miércoles, 22 de noviembre de 2023

Sánchez, reelegido


El pasado jueves se produjo finalmente la reelección de Pedro Sánchez como presidente del gobierno al ser investido con los votos a favor de Sumar, Junts, ERC, Bildu, PNV, BNG, CC, etc. Una reelección que culminó al día siguiente con la toma de posesión de Sánchez ante el rey por tercera vez consecutiva. Por cierto, un rey al que se le vio con cara de enfadado mientras Sánchez tomaba nuevamente posesión de su cargo. Supongo que será por indicaciones de sus asesores de Zarzuela para que parezca que le preocupa la situación y le importa España. Por otro lado debo añadir que con esta toma de posesión, Sánchez consigue igualar a Adolfo Suárez y a Felipe González como uno de los presidentes del gobierno que más veces ha tomado posesión de su cargo, ya que José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy lo hicieron dos veces, mientras que Suárez lo hizo tres veces consecutivas (Al igual que Sánchez) y González cuatro. Sólo Leopoldo Calvo Sotelo juro el cargo una única vez.

Dicho esto debo felicitar a Pedro Sánchez, ya que ha conseguido por sus santos cojones salir reelegido contra viento y marea, aunque ello suponga la destrucción de España. Pero como ya he dicho en otras ocasiones, eso a él le trae sin cuidado, ya que lo único que le importa a su persona es el poder y solamente el poder. Un poder que veremos a ver cuánto le dura, ya que el escenario sobre la amnistía parece que no va a ser un camino de rosas para el jefe del gobierno. Que la amnistía va a salir adelante está fuera de toda duda, otra cosa es lo que sucederá tras la aprobación y posterior sanción del rey de dicha amnistía. Porque aunque todavía a algunos monárquicos a ultranza no lo asimilen, éste va a firmar todo lo que le pongan por delante con tal de permanecer en el trono y no arruinar el futuro de su hija.

De momento hoy se ha producido en el Parlamento Europeo un debate sobre la misma que, en mi opinión, lo único que ha provocado es dejar aún más por los suelos la imagen de España de cara al exterior. A mí como español me ha dado vergüenza propia y ajena ver parte de este debate, ya que éste sólo ha servido para lanzarse todo el personal una serie de descalificaciones y reprimendas en vivo y en directo, las cuales se han visto desde toda Europa; mientras desde la Comisión Europea se ha afirmado de una forma completamente tibia que "Se van a vigilar los pasos que dé el gobierno español con respecto al futuro del Estado de Derecho en España". En definitiva, discursos que caen en saco roto y que sólo ha servido para intuir lo que yo ya afirmé en mi última entrada: La Unión Europea no nos va a sacar las castañas del fuego. Algunos se han empecinado en exteriorizar la grave situación que vive España para denunciarlo ante las instituciones europeas y sólo han recibido una respuesta fría e insuficiente por parte del comisario de Justicia, Didier Reynders.

Ya dije, y lo vuelvo a decir hoy, que la única forma de paralizar esta locura es a través del Poder Judicial; y si éste finalmente permanece inactivo podemos darnos ya todos por jodidos. Pero que nadie se crea que la solución a la grave crisis política que vive España en estos momentos va a venir desde Europa. De hecho, y si me apuran, espero y deseo que la solución no venga del exterior, ya que el problema que padece España es una cuestión interna y debemos ser los españoles los que busquemos la solución, sin necesidad de recurrir a instituciones supranacionales de las que deberíamos de estar ya más fuera que dentro. Que nadie se engañe, ni desde Bruselas ni desde Estrasburgo se va a mover un solo dedo para frenar un problema que es nuestro, no de ellos.

