La historia reciente de España ha experimentado grandes cambios a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI, pero este cambio siempre se ha producido, a excepción de 1956, cada veinte y/o cuarenta años, desde 1936 hasta el presente año 2016. Mirando al pasado se puede observar que la historia de España en los años terminados en seis no es siempre la misma pero sí se le parece bastante a lo largo de estas ocho décadas. El fin de una etapa con personajes desgastados políticamente, y el inicio de otra con personajes que casualmente todos compartían la misma edad, 43 años, hacen de los años terminados en seis el inicio de un nuevo período en España de manera casi ininterrumpida desde hace ocho decenios.
1936: Hace justo 80 años (Febrero de 1936) se produjo la victoria del Frente Popular en España que originó la llegada a nuestro país de un gobierno de extrema-izquierda. Esta fusión de partidos lleva a cabo la destitución del entonces presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora, por el entonces presidente del gobierno, Manuel Azaña, nombrando éste jefe del gobierno al gallego Santiago Cesares Quiroga. La tensión política que se origina en España desde la victoria de la izquierda va en aumento en los meses siguientes tanto por parte de la derecha como de la izquierda con el asesinato del teniente y militante socialista, José del Castillo por parte de un grupo de extrema-derecha, y horas más tarde del diputado conservador, José Calvo Sotelo por miembros de la guardia de asalto entre los que se encontraban personajes vinculados al PSOE. Estos hechos originan de manera definitiva el levantamiento militar que se estaba perpetrando desde hacia tiempo y en el que se encontraban militares tan relevantes como José Sanjurjo, Gonzalo Queipo de Llano, Juan Yagüe, Emilio Mola, o un joven general de 43 años llamado Francisco Franco, el cuál siempre se ha dicho que dudó hasta última hora de la conveniencia o no de sumarse al golpe contra el gobierno republicano. El fracaso del golpe conduce inevitablemente al inicio de una Guerra Civil en España que durará tres años, y que enfrentará en dos a la población española. Las sospechosas muertes en accidente aéreo de los principales líderes del bando sublevado, José Sanjurjo, y Emilio Mola, conducen por un golpe de suerte del Destino a que uno de los actores secundarios de esta trama lidere el Alzamiento Nacional contra la II República Española, Francisco Franco Bahamonde. En octubre de 1936, tres meses más tarde, y en plena Guerra, la Junta de Defensa Nacional nombra a Franco Jefe del gobierno y del Estado español. Con este nombramiento comienza un régimen autoritario que después de la victoria del bando nacional en abril de 1939 llevará a Franco a asumir de manera completa el mayor poder que jamás haya poseído un jefe del Estado en España.
1976: Casi cuarenta años después, Franco muere en noviembre de 1975, y el príncipe Juan Carlos asume la jefatura del Estado. El Caudillo lo había dejado todo según él "Atado y bien atado", y tras el asesinato a manos de ETA de su presidente del gobierno, Luis Carrero Blanco, en diciembre de 1973, nombra a un personaje gris y enigmático como nuevo jefe del ejecutivo; Carlos Arias Navarro. Este tipo, más franquista que el mismo Franco, y conservador al máximo no asume la idea de poner fin al régimen que lideró durante 40 años el general gallego, y evita por todos los medios la posibilidad de conducir a España hacia un sistema democrático en el que él no cree. Las relaciones con Franco no fueron muy idílicas, pero con el nuevo rey no serán mucho mejores. Juan Carlos I considera a Arias Navarro como un obstáculo a la hora de iniciar el proceso democrático, sabe que mientras éste continúe al frente del gobierno, las posibilidades de poner punto y final al Franquismo son nulas, aunque no le exige de manera rotunda su dimisión por miedo a las consecuencias que esta decisión podría costarle. Desde su llegada al trono, Juan Carlos I cree en la necesidad de que Arias de un paso atrás y deje la presidencia del gobierno, pero éste se niega a abandonar el cargo y la tarea que le había encomendado el Generalísimo. El rey mantiene una tensa relación con él durante el período que ambos coinciden en las jefaturas del Estado y del Gobierno, el rey Borbón lo considera un "anticuado", mientras que Arias cree que el rey es un "niñato". Mientras, en el extranjero, Kissinger y la Casa Blanca desde EEUU presionan al rey para que eche de una vez por todas al presidente franquista y nombre definitivamente a un nuevo presidente. Juan Carlos I piensa en algunos nombres para sustituir a Arias; Desde Manuel Fraga hasta Torcuato Fernández Miranda, pasando por José María de Areilza. En junio de 1976, los reyes de España viajan a EEUU, a la vuelta de ese viaje, Juan Carlos I ya tiene completamente decidido el cese de Carlos Arias Navarro, y tras una fuerte discusión en julio de 1976, el presidente del gobierno presenta su dimisión al rey. El Borbón tras respirar aliviado por liberarse de su enemigo político número uno, decide nombrar contra todo pronóstico y sin que nadie diese un duro por él a un desconocido Adolfo Suárez, de 43 años y exdirector de RTVE. La tarea de Adolfo Suárez será la de desmantelar el franquismo desde dentro del propio franquismo, esa tarea la llevará a cabo Suárez con mucha inteligencia y astucia política. En noviembre de 1976, las cortes franquistas votan su autodisolución, y en diciembre de 1976, los españoles votan masivamente a favor del proceso para la reforma política, que seguirá en junio de 1977 con las primeras elecciones democráticas dando la victoria a la UCD de Suárez, y terminará en diciembre de 1978 con la promulgación de la Constitución española.
