSOE. Aún con los escándalos de financiación, Podemos obtiene el respaldo de una gran mayoría de españoles sedientos de cambio ante la marea de corrupción que azota al país por todas las instituciones. En diciembre de 2015 se producen las elecciones generales que dan una victoria insuficiente a Mariano Rajoy y un buen resultado a Podemos con 69 diputados. La izquierda pues tiene la posibilidad de volver al gobierno y en eso se centra el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez desde ese día, en la vuelta de los socialistas a la Moncloa de la mano de Podemos y a ser posible de la del otro nuevo partido nacional, Ciudadanos. La sorpresa se produce cuando Pablo Iglesias comienza a exigir unas condiciones impensables como su nombramiento como vicepresidente de un gobierno presidido por Sánchez y la mitad del gobierno para su equipo. Esto provoca un rechazo tanto por parte del PSOE como por parte de Ciudadanos, que rechazan pactar con un partido que ellos suponen es una amenaza real para el sistema político español. Mientras Pedro Sánchez y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, pactan un gobierno de "Cambio y progreso", Pablo Iglesias rechaza sumarse a un acuerdo con el PSOE mientras éstos mantengan su pacto con lo que Iglesias denomina la "Nueva derecha". El momento álgido tiene lugar entre el 02 y el 05 de marzo de 2016, fecha en la que Pedro Sánchez presenta su candidatura para formar gobierno. En pleno debate de investidura, Sánchez apela al sentido del cambio de Podemos y a negociar propuestas entre ambas fuerzas políticas para que éstos voten a favor de un gobierno distinto al del PP, a lo que los de Pablo Iglesias se niegan en rotundidad con el pretexto de que un gobierno que no lleva el programa de Podemos no representa el cambio que la sociedad española exige. Finalmente, tanto el 03 de marzo como el 05 de marzo, Sánchez pierde su votación para ser presidente del gobierno gracias al voto en contra del PP de Rajoy, y de Podemos con Iglesias al frente. La "izquierda bolivariana" como es denominada por la derecha y los populares es quién salva de manera inexplicable a Mariano Rajoy, el cuál continúa hasta el día de hoy como presidente del gobierno en funciones gracias al voto en contra de los podemitas hacia el gobierno del PSOE. Después de cuatro meses y sin que se produzca ningún acuerdo por ninguna de las partes, España sigue gobernada por el gobierno en funciones de Rajoy gracias al voto en contra de Podemos y celebrará de nuevo elecciones generales para el próximo día 26 de junio. Todos los candidatos de los partidos políticos serán los mismos que en los de las elecciones del pasado 20 de diciembre. Pablo Iglesias actualmente está en negociaciones con IU para hacer un frente de izquierdas que desaloje al PSOE como principal fuerza de la oposición y convertirse definitivamente en alternativa al gobierno de Rajoy que ellos mismos han rechazado desalojar del gobierno, aunque ese fuese su lema principal a la hora de crear el partido y de presentarse a las elecciones. Todas las posibilidades están abiertas, incluso la de que Pablo Iglesias se convierta en el líder de la oposición después de las elecciones con un Rajoy reelegido como presidente del gobierno gracias al voto de Albert Rivera y Ciudadanos y la relegación del PSOE como tercera fuerza política.