Y reitero que si desde el Poder Judicial no se produce ninguna actuación que paralice todo esto, entonces quedará confirmado que el problema es el propio sistema político y judicial en sí, el cual no otorga ningún mecanismo nítido, independiente y eficaz para hacer frente a los abusos que desde el poder se realiza por parte de los individuos que lo conforman. No puede ser que el presidente del gobierno de España haga y deshaga a su antojo como si de un monarca absolutista se tratase y aquí nadie pueda hacer nada para detener a este individuo. Cuando llegamos al punto de que el personal se pregunta "¿Es que nadie puede parar a este tío?" significa que las cosas han ido ya demasiado lejos. Y eso es un problema cuyo origen está en la Constitución y en el resto de la legislación española al no prever este tipo de escenarios, los cuales deja a la ciudadanía desamparada frente a la actitud déspota y tiránica de los gobernantes de turno. De momento ya nos hemos llevado hoy una humillación en vivo y en directo desde Europa, veremos a ver qué será lo siguiente.

Volviendo a la reelección de Sánchez debo decir que me resultó curioso cuando el presidente anunció antes de ayer la composición de su nuevo gobierno. Algunos comentaban que iba a haber muchas sorpresas con los nombres de los nuevos ministros, pero nada más lejos de la realidad. Quitando el nombramiento de Óscar Puente como ministro de Transportes (Es descarado que Sánchez le ha devuelto a su leal palmero la defensa férrea que éste realizó en nombre de su jefe en el debate de investidura de Feijóo), los demás nombramientos son los de personajes desconocidos, inexpertos y aduladores de un tipo que no desea bajo ningún concepto que nada ni nadie le haga sombra. Algunos, incluido yo, creí en los rumores que señalaban al nombramiento de Zapatero como vicepresidente del gobierno o ministro de Asuntos Exteriores, como se ha comentado por ahí; pero es natural que ningún presidente (No sólo Sánchez) quiera fichar como vicepresidente o ministro a un ex-presidente del gobierno, ya que eso le quitaría protagonismo al actual jefe del ejecutivo, y eso es algo que ningún inquilino de la Moncloa está dispuesto a aceptar, y Sánchez mucho menos.

También se mencionó nombres como los de Ada Colau y otros, pero igualmente han quedado en nada. Eso sí, lo más llamativo ha sido (Aparte del nombramiento de Puente), el nombramiento de Mónica García (Médica y madre según ella) y la confirmación de Felix Bolaños como nuevo hombre fuerte del gobierno. Bolaños ocupa desde ayer los ministerios de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. El hecho de que un solo ministro sea el encargado de las gestiones de Presidencia (Poder Ejecutivo), Justicia (Poder Judicial) y Relaciones con las Cortes (Poder Legislativo) demuestra hasta qué punto la separación de poderes en España es más ficticia que el gobierno honrado y trabajador que el gran Martin Sheen lideró como presidente de Estados Unidos en la célebre y mítica serie "El Ala Oeste de la Casa Blanca". Con esta vacilada por parte de Sánchez con respecto a la separación de poderes, el presidente del gobierno se sitúa a la altura de su archienemigo interno, Alfonso Guerra, cuando el entonces vicepresidente del gobierno pronunció aquella polémica frase "Montesquieu ha muerto" tras aprobar el PSOE la Ley del Poder Judicial, la cual se cargaba de forma clara la independencia de los jueces en España.

Por otro lado, Yolanda Díaz se mantiene como vicepresidenta segunda a la vez que, acordado previamente con Sánchez, se ha quitado de en medio a Ione Belarra e Irene Montero y ha rematado definitivamente a Podemos al expulsarlos del gobierno. De esta forma Sánchez, a través de Díaz, ha conseguido fulminar a los de Pablo Iglesias y dejarlos en la irrelevancia más absoluta, algo impensable hace apenas cuatro años. Y es que Pedro Sánchez agranda su listado de enemigos abatidos por él, esta vez con aquellos con los que él dijo una vez que "No podría dormir tranquilo si los tuviese en el gobierno". Todo esto con la ayuda de su querida Yolanda. Una relación la de estos dos sujetos que, debo confesar sinceramente, que cada vez me deja más dudas sobre hasta qué punto llega. Sólo hay que ver la foto que he subido con esta entrada para ver la emoción y las ganas con las que Yolanda (Como la llama el propio Sánchez en público) se abalanza para abrazar, besar y tocar al jefe del gobierno cada vez que tiene ocasión. Yo si fuese Begoña me andaría con cuidado y agacharía la cabeza al pasar por las puertas de la Moncloa.