1996: Veinte años después de la muerte de Franco, la llegada de Juan Carlos I, la dimisión de Arias y la llegada de Suárez, se empieza a comprobar que la democracia española y su sistema actual no es tan democrático, ni es tan ejemplar como todos creían que era. En este período, la sociedad española observa atónita como aparecen día sí y día también casos de corrupción sobre el partido que desde hace casi 14 años lleva gobernando en España tras desalojar a la UCD de Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo; El PSOE, que vuelve al poder por primera vez desde la II República, liderado esta vez por el sevillano Felipe González como presidente del gobierno desde diciembre de 1982. En enero de 1996, Felipe González lleva gobernando 13 años y un mes como jefe del gobierno, y tras él aparecen casos de corrupción que afectan a personajes muy relevantes del aparato del Estado; Desde él mismo acusado como el señor X del caso GAL, y el rey de España, Juan Carlos I (Con el que mantiene una estrecha relación tanto institucional como personal) en unas escuchas telefónicas grabadas por los servicios de inteligencia (CESID), hasta el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, pasando por el director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, el ministro del interior, el vicepresidente del gobierno, la directora del BOE, etc... En estas circunstancias, Felipe González cansado y agotado de los innumerables casos de corrupción de los que se les acusa a él personalmente y que ponen contra las cuerdas al propio Sistema y que amenazan con llevarse por delante a la misma Corona, convoca elecciones anticipadas para marzo de 1996. El favorito para ganar estas elecciones es el PP, liderado por el conservador, José María Aznar, de 43 años. La campaña electoral se convierte en un circo mediático donde los dos partidos mayoritarios se tiran los trastos a la cabeza sobre quién es peor de los dos. En marzo de 1996, el PP de José María Aznar gana las elecciones, pero su victoria es tan ajustada frente al PSOE de Felipe González que le resulta casi imposible formar gobierno. Entre marzo y abril de 1996 se produce entonces un proceso de negociación junto con los nacionalistas catalanes y vascos para que apoyen en la sesión de investidura a Aznar como nuevo presidente del gobierno y desalojar de una vez por todas a Felipe González de la Moncloa. Finalmente, en abril de 1996, José María Aznar, y el líder de CIU, Jordi Pujol, alcanzan un acuerdo que permite a Aznar poner fin a los 14 años de gobierno socialista en España. En mayo de 1996, Aznar es investido nuevo presidente del gobierno y Felipe González lleva al PSOE de nuevo a la oposición tras 14 años de poder absoluto y corrupto en España, dejando atrás una situación en la que el propio Sistema estuvo a punto de caer debido a la inmensa lluvia de casos de corrupción que imperaban por todas partes, y comenzando pues un nuevo período donde se lleva a cabo la privatización de determinadas empresas estatales y el inicio de un tejido inmobiliario que conducirá a España a una de las mayores crisis financieras de su historia.
2016: Veinte años después de la salida de González y la llegada de Aznar, y ochenta años después de la victoria del Frente Popular, la llegada de Franco, el inicio de la Guerra Civil, y el fin de la II República, España se encuentra en febrero de 2016 en una nueva situación de fin de Sistema. Tras la salida de Aznar en 2004 después del atentado del 11-M, la vuelta del PSOE al poder de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero, la salida de éste en 2011 tras su demoledora gestión al frente del país, la vuelta del PP al gobierno liderado por un gallego igual de gris y enigmático que Arias Navarro llamado Mariano Rajoy, y finalmente la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo, Felipe VI, España se encuentra inmersa ahora en una situación de caos y crisis constitucional sin precedentes desde 1976. Las elecciones generales que se celebraron el pasado 20 de diciembre no dio la victoria por mayoría absoluta a ningún partido político; el PP, liderado de nuevo por un Mariano Rajoy, que al igual que Felipe González, la sombra de la corrupción le acompaña, ganó las elecciones pero no obtuvo una victoria suficiente para gobernar, el PSOE, liderado por un joven Pedro Sánchez, de 43 años, obtuvo el peor resultado electoral del partido desde la II República, dos fuerzas políticas irrumpieron en el parlamento y pusieron fin a 40 años de bipartidismo en España; Podemos, liderado por Pablo Iglesias (Partidario de un nuevo gobierno de Frente Popular), y Ciudadanos, liderado por Albert Rivera. Ante este panorama, a primeros de 2016, Mariano Rajoy propuso a Pedro Sánchez la formación de un gobierno de coalición presidido por él mismo, propuesta a la que Sánchez se negó de forma inmediata para posteriormente buscar su propia candidatura para formar gobierno. Ante este bloqueo institucional, el nuevo rey, Felipe VI, propuso a Mariano Rajoy como candidato para formar gobierno, a lo que éste se negó pero sin retirar su candidatura de manera definitiva, echándole con esto un pulso al rey y presentándose sin pudor ante la sociedad española como un presidente del gobierno que intenta dictar los pasos del jefe del Estado como hace justo cuarenta años atrás realizó tal acción de una manera bastante parecida Arias Navarro con el padre del rey actual. Tras este rechazo público e inesperado al rey, éste convoca una nueva ronda de consultas y propone a Pedro Sánchez la formación de un gobierno, a lo que el líder del PSOE acepta aún sabiendo que no tiene tampoco los apoyos suficientes para ser investido presidente del gobierno. Dicha acción es tomada bastante mal desde Moncloa, que tensa la cuerda entre presidencia del gobierno y la jefatura del Estado, provocando incluso la suspensión del viaje de los reyes a Reino Unido. Algunos consideran que esta suspensión la lleva a cabo el propio Rajoy como venganza por no haberle propuesto el rey de nuevo como candidato para la presidencia. A día de hoy, Pedro Sánchez no cuenta ni con el apoyo de Ciudadanos, ni de Podemos para ser presidente, mientras que Mariano Rajoy, desgastado por sus decisiones en su pésimo mandato y marcado por la corrupción de la que él ha formado parte en su partido, continúa sin dar ese paso atrás que todos piden ya, incluso los suyos, para dar paso a otra persona que le suceda, y muchos comienzan a hablar de la posibilidad de la formación de un gobierno de coalición presidido por un independiente con el fin de reformar el Sistema y la Constitución antes de que caigan, y otros hablan abiertamente de la posibilidad de unas nuevas elecciones generales en las que el panorama podría seguir igual o incluso empeorar aún más.
Después de explicar estos cuatro episodios de la historia reciente de España, no cabe duda de que cada 20/40 años se produce en España una situación que provoca un cambio radical en el Sistema político en nuestro país. En 1936 fue la caída de un Sistema por la exaltación de otro no democrático, en 1976 fue la caída de ese Sistema autoritario por otro donde la corrupción era la forma de Estado con la careta de la democracia. En 1996 se produce un cambio de gobierno que consigue que el Sistema no cayese de momento. En 2016 la situación es como en 1936 y en 1976, la del fin de una época y el comienzo de otra. Esta noche en la que escribo este artículo no sé personalmente cómo va a terminar todo esto, pero una cosa sí sé ya, y es que los años terminados en seises han conducido desde hace casi un siglo a este país a un cambio de Sistema y de gobierno, para bien o para mal, y creo sinceramente que este año no va a ser una excepción. En este panorama actual yo no descarto absolutamente nada, aunque sólo el tiempo nos dirá la respuesta.