Después de escribir estas dos historias tan paralelas con cuarenta años de diferencia uno se pregunta, ¿Es Pablo Iglesias el nuevo líder de la nueva izquierda española, o es solamente un tipo puesto por las estructuras del estado con el fin de cumplir el papel que éste le ha encomendado?, ¿Con qué fin una cadena conservadora y una cadena salvada economicamente por el gobierno del PP promocionan a una fuerza que según sus adversarios es totalitaria y comunista?, ¿Por qué el gobierno de Mariano Rajoy no ilegalizó a Podemos si verdaderamente es un peligro público?, ¿Es verdaderamente Podemos un partido que representa el cambio o es un invento de la derecha española para convertirse en el mejor aliado del PP en las circunstancias que atraviesa España? Tales preguntas sólo tienen una respuesta: Al ejecutivo del PP le convenía desde un principio tras su llegada al gobierno en diciembre de 2011, el arrinconamiento del PSOE como segunda fuerza política para hacer imposible ser alternativa de gobierno en el futuro. ¿Cuál era la mejor manera de conseguirlo? Dividiendo el voto de izquierdas primero y luego fusionarlo sobre una nueva izquierda que desea desplazar al PSOE como alternativa de gobierno y que es bautizada por el propio PP como dictatorial, extremista y antisistema. Con ello, muchos españoles indignados con la situación económica, política, y social del país votan en masa a este nuevo partido mientras los populares llaman al voto del miedo con la excusa de "O yo o el caos". En tales circunstancias y con un supuesto partido totalitarista a punto de llegar al gobierno, los españoles votarían como mal menor al PP, aunque dicho partido esté contaminado de corrupción hasta sus cimientos. Nos encontramos pues en una situación en la que se mezclan intereses partidistas en ambos sentidos; El PP desea conservar el gobierno y Podemos convertirse en alternativa de ese gobierno, es por ello por lo que ambos partidos son aliados internos que buscan su propio beneficio aunque públicamente tengan que disimularlo. Como dice el refrán, "Por sus hechos los conoceréis", y a la hora de la verdad tanto PP como Podemos han demostrado ser más aliados que enemigos acérrimos como ellos defienden ser ante la opinión pública española. Cuarenta años después, la derecha española crea una nueva izquierda española con el objetivo de utilizarla para intereses futuros. En los años setenta, Carrero Blanco y los servicios de inteligencia junto con el SPD alemán y la CIA de Kissinger apadrinaron y nombraron a Felipe Gonzalez como nuevo líder de la izquierda española. Cuatro décadas después, un gobierno de derechas crea y promociona a un nuevo líder de una nueva izquierda ante la deriva inminente e imparable del PSOE, con el objetivo de llevar a este nuevo líder al gobierno en un futuro próximo. ¿Cuándo llegará pues el momento en que Pablo Iglesias se convierta en presidente del gobierno? Cuando la tarea del PP esté terminada dentro de cuatro años e Iglesias se haya "institucionalizado" gracias a su creador y mentor Mariano Rajoy, al igual que le ocurrió a Felipe González años atrás con el aparato franquista. El plan de Carrero Blanco dio sus frutos en 1982 con una victoria aplastante del PSOE, el plan de Rajoy igualmente lo está dando hasta el momento, y con casi toda seguridad llegará también a buen fin para el bien del actual presidente del gobierno y de su alumno Pablo Iglesias.

miércoles, 27 de abril de 2016

Porqué voy a votar a Pedro Sánchez

Los que me lean cotidianamente no se creerán lo que voy a escribir esta noche, pero muchas veces las circunstancias hacen a uno cambiar de opiniones. Tengo 23 años, desde los 18 he votado al Partido Popular y desde mi adolescencia me he considerado de centro-derecha, sólo hay que visitar mis primeras entradas de este blog para corroborarlo. En las últimas elecciones generales de diciembre voté a Podemos porque dentro de la neocasta política, este partido iba a ser el que en teoría más daño causaría al resto de formaciones. Después de cuatro meses desde el 20-D, el rey ha afirmado hoy que no propondrá ningún candidato a la investidura y que, por consiguiente, se pondrá fin a la legislatura más breve de los últimos 40 años y con ello la convocatoria de elecciones generales para el próximo 26 de junio. Como ya he dicho, siempre he sido votante del PP hasta hace dos años y nunca he votado por el PSOE, partido al cuál he vertido mis más fervientes críticas durante la etapa del gobierno del impresentable Zapatero. Ahora, y después de ver confirmadas mis sospechas del timo Podemos-Pablo Iglesias perpetrado por el estado, a mis 23 años voy a llevar a cabo algo que jamás creí que fuese a hacer en toda mi vida: Votar al PSOE de Pedro Sánchez.

¿Por qué voy a votar a Pedro Sánchez? Muy sencillo. España está encerrada en un bucle del que es imposible su salida algún día, me refiero a la casta y neocasta que predomina aquí y que tanto está jodiendo a lo que queda de nuestro todavía país, por lo tanto tenemos que hacernos a la idea de que España no verá a luz sin la presencia de estos sinvergüenzas en un futuro ni cercano ni lejano, en resumen: esto es lo que nos queda, queramos o no los españoles. Sé que ahora está muy mal visto decir que se va a votar a un partido tradicional y no a uno de los que representan la "regeneración", pero señores, si algo me ha demostrado estos cuatro meses de esta brevísima legislatura es que los regeneradores pueden ser igual o peores que los tradicionales.