Con respecto a los pactos ya hablé sobre ello en mi última entrada. Mientras Sánchez haga efectivo sus pactos con Puigdemont, Junqueras y el PNV, la legislatura seguirá su curso. Si por el contrario Sánchez se echa atrás en un momento dado, la convocatoria de elecciones generales estará asegurada como consecuencia de la retirada de apoyo de sus socios. Ya he dicho que no doy a Pedro Sánchez más de dos años al frente del nuevo gobierno, aunque todo podría ocurrir y sorprendentemente Sánchez acabe disfrutando del Falcon hasta 2027 para postularse nuevamente en los próximos comicios y mantenerse en el poder tras ellos (Con independencia de que gane o pierda), lo cual nos llevaría a la perpetuidad del Sanchismo hasta el año 2031.

Y con respecto a Alberto Núñez Feijóo debo decir que aunque parezca que tiene los días contados (Que los tiene), no va a tirar la toalla tan fácilmente. Aunque Feijóo llegó en su momento para ir a la Moncloa y no a la oposición, también es consciente de que viene una legislatura infernal en la que están en juego muchas cosas, lo cual le dará la excusa perfecta para ir ganando apoyos mientras se mantiene al frente del PP afirmando que él garantiza la estabilidad y la tranquilidad. Pero por supuesto eso serán palabras que se llevará el viento si en algún momento Isabel Díaz Ayuso decide dar el paso y mandar a Feijóo de vuelta a Galicia, algo que no parece que vaya a ocurrir ni a corto ni a medio plazo.

En definitiva, tras vender España a cambio de los siete votos que le faltaban para lograr la investidura, Sánchez consigue salir reelegido mientras nombra un nuevo gobierno de aduladores e inútiles. Todo ello mientras las protestas en las calles comienzan a menguar, la tramitación del proyecto de ley de amnistía sigue su curso y ya se comienzan a elaborar los Presupuestos Generales del Estado mientras los socios del PSOE comienzan a prepararse para exigir el resto del botín a cambio de su aprobación; y sin dejar de lado el intento de asesinato contra Alejo Vidal-Quadras, donde uno de sus sicarios ha sido asesinado en un piso de Granada cuyo propietario es militante del PSOE. Comienza pues una legislatura en la que España se juega su futuro y su unidad territorial mientras Sánchez, como hizo con Feijóo durante el debate de investidura, se descojona vivo mientras la situación se le escapa de las manos. Como ya dije en mi última entrada, esto no ha hecho más que empezar, y viendo el desarrollo y la velocidad de los acontecimientos, nada presagia que vaya a terminar bien.

lunes, 13 de noviembre de 2023

Sánchez claudica ante Puigdemont


Hace un par de años salió a la venta un libro titulado "El proceso español", donde se narraba que con la moción de censura a Mariano Rajoy y la posterior llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa en junio de 2018 con el apoyo de los independentistas y los etarras se inició la extensión del procés catalán al resto de España, llevando al país a una situación de desestabilización que hasta ese momento existía sólo en Cataluña. Cinco años después de aquel momento se puede confirmar que lo publicado en ese libro es cierto. Lo ocurrido en estas dos semanas, pero especialmente en esta, donde Pedro Sánchez ha claudicado completamente ante Carles Puigdemont para asegurarse los siete votos que le faltan para ser reelegido presidente del gobierno, ha llevado a España a uno de sus momentos más trascendentales desde la instauración del sistema constitucional de 1978. 

El acuerdo hecho público este pasado jueves entre el PSOE y Junts confirma que Sánchez va a por todas a la hora de asegurarse su permanencia en la Moncloa hasta 2027, sin importarle lo más mínimo las graves consecuencias que, no ya para el país, que eso ya sabemos que le da igual, sino para él personalmente, le pueden acarrear en términos legales cuando comience a hacer efectivo los acuerdos alcanzados con el independentismo catalán y vasco. Unos acuerdos con Junts y ERC que van desde la aprobación de la famosa ley de amnistía (Que incluye el ya famoso término "Lawfare" o persecución judicial) hasta la celebración de un referéndum para decidir el futuro de Cataluña, pasando por la condonación de 15.000 millones de la déuda catalana y la inclusión de un mediador internacional a la hora de abordar las futuras negociaciones entre Sánchez y Puigdemont, así como la cesión de todos los impuestos a Cataluña y otras cuestiones.

