En estos días se conmemora el centenario de uno de los acontecimientos más relevantes en la historia de España durante el Siglo XX: El golpe de Estado liderado por el general Miguel Primo de Rivera en septiembre de 1923. Un suceso que ocasionó un antes y un después en el ya agónico Sistema de la Restauración, ya que tras los convulsos acontecimientos que sufrió España en 1917 (Una revolución fallida similar a la rusa en la que se rebeló parte de la clase política, una facción del ejército y por último gran parte de la sociedad española), la degradación del Sistema, la grave crisis política y social que sufría el país, la crisis militar del Annual en 1921 durante la Guerra del Rif en Marruecos y por último la apertura del famoso Expediente Picasso proporcionó que en 1923, parte del ejército se sublevase contra el gobierno y decidiese poner ley y orden en un país donde el caos reinaba en todos sus rincones.
Y es que no era para menos, ya que la deriva que llevaba tomando el Sistema desde 1898, y sobre todo, desde 1917 exigía que alguien con determinación y coraje se pusiese a la cabeza del Estado para cortar de raíz todos los problemas que el país venía sufriendo desde hacía años. Ese alguien fue el general jerezano Miguel Primo de Rivera (Padre del futuro fundador de La Falange, José Antonio Primo de Rivera), el cual lideró el levantamiento que parte del ejército realizó en aquel convulso año 1923. Un golpe que tenía por objetivo el de remediar los males del país, pero por otro lado el de parar la hemorragia que amenazaba con llevarse por delante el Sistema de la Restauración.
Sobre este escenario son muchas las voces que han discrepado en estos cien años sobre la posibilidad o no de que el entonces rey Alfonso XIII estuviese implicado en el golpe de Estado militar. Personalmente creo que sí lo estaba. ¿Las razones? La situación era límite para España en aquel momento, pero también para el propio monarca, que se vio implicado en aquel entonces en el ya denominado Expediente Picasso (Expediente en el que se depuraba a los responsables militares de la crisis del Annual dos años antes). En dicho expediente se reflejó como últimos responsables al propio Alfonso XIII como Jefe del Estado y Capitán General de las Fuerzas Armadas y al por entonces Alto Comisario de España en Marruecos (Una especie de gobernador en el territorio), el general Dámaso Berenguer.
Pues bien, tras el pronunciamiento de Primo de Rivera la madrugada del 13 de septiembre desde Barcelona (Por aquel entonces era Capitán General de Cataluña), el rey Alfonso XIII (El cual se encontraba en San Sebastián de vacaciones) regresa de inmediato a Madrid y el día 15 de septiembre destituye al gobierno presidido por Manuel García Prieto y respalda el golpe de Estado, nombrando a Primo de Rivera (Que llega ese mismo día a Madrid procedente de Barcelona) presidente del gobierno. Tras tomar posesión como jefe del gobierno, lo primero que hace Primo de Rivera es formar un Directorio Militar, disolver las Cortes, suspender la Constitución de 1876 redactada por Cánovas y poner fin al corrupto y caciquil Sistema de la Restauración, convirtiéndose España en una monarquía dictatorial.
Eso por un lado, por otro cabe destacar que una de las primeras medidas de Primo de Rivera fue la de dar carpetazo al Expediente Picasso, lo cual corrobora mi tesis de que la implicación de Alfonso XIII en el golpe es clara y notoria, ya que uno de los principales sujetos que se vieron beneficiados de las consecuencias del golpe fue el mismo rey al ver cómo las Cortes jamás llegarían a analizar y discutir un expediente en el que el propio monarca figuraba como responsable último del desastre militar ocurrido en Annual. Algo peor le fue a Dámaso Berenguer, el cual sí fue declarado culpable por lo ocurrido en Annual por un Tribunal Militar en 1924, pero amnistiado pocos días después por el propio Alfonso XIII (En realidad la amnistía iba dirigida no sólo a Berenguer sino también a todos los implicados y condenados en la derrota de Annual).
Volviendo a Primo de Rivera hay que destacar la creación del único partido existente durante su régimen: la Unión Patriótica, un partido con el cual buscaba dejar atrás el caciquismo y la corrupción sistemática hasta entonces, siendo esta una de las decisiones más relevantes que el militar jerezano realizó durante el periodo que comprende el Directorio Militar (1923-1925). Posteriormente se produce la segunda y última etapa del dictador andaluz al frente del gobierno: el Directorio Civil (1925-1930). Es a partir de entonces cuando Primo de Rivera decide crear la Asamblea Nacional Consultiva, una especie de Parlamento (De hecho la sede era el propio edificio de las Cortes) pero sin capacidad decisoria y que sólo servía como asesoramiento al gobierno.