La actitud de Mariano Rajoy de seguir ocupando la Moncloa casi por "Derecho Divino", su actitud chulesca y pasiva, además de otras cuestiones conocidas por todos han hecho imposible que ningún partido haya querido negociar con el aún presidente del gobierno. Pablo Iglesias ha llevado a cabo la campaña del "Tic, tac" pero no contra su supuesto enemigo, Mariano Rajoy, sino contra los que él afirmaba que se podía llegar a un acuerdo, el PSOE. Su actitud durante este tiempo ha consistido en hacer imposible un gobierno de coalición con los socialistas para forzar una convocatoria electoral que haría más posible que imposible el remate final a los de la calle Ferraz y la implantación de Podemos como primera fuerza de la izquierda en España. Albert Rivera por su parte ha jugado al gato y al ratón desde diciembre hasta ahora. Su defensa de no apoyar a ningún candidato para luego apoyar a Pedro Sánchez, después no pedir ningún ministerio para más tarde pedirlos, responsabilizar a Podemos de no querer dialogar tras negarse él mismo a negociar con los "progres podemitas", y echar en cara al PP que no se sume a un pacto que los echa a ellos del gobierno y derogaría todas sus leyes, hacen del catalán un tipo bastante poco fiable y sin principios. Por último tenemos a Pedro Sánchez, el cuál ha sido el que más se ha movido desde el pasado año para formar gobierno frente a la actitud pasiva del presidente Rajoy. Por supuesto hay que añadir que el empecinamiento del secretario general del PSOE por hacerse sí o sí con la jefatura del gobierno se debe más a cuestiones internas de su partido que a otra cosa, pero aún así se agradece la lucha incansable en estos meses para formar gobierno. A continuación voy a exponer los motivos por los que, sin creer jamás que sucedería, voy a votar por primera vez en mi vida al Partido Socialista Obrero Español.

Pedro Sánchez es un tipo que, como ya he dicho en otra ocasión, me cae bien personalmente, ha demostrado fuerza y coraje a la hora de luchar por conseguir la presidencia del gobierno aún habiendo fracasado en el intento. Aunque discrepo totalmente con algunos planteamientos suyos tengo que añadir también que hay otros que son, cuando menos, muy interesantes. Ha conseguido hacer frente a una presión política y mediática de dimensiones gigantescas para que apoyase al PP a la hora de formar gobierno, muchas incluso desde dentro de su propio partido. Aunque parezca increíble lo que voy a decir viniendo de mí, ha demostrado ser la única alternativa posible capaz de desalojar a Rajoy de la Moncloa además de pararle los pies a una izquierda liderada por Pablo Iglesias empeñada en llevar a cabo el referéndum independentista catalán y la implantación de unas propuestas absurdas que en nada se corresponde con el ansia de cambio que anhelan los españoles. Me atrevo a decir incluso que ha sido una "víctima" por parte de Rajoy y el gobierno del PP en un plan de acabar y enterrar definitivamente al PSOE con la complicidad de su discreto aliado, Podemos con Pablo Iglesias al frente, por consiguiente su victoria en unas elecciones generales echaría por tierra el plan oculto del gobierno de Rajoy y de sus compinches podemitas de acabar con un partido que aunque se merece con todas sus consecuencias su desaparición por todo el daño que ha hecho, es esencial para la vida política española siempre y cuando se refundase de arriba a abajo y se convirtiese de una vez por todas en el emblema del centro-izquierda moderado en España con unos principios socialdemócratas y socioliberales a la cabeza, aunque hablar de esto a estas alturas sobre el PSOE sería como pedir la luna junto con todos los planetas que componen la Vía Láctea. Por último y para terminar mi alegato en favor de Pedro Sánchez tengo que añadir que este tipo ha demostrado tener unos cojones bastante notables al presentarse a una investidura que de antemano sabía que no iba a salir adelante, pero que supondría el principio del fin de esta situación de inestabilidad política a la que Mariano Rajoy estaba dispuesto a alargar "sine die" con el propósito de obtener los votos necesarios para seguir como presidente del gobierno aunque eso llevase consigo una crisis constitucional sumada a la crisis política que ya estamos viviendo. Es por ello que Pedro Sánchez, dentro de sus intereses particulares que los hay y muchos, ha demostrado también más sentido de estado que el resto de los otros tres principales candidatos a la presidencia del gobierno de España.

Por estos motivos y otros más, este tipo al que yo no tenía depositada ninguna confianza en él hace dos años, cuenta ya con mi respeto, mi apoyo y mi voto para las elecciones generales del 26 de junio. Por lo tanto, todas aquellas personas que se sientan identificadas conmigo las animo a que voten al PSOE aunque sea excepcionalmente. Sé perfectamente que viniendo de mí, estas afirmaciones pueden resultar sorprendentes, pero como exvotante del PP creo que entenderán ustedes que estoy en mi derecho de votar al candidato que creo que tiene mayor posibilidades (Aunque las encuestas digan lo contrario) para echar al tipo que en su día me engañó a mí y a otros 11 millones de españoles. Un voto al PP llevará consigo el continuismo y por consiguiente el desengaño de todos los que en su día votamos con ilusión al todavía presidente del gobierno, el voto a Ciudadanos supone un voto light al PP, ya que Rivera apoyará por mucho que ahora lo niegue a Mariano Rajoy, o en su defecto a Soraya Sáenz de Santamaría, mientras que el voto a Podemos es un voto que llevará consigo la campaña del miedo por parte de los populares y con ello la permanencia de éstos en la Moncloa. Un voto al PSOE sabemos por desgracia lo que es ya, pero en unas circunstancias sin precedentes como las actuales, prefiero votar a un tipo que tiene unas ideas, que pueden gustar más o menos, sobre los desafíos principales que necesita España, que a un tipo que en cuatro años y medio ha traicionado los principios que en su día representaban el PP y que fue el motivo por el que muchos españoles le apoyamos en noviembre de 2011. Ahora toca esperar a que llegue el 26-J, mi voto ya está anunciado y decidido, espero que el del resto de los 47 millones de españoles también.