Eso por un lado, por otro está el pacto al que se ha llegado con el PNV, en donde se ha acordado la reforma del Estatuto de Gernika, un referéndum para el reconocimiento del País Vasco como nación, la creación de una Seguridad Social vasca, así como tener éstos su nacionalidad propia, etc. En definitiva, una claudicación sin precedentes por parte del actual presidente en funciones hacia el independentismo catalán y vasco con el único propósito de permanecer en el poder a toda costa. Todo ello en medio de unas protestas sociales sin precedentes que desde hace poco más de una semana se llevan produciendo en la sede del PSOE por parte de la ciudadanía, la cual contempla atónita e indignada cómo Sánchez encamina al país a una grave crisis constitucional de enormes proporciones que veremos a ver cómo acaba, aunque nada indica que vaya a terminar bien.

A todo esto hay que sumarle las manifestaciones convocadas por el PP en contra de la amnistía, las cuales se han producido hoy en toda España y que algunos aseguran que han sido de las más multitudinarias que se han producido desde la instauración de la Constitución española en 1978. Por otro lado está también el intento de asesinato que el mismo jueves se produjo hacia el que fuera presidente del PP catalán, Alejo Vidal-Quadras, lo cual empeora aún más si cabe la grave situación que en estos momentos atraviesa España y que todo presagia que sólo es el inicio de lo que está por venir. Todo ello mientras se rumorea que mañana el PSOE registrará en el Congreso de los Diputados la ley de amnistía, conociéndose por fin el texto que ha redactado y acordado el gobierno con Puigdemont y ERC. Sólo entonces se sabrá hasta dónde ha capitulado Sánchez con Puigdemont y Junqueras. 

Personalmente debo decir que todo lo que está ocurriendo no es más que la confirmación, una vez más, de la ambición ilimitada de Pedro Sánchez por continuar en el poder al precio que sea. ¿Debe esto sorprender? A mí, desde luego, no. Si por algo se ha caracterizado Sánchez desde su llegada a la primera línea política hace ya casi diez años es por su absoluta falta de moralidad, escrúpulos y principios. Lo que se está viviendo en estos momentos no es más que otro capítulo de lo que Sánchez denomina "Cambios de opinión" dentro de su "Manual de supervivencia". Una supervivencia que, en mi opinión y contradiciéndome a mí mismo de lo que afirmé en julio, va a llegar a su fin más pronto que tarde. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que Sánchez ha cruzado ya todas las líneas rojas y se ha situado a sí mismo frente a la Justicia, la cual es la única institución en España que en estos momentos puede detener los planes del actual presidente del gobierno. 

Y es que Pedro Sánchez ha decidido abiertamente imitar a Puigdemont cuando éste decidió en 2017 hacer volar por los aires España al celebrar el referéndum del 1 de octubre y la posterior declaración de independencia del 27 de ese mismo mes. Sánchez, al igual que Puigdemont en 2017, se ha montado en el tren del desacato a la Constitución y ha cruzado el Rubicón cual Julio César se tratase, sabiendo ya que no tiene vuelta atrás. Lo ocurrido estos días, que insisto, es sólo el inicio de lo que está por venir, únicamente puede acabar con Sánchez destituido de su cargo y rindiendo cuentas ante el Tribunal Supremo acusado de alta traición o bien con el fin de la unidad territorial de España; no hay más. No contemplo en absoluto ni una moción de censura, que con toda seguridad sería fallida, ni una repetición electoral a estas alturas de la historia. Sánchez sabe que no puede ir de nuevo a elecciones en enero teniendo a una gran parte de la población en su contra y con las calles ardiendo figuradamente y literalmente. Su oportunidad para seguir en el poder es ahora o nunca.

Si al desacato de Sánchez le sumamos las protestas diarias en las calles y el intento de asesinato contra Vidal-Quadras tenemos como resultado una situación insólita y peligrosa que va a tener consecuencias devastadoras más pronto que tarde. El futuro de España está ahora mismo en peligro por la ambición desmedida de un tipo que personalmente creo que ni él es consciente del peligro en el que ha metido, no ya al país, sino a sí mismo al asegurar su continuidad en el gobierno a cambio de hacer volar por los aires la legalidad vigente. Ya dije en su momento que todos los presidentes del gobierno hasta la fecha se han ido de la Moncloa por "La puerta grande" y Sánchez no iba a ser menos. Ahora puedo decir que este tipo se va a ir por "La puerta suprema", superando a todos sus predecesores en el cargo. Y es que si Sánchez cree que a pesar de haber pactado con Junts, ERC, Bildu y el PNV no ya un pacto de investidura sino de legislatura va a acabar su mandato en 2027, e incluso salir reelegido para permanecer en el gobierno hasta 2031, como si aquí no hubiera pasado nada es que está más loco de lo que pensaba. 

Sánchez podrá permanecer en el gobierno hasta 2024 o, como mucho, hasta 2025. Después de ahí ya se puede ir olvidando de la Moncloa, puesto que el Poder Judicial será con toda seguridad el que lo haga caer; y si finalmente no es así, entonces es cuando debemos agarrarnos, ya que nada ni nadie detendrá a este sujeto, el cual ya ha demostrado abiertamente ser un peligro público. O Sánchez da con sus huesos en la cárcel gracias a la intervención judicial (Que ya se está movilizando) o España se va a la mierda; no hay otro escenario posible. De nada sirven las continuas súplicas de algunos paletos hacia el rey para que éste actúe como garante de la unidad de España, ni las llamadas constantes hacia el PP y VOX para que tomen medidas contra el jefe del gobierno, ni los ruegos diarios al paje de Page para que sus diputados castellanomanchegos voten en contra de la investidura de su propio jefe, ni los constantes auxilios a la Unión Europea para que intervenga. 

Ni el rey va a actuar, ya que ni lo desea ni puede hacerlo, aunque quisiera, puesto que la Constitución le incapacita para ello, ni Feijóo ni Abascal van a recurrir al artículo 102 de la misma para que el Congreso debata y apruebe la responsabilidad criminal del presidente del gobierno, ni García-Page va a jugarse su chiringuito y su futuro político para autosacrificarse por el bien de la patria, como algunos imbéciles provenientes de la derecha política y mediática le piden, creyendo éstos que el barón socialista es un "Hombre de Estado" y antagónico a Sánchez, ni la Unión Europea va a mover un dedo por nosotros. Que se olvide todo el mundo de ello. La única solución la tiene el Poder Judicial, lo cual deja patente las graves lagunas que tiene este sistema, el cual como ya he dicho en otras ocasiones es el origen de todos los males que tenemos, aunque eso ya es otro tema. 

En definitiva, España se sitúa en estos momentos más allá del abismo como consecuencia de la sed de poder de una sola persona, algo más propio de una república bananera que de un país europeo, lo cual deja que pensar sobre lo que opinarán los países de nuestro entorno en estos momentos. Supongo que el primero en haberlo pensado ya será el canciller alemán Olaf Scholz, el cual se quedó durante casi tres horas encerrado junto a Sánchez en la subdelegación del gobierno en Málaga como consecuencia de las protestas que había fuera del edificio contra el presidente del gobierno. Como ya he dicho anteriormente, esto es sólo el principio, y aunque el debate de investidura y la formación del nuevo gobierno será con toda seguridad esta semana, esto no va a suponer más que el inicio de unas concesiones extremas por parte de Sánchez hacia sus socios de forma diaria. 

Unos socios que tienen atado a Sánchez de pies y manos y saben que a la más mínima duda por parte del presidente a la hora de hacer efectivas sus concesiones, éstos lo dejarán caer a la primera de cambio, sobre todo Puigdemont, que es quien tiene la llave de la mayoría y quien desde Bruselas decide el futuro de España y del gobierno en estos momentos. Así pues, este es el grave y lamentable escenario en el que se encuentra España en estos momentos: en la de un país y un presidente del gobierno en manos de un prófugo de la Justicia, junto con terroristas y delincuentes. Esto es lo que los españoles han votado en julio (Por mucho que algunos se la den ahora de estafados) y esta es la España de 2023: la de Sánchez y Puigdemont, o lo que es lo mismo: las dos caras de la misma moneda. 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Leonor de Borbón, ¿Reinará?


La jornada de hoy en la que se ha vivido el juramento a la Constitución de la princesa de Asturias, Leonor de Borbón, coincidiendo con su mayoría de edad (Felicidades, por cierto) es una muestra más de cómo este país es tan fácil de manipular por parte de unos y de otros. Y es que lo celebrado hoy en Madrid supone algo más que una mera ceremonia donde la hija mayor de Felipe VI y Letizia Ortíz se convierte de forma oficial en heredera de su padre. Lo vivido hoy supone la confirmación de la continuidad de la Monarquía Borbónica en la persona de Leonor de Borbón cuando ésta asuma la Jefatura del Estado español dentro de unos años.

Buena prueba de ello ha sido el aplauso interminable de casi cinco minutos en el que los miembros del Congreso y del Senado han ovacionado a la princesa y a toda la familia real tras el juramento de la joven que hoy ha cumplido dieciocho años. Un aplauso que demuestra que aunque los gobiernos de turno destruyan España sin compasión ni disimulo alguno, ello no llevará implícita la destrucción de la Monarquía que a día de hoy encarna Felipe VI y que con toda probabilidad y visto los últimos acontecimientos encarnará el día de mañana su hija Leonor.

Hace treinta y siete años, cuando el entonces príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, juró la Constitución ante su padre, el rey Juan Carlos I, este acto supuso la puesta de largo del heredero y el comienzo de su actividad pública. Lo de hoy va más allá, ya que no son pocos los que hoy han definido la jornada como el comienzo de "Un tiempo nuevo". Cualquiera que escuchase estos comentarios y viese la relevancia que se le ha dado a este evento creería que estábamos presenciando no ya el juramento de Leonor como princesa heredera, sino su juramento como nueva reina de España, o al menos el juramento de una joven que de forma inminente será la nueva Jefa del Estado español. 

Y es que los continuos comentarios de los cortesanos (Que no periodistas) halagando las virtudes de la princesa de Asturias (Que las tendrá, seguramente. No seré yo quien critique a una cría de dieciocho años) y recordando que va a ser sí o sí nuestra futura reina, la cual simboliza el periodo de una nueva era para la Corona española, demuestra hasta qué punto algunos anhelan de forma desesperada y por encima de todo la continuidad dinástica de los Borbones en España, a pesar del fracaso que ha supuesto el liderazgo de la Monarquía sobre el régimen del 78, el cual sigue desangrándose por momentos como consecuencia de las ambiciones desmedidas de Pedro Sánchez por continuar gobernando al precio que sea. 

Un Pedro Sánchez que es sólo una parte de los graves problemas que arrastra este país desde hace ya cuatro décadas y media y que refleja las enormes lagunas de un sistema que nació hace cuarenta y cinco años con el abuelo de la protagonista de hoy y que en estos momentos seguramente esté abandonando España de nuevo tras haber pasado sólo unas horas con su nieta al habérsele prohibido asistir a su toma de juramento. Una decisión que personalmente (Y quien me haya leído alguna vez sabe que no soy monárquico) no comparto, ya que por muchas que sean las razones por las que el rey Juan Carlos lleva tres años exiliado de España, eso no exime que se le niegue el tratamiento de un ex Jefe del Estado que ha sido rey de este país durante cuarenta años. 

Yo he sido el primero que he criticado y sigo criticando los actos y el comportamiento desvergonzado de Juan Carlos durante todos sus años de reinado, pero el hecho de tratar ahora a éste como el abuelito molesto al que es mejor dejar en casa y sacarlo a pasear solamente de noche demuestra hasta qué punto se le ha dado la vuelta a las cartas para presentar a Juan Carlos I como un demonio personificado a la par que se expone a Felipe VI como un ángel lleno de virtudes y ejemplaridad, el cual no ha cometido un sólo fallo jamás, ni sabía bajo ningún concepto de las actividades corruptas y delictivas realizadas por su augusto padre. Otra prueba más de cuán fácil de manipular es la sociedad española. 

Seguramente los cortesanos y miserables que viven del sistema de 1978 crean completamente que Felipe VI no ha cometido ningún error en estos nueve años que lleva al frente de la Jefatura del Estado, y que si se produce la amnistía que hace sólo un par de horas han acordado el PSOE con ERC no habrá ninguna justificación para culpar al monarca cuando éste sancione la ley que reconocerá a su vez a España como un Estado fallido y represor. Si el rey es un mero florero que no tiene capacidad jurídica dentro de la legalidad para vetar una ley que va en contra de lo que representa una democracia occidental y europea no pasa nada, ya que todos menos el rey tendrán la culpa de lo que haya ocurrido, incluida la ciudadanía. 

Ya lo dejó caer la ex portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, hace unas semanas cuando dijo que al rey no se le debe de exigir que haga algo cuya obligación es de los españoles. Una mentalidad que no es propia siquiera de la Edad Media. Es decir, si el gobierno del PSOE y sus socios están legislando en contra de la legalidad y están poniendo en grave riesgo la reputación de España, deben ser los ciudadanos los que se echen a la calle para partirse la cara; eso sí, al rey hay que dejarlo descansar tranquilo y no molestarlo para salvar el país, ya que de eso se debe de encargar el populacho plebeyo. 

Y no hablemos ya de las Fuerzas Armadas, cuyo único cometido es el de ser enviados bajo el mandato de Naciones Unidas a tierras perdidas de la mano de Dios donde hay "Guerras pacíficas". Lo dicho, ni en la Edad Media se tenía esa mentalidad tan retrógrada y elitista que algunos defienden abiertamente y con orgullo con el simple propósito de caerle en gracia al rey y evitar que éste se moje en un asunto que es de extrema gravedad. Al menos en la Edad Media los monarcas eran los primeros en ir al campo de batalla al frente de sus ejércitos para defender sus reinos; aquí ni eso. 

Aún así, y a pesar de la inutilidad obvia que ha demostrado tener a un Jefe del Estado que está atado de pies y manos ante lo que decida el gobierno de turno (Aunque esas decisiones vayan en contra de los intereses generales de España), la Monarquía española no parece que vaya a desaparecer ni a corto, ni a medio ni a largo plazo. Algunos llevan ya tiempo trabajando incesantemente en hacer creer en la utilidad de una institución inútil, y con lavados de cara hacia esa institución por parte de los medios y la promoción insistente que se está haciendo con respecto a una chiquilla que, es de justicia decirlo, es inocente de los errores y las gestiones que sus mayores han realizado, tenemos ya el plato servido para que el populacho trague durante al menos otros cuarenta años más con la Monarquía Borbónica. 

Y es que ya lo decía muy sabiamente mi profesor de Historia cuando yo estaba estudiando en la Universidad y debatíamos sobre por qué los franceses tardaron tanto tiempo en acabar con la Monarquía tras el estallido de la Revolución Francesa: "Los pueblos son muy tolerantes y permisivos con sus reyes" decía; y qué verdad es. Para que el populacho asalte Versalles o el Palacio de Invierno debe existir una situación límite que haga que el pueblo no perdone más a sus reyes y decidan que la única solución es destronarlos, y eso en un país como España en donde la manipulación y el sectarismo forman parte de la vida cotidiana del país, hace imposible que avancemos hacia una sociedad que tenga la autocrítica suficiente para saber a dónde estamos llegando, quiénes son sus responsables y cuáles son las soluciones que hay que llevar a cabo. 

En definitiva, y como respuesta a la pregunta de esta entrada, yo mismo me autorespondo a la misma: Sí. Leonor de Borbón llegará a reinar en España dentro de unos veinte años, más o menos. Quizás antes, durante y después de que llegue ese momento se vuelva a repetir la operación que desde hace diez años venimos sufriendo con respecto a la imagen tan diferente que se algunos quieren transmitir de Felipe VI con respecto a Juan Carlos I. Machacar, cuando llegue el momento, la imagen del monarca saliente (Felipe VI) en favor de la imagen de la monarca entrante (Leonor). Es por eso que hoy, al ver en directo la sesión del juramento de la princesa de Asturias y contemplar cómo el padre besaba orgullosamente a su hija dije "Padres e hijos hoy, rivales mañana", ya que, por desgracia, ese es el desenlace en la mayoría de las relaciones entre un monarca y su heredero: la lucha de un heredero por arrebatarle el trono a su padre el día de mañana. 

Está claro que con los aplausos tan interminables como vergonzosos que hoy se han realizado hacia la familia real se corrobora una vez más que la columna vertebral del régimen del 78 es la Monarquía que encarna actualmente Felipe VI. La Corona es la representación suprema y visible de este sistema corrupto que nos ha llevado al desastre como Estado-Nación, y si por salvar la Monarquía y por ende al sistema hay que pegarle un tiro en el pie al rey como si de Froilán se tratase, se hará (Por cierto, aprovecho para felicitar a Froilán de Todos los Santos, ya que en los momentos que escribo estas líneas estamos ya en noche de Halloween y por ende en festividad de Todos los Santos; aunque este sí que no tiene de santo ni de inocente nada, por mucho que sus nombres ocupen todas las onomásticas del año). Todo vale a la hora de salvaguardar el sistema y a todos los que viven de él. Ya se hizo hace nueve años y nada ni nadie impedirá que se vuelva a hacer si las circunstancias así lo exigen. 

Por ello quienes crean que Felipe VI es una especie de Alfonso XIII del Siglo XII, el cual pondrá el fin definitivo a la dinastía de los Borbones en España está muy equivocado. Esa misma percepción tenía yo hasta hoy al ver el acto de juramento. Cuando terminé de verlo llegue a la conclusión de que hay Borbones para rato. Ni Felipe VI es Alfonso XIII ni la situación actual nos va a llevar a una nueva República en España, por mucho que Sánchez y toda la izquierda independentista y terrorista destrocen el país. Y es que si de algo se puede sacar claro con la jornada histórica que se ha vivido hoy es que desgraciadamente España puede ser destruida, pero la Monarquía y el régimen del 78 no.

Y es que ni al PSOE, actualmente en el gobierno, ni al PP el día de mañana les conviene que en España haya un cambio de régimen, ya que, entre otras muchas cuestiones, es más fácil para ellos tener a un Jefe del Estado monigote que al estar falto de legitimidad democrática no tiene ninguna función constitucional para vetar las leyes que le remite el Parlamento, que sufrir a un presidente de la República de un partido político distinto al del partido que ostenta el poder ejecutivo, el cual sí puede ejercer esa función como consecuencia de su legitimidad democrática al ser elegido por el pueblo o por el Parlamento y darle más de un quebradero de cabeza al Jefe del Gobierno de turno cada dos por tres.
 
En resumen, Adolfo Suárez sabía muy bien lo que hacía cuando en 1976 camufló la monarquía dentro de la Ley para la Reforma Política con el objetivo de querer legitimar por la puerta de atrás a una Monarquía que según reconoció él en una entrevista en 1995, todas las encuestas daban por perdida en favor de una República si se celebraba un referéndum en aquel momento. Unas encuestas (Las poquísimas que salen sobre este asunto) que actualmente vuelven a situar a la República por encima de la Monarquía en caso de celebrarse un referéndum sobre la forma de Estado en estos instantes. Pero como ya he dicho antes, y con el objetivo último de salvaguardar los intereses de la Monarquía y del sistema de 1978, ya hay y habrá muchos Adolfos Suárez en el presente y en el futuro que se encargarán de que las aguas vuelvan a su cauce; o como dicen algunos, se encargarán de "Cambiarlo todo para que todo siga igual". En definitiva, un escenario de terror, propio e idóneo de esta noche de Halloween en la que escribo esta entrada.