Por otro lado decide crear el único sindicato existente durante todo su periodo de gobierno: la Organización Corporativa Nacional; y por último decide poner en marcha un proyecto para una nueva Constitución, la cual no llega a entrar en vigor finalmente como consecuencia del creciente rechazo y oposición que este proyecto llegó a provocar debido a los amplios poderes que el documento ya redactado le otorgaba al rey, un poder aun más amplio del que ya disfrutaba Alfonso XIII con la Constitución de 1876, que no era más bien poco. También decide suprimir en 1925 la denominada y polémica Mancomunidad de Cataluña (Institución creada en 1914 y compuesta por las cuatro diputaciones provinciales catalanas); mientras que en 1927 se produce el fin de la Guerra del Rif, lo cual provoca un respiro en la sociedad española, cuya economía (Basada en la nacionalización y el proteccionismo) también mejora considerablemente; a lo que se suma la Exposición Iberoamericana de Sevilla y la Exposición Internacional de Barcelona, ambas celebradas en 1929 y que mejoró la imagen de España a nivel mundial.
Sin embargo las cosas comienzan a torcerse cuando ese mismo año estalla el Crack del 29 y la economía tanto en España como en el resto del mundo se hunde. La dictadura comienza progresivamente a perder apoyos en el propio sistema (Aunque ya ésta arrastraba un declive de pérdida de apoyos desde mucho antes) y se producen varios intentos de golpes de Estado a lo largo del año 1929. Es entonces, quizás incluso antes, cuando Alfonso XIII ve peligrar su puesto al ver cómo la dictadura que él mismo había apoyado se va deteriorando a pasos acelerados. Y es ahí cuando Primo de Rivera se ve traicionado por el rey al darse cuenta de que los intereses del monarca van por libre y decide buscar apoyos a última hora para dar un nuevo golpe de Estado en enero de 1930 a través del ejército, con el fin de mantenerse en el gobierno, expulsar a Alfonso XIII del poder e instaurar una República.
Lógicamente ese golpe de Estado nunca se consumó, ya que los militares estaban hartos de Primo de Rivera y deseaban pasar página cuanto antes de su periodo al frente del gobierno. Tras verse traicionado por todos, Primo de Rivera presenta su dimisión al rey a finales de enero de 1930, el cual acepta encantado, y nombra, ni más ni menos, que a Dámaso Berenguer (Que desde la amnistía había ejercido como Jefe de la Casa Militar del Rey) como nuevo presidente del gobierno con el objetivo de volver al Sistema de la Restauración y a la reactivación de la Constitución de 1876, la cual seguía suspendida tras el golpe de Estado de septiembre de 1923. Tras sentirse traicionado, decepcionado y desengañado con todos, especialmente con el rey, Primo de Rivera decide exiliarse en Francia, muriendo en París de forma súbita e inesperada pocas semanas después. Una muerte bastante sospechosa que pilló por sorpresa a todo el mundo y de cuya extrañeza no se ha hablado nunca, pero que encierra, en mi opinión, bastantes interrogantes.
Alfonso XIII, por su parte, buscó sin éxito durante 1930 y 1931 volver a la situación previa a la del golpe de Estado de 1923, pero tanto los políticos, los militares y la propia sociedad española consideraban al rey un traidor al haber suspendido la Constitución de 1876 y un cómplice de la dictadura al haber respaldado a Primo de Rivera hasta que éste se fue quedando sin apoyos y lo cesó para asegurarse su supervivencia. Con Berenguer al frente del gobierno, Alfonso XIII quería a través de una dictadura (El gobierno de Berenguer seguía siendo parte de la dictadura originada en 1923, aunque algunos la denominasen como "Dictablanda") volver al escenario previo surgido en septiembre de 1923 como si el paso de Primo de Rivera por el gobierno jamás hubiese ocurrido. Con esto Alfonso XIII quería volver al corrupto sistema caciquil (Que el propio Primo de Rivera combatió durante sus años en el gobierno) mientras hacía oídos sordos a lo que todo el mundo exigía a gritos: un cambio urgente de régimen, cuya llegada inminente se visualizó con el llamado Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, donde toda la oposición republicana, desde la derecha hasta la izquierda, pactó la transición inmediata de la Monarquía a la República.
Tras un convulso año 1930 en el que todo el mundo conspiraba contra Alfonso XIII (Hubo hasta un intento fallido de proclamación de la República en diciembre de ese mismo año), el propio rey decide en febrero de 1931 destituir a Berenguer y nombrar al almirante Juan Bautista Aznar como nuevo presidente del gobierno. Es entonces cuando Aznar traza un plan que consistía básicamente en la convocatoria de unas elecciones municipales para el 12 de abril de 1931 y unas posteriores elecciones generales para junio de ese mismo año. Todos daban por hecho que las elecciones municipales iban a ser un plebiscito Monarquía-República; pero Aznar, partidario del sistema caciquil al igual que el rey, confiaba en que la corrupción electoral en las zonas rurales darían un resultado favorable en toda España a los cada vez más debilitados y solitarios partidos monárquicos.
La sorpresa viene el 12 de abril de 1931 cuando, efectivamente ganan los partidos monárquicos en las zonas rurales gracias al sistema caciquil, pero en las grandes ciudades (Donde el caciquismo no tenía poder ni influencia alguna) ganan las formaciones republicanas. Es entonces cuando tras sondear a la Guardia Civil liderada entonces por el general Sanjurjo y comprobar cómo la Benemérita también le da la espalda, Alfonso XIII se da cuenta de que no tiene ni un sólo apoyo para poder seguir en el trono y hacer frente a una Guerra Civil contra los republicanos. Finalmente el 13 de abril lanza un comunicado a la nación anunciando su salida del poder y al día siguiente abandona España desde el puerto de Cartagena, marchando al exilio como el propio Primo de Rivera hizo un año antes. Ese mismo día, 14 de abril, la Monarquía cae y se proclama en España la II República. Finalmente, y tras tomar parte en la Guerra Civil y financiar al Bando Nacional con el fin de que Franco le restaurase en el trono de España una vez finalizada la guerra (Escenario que no se produjo y que provocó que Alfonso XIII se sintiese traicionado por Franco), el que fuera jefe del Estado español muere de una angina de pecho en un hotel lujoso de Roma en 1941; diez años después de perder el poder a través de un plebiscito no oficial, siendo este uno de los peculiares casos en los que un rey abandona el poder a través del veredicto de las urnas. Lo que vino después de Alfonso XIII ya es otra historia que he contado por aquí en más de una ocasión.
Volviendo al tema que nos ocupa (El golpe de Estado de 1923) debo decir que a pesar de los errores de Primo de Rivera, creo que sus intenciones y sus logros fueron buenos en términos generales (España necesitaba urgentemente en 1923 un giro de timón y Primo de Rivera, en parte, lo consiguió), pero pecó al confiar en un tipo sin escrúpulos como Alfonso XIII. El golpe de Estado que propició su llegada al gobierno sólo sirvió para retrasar la caída de la Monarquía española ocho años más tarde. Quizás sin el golpe de Estado de 1923, el Sistema de la Restauración hubiese caído entre 1924 y 1926, aunque creo que la II República, con independencia de cuándo hubiese comenzado, hubiese sido igual de desastrosa, sectaria, polarizada, divisoria y tensa como la que se instauró en 1931. Una República cuya llegada se daba por descontada quizás incluso desde la revolución fallida de 1917, la cuestión era el momento en el que se iba a producir su instauración.
Por otro lado debo añadir el hecho de que uno de los principales apoyos que tuvo Miguel Primo de Rivera desde la oposición fue el del propio PSOE, liderados por Francisco Largo Caballero y Julián Besteiro. Algo que quizás deberían anotar en su larga historia los propios socialistas, ya que son muy dados a reivindicar su pasado (Del cual no deberían sentirse tan orgullosos, pero ese es otro tema). Por no hablar del poco respeto que han tenido con la memoria del hijo de aquél a quienes los líderes del PSOE apoyaron en su momento. Sí, me estoy refiriendo a José Antonio Primo de Rivera, al que los socialistas primero fusilaron y luego han exhumado, demostrando con ello un enorme desprecio hacia la figura del fundador de La Falange e hijo de un dictador que ellos mismos apoyaron. Supongo que no les será demasiado fácil explicar a su electorado cómo apoyaron en su momento a un régimen que tanto el propio Primo de Rivera como Alfonso XIII comparaban con el régimen fascista liderado por Benito Mussolini. De hecho fue el rey Alfonso XIII el que, en una visita de Estado a Italia acompañado por Primo de Rivera, le dijo al rey Víctor Manuel III la famosa frase "Ya tengo a mi Mussolini" (En referencia al militar andaluz, lógicamente).
Personalmente no encuentro grandes similitudes entre Primo de Rivera y Mussolini, ni entre el régimen que el dictador español lideró en sus seis años como jefe del gobierno frente al que ejerció durante veinte años Mussolini como dictador en Italia. Por no hablar de las profundas diferencias tanto de origen como ideológicas de cada uno: Primo de Rivera provenía de una familia aristócrata, militar y de ideología conservadora; mientras que Mussolini era de origen obrero y de ideología socialista (Su padre era socialista y el propio Mussolini también lo fue hasta que fundó el Partido Fascista tras ser expulsado del Partido Socialista Italiano). Como se puede apreciar, ambos dictadores no tenían mucho en común en lo que respecta a sus procedencias sociales y a sus ideologías políticas.
Y ya para finalizar, con respecto a Alfonso XIII, debo decir que siempre me ha parecido uno de los personajes más nefastos que ha dado la historia reciente de España. De hecho en noviembre de 2017 ya hablé sobre él en profundidad. Considero que fue uno de los personajes principales que más hicieron por traer el caos y la división a este país tanto durante sus años de reinado como durante sus años en el exilio. Ya he comentado antes que estando exiliado en la Italia de Mussolini apoyó la Guerra Civil, financió al Bando Nacional, envió al propio Juan de Borbón al frente, aunque Franco cuando lo vio lo mandó de vuelta por donde había venido, e incluso se sabe que Mussolini mandó aviones a la guerra en apoyo a Franco gracias a la intervención del propio Alfonso XIII. Algo que se supone iba en contra de lo que los monárquicos siempre habían defendido cuando el rey abandonó el poder y España, como era el hecho de que el rey optó por retirarse para no causar una guerra civil en nuestro país; un pretexto que ha demostrado ser absolutamente falso con los datos que se han publicado por los historiadores posteriormente acerca del papel activo que jugó Alfonso XIII en la Guerra Civil desde el exilio.
Seamos serios, Alfonso XIII se fue en 1931 porque nadie estaba dispuesto a defenderlo, absolutamente nadie. Algo comprensible si tenemos en cuenta que hay autores de biografías sobre el monarca que destacan que tras los sucesos de 1917 y en medio de la Guerra del Rif, el rey barajó la posibilidad no ya de apoyar un golpe de Estado, sino de liderarlo él mismo, con el objetivo de erigirse como rey-dictador; una posibilidad que en Madrid le desaconsejaron de inmediato. Algo bastante grave si tenemos en cuenta que la Constitución de 1876 ya otorgaba amplios poderes al rey; poderes que parece ser que no le resultaban del todo suficientes a Alfonso XIII, ya que en lugar de reconocer sus errores a lo largo de su reinado desde 1902, creía por el contrario que él, que había sido el causante de los muchos problemas que ya padecía España, debía ser el que los corrigiese pero realizando un golpe de Estado para erigirse como dictador absoluto y ampliar aún más su poder. Lo cual demuestra una vez más que los Borbones nunca han sido gente de fiar y que quizás Fernando VII no fue el único rey pésimo con aires absolutistas que ha tenido nuestro país. Cabe destacar también, con respecto al golpe de Estado de 1923, que existe constancia de que Alfonso XIII, ya en el exilio, nunca reconoció que se había equivocado al apoyarlo. Todo lo contrario; se reafirmó en su decisión y reconoció que el único error que había cometido fue el de no activar el golpe mucho antes.
Esto que he comentado anteriormente son datos que vienen recogidos en libros biográficos sobre Alfonso XIII y que son en mi opinión de extrema gravedad. Pero en fin, creo que a las cosas se les dan la importancia que cada uno quiera darle, y aquí al personal no le interesa por los motivos que sean darle la relevancia y la importancia que en mi opinión tiene el papel que ha desempeñado en la historia reciente de España el rey Alfonso XIII. Pero es lo que tiene vivir en un país donde la mayoría cree que nuestra historia comenzó con la II República, la Guerra Civil y Franco. Seguramente el hecho de muchos de descubrir que existe historia más atrás de estos acontecimientos