miércoles, 6 de abril de 2016

Tiberio/Rajoy, o la dejación del poder

Después de ver de nuevo la que para mí es la mejor producción de televisión que existe sobre la tierra, me refiero lógicamente a la miniserie "Yo, Claudio", me ha llamado la atención el cierto paralelismo que hay entre el que fue segundo emperador del Imperio Romano, Tiberio Claudio Nerón, más conocido por todo el mundo como Tiberio, y nuestro todavía presidente del gobierno, Mariano Rajoy. Aunque el parecido puede ser un poco exagerado a simple vista, es bastante curioso los detalles de fondo que unen a estos dos hombres cuyas vidas están separadas por 2.000 años de diferencia, y unas circunstancias históricas completamente diferentes.

Tiberio Cesar nunca gozó de la simpatía del pueblo romano y siempre fue considerado por la ciudadanía y por los historiadores como un personaje frío, antipático, y gris. Tras la muerte de Cesar Augusto se convirtió en Emperador de Roma a los 56 años, después de ganar la carrera de una sucesión, que a él no le pertenecía, a otros muchos candidatos a suceder a Augusto que por circunstancias que todavía se desconocen murieron de forma prematura e inesperada. Su forma de gobierno se caracterizó precisamente por no gobernar, lo cuál le valió muchos reproches. Algunos concideran esta actitud a que Tiberio nunca quiso ser emperador, o que cuando lo fue ya habían desaparecido en él sus ambiciones imperiales. Siempre delegó en sus colaboradores la tarea de gobernar. la más sonada es la de Lucio Elio Sejano, prefecto de la Guardia pretoriana, que gobernó Roma mientras Tiberio se retiró a Capri y dejó el Imperio en manos de su prefecto. Una vez que se desmostró la intención de Sejano de dar un golpe de estado para derrocar a Tiberio, éste lo arresta y posteriormente lo ejecuta. Finalmente, y tras ceder el gobierno del Imperio al Senado y dejar por completo las funciones de gobierno para dedicarse a sus placeres y vicios, es asesinado en Capri ante la alegría del pueblo romano al enterarse de la muerte de su viejo e irresponsable emperador.

Algo parecido, salvando las distancias, por supuesto, ocurre en España 2.000 años después. Mariano Rajoy, un tipo que, al igual que Tiberio, es considerado por todos como frío, antipático, y gris, consigue el nombramiento del entonces presidente del gobierno, José María Aznar para ser su sucesor y el candidato a presidente del gobierno, pasando, al igual que el emperador romano, por encima de todos sus rivales. Tras perder contra todo pronostico las elecciones generales y ser durante siete años y medio líder de la oposición, llega al gobierno de España con la misma edad que Tiberio Cesar, 56 años. Su forma de gobernar se ha caracterizado desde diciembre de 2011 hasta el día de hoy por no gobernar. El mayor poder en la toma de decisiones se lo cedió recién llegado al gobierno a su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la cuál es considerada como la auténtica presidenta de facto en el gobierno, al igual que le sucedió a Tiberio con su prefecto de la guardia, Sejano. En todos estos años Rajoy se ha caracterizado por no dar la cara y ocultarse a la hora de tomar decisiones, Tiberio fue acusado de dejación de poder durante sus veintitrés años de gobierno. Y finalmente al igual que el viejo Cesar, Rajoy nunca ha gozado de la popularidad del pueblo español, debido entre otros muchos motivos, a su dejación de poder y su irresponsabilidad como gobernante.

Este es un pequeño resumen de la vida de estos dos hombres cuya personalidad y formas de gobernar tienen cierto paralelismo. Ambos personajes se caracterizan por ser supervivientes políticos al haber utilizado a sus colaboradores y dejarlos caer cuando la situación así lo requería para salvarse ellos mismos, han sido acusados de relegar su poder en los demás y hacer una dejación irresponsable de sus funciones. La personalidad de ambos es considerada fría por todos, y los dos personajes han sido detestados por los ciudadanos. Aunque el aún presidente Rajoy nunca ocupará el lugar en la historia que ocupa el emperador Tiberio, sí compartirá con él estas pequeñas similitudes que les convierten a ambos en gobernantes rodeados de corrupción, supervivencia política y animadversión, pero sobre todo, de irresponsabilidad y dejación de poder. Unas similitudes que a ningún gobernante le haría mucha ilusión para ser recordado en la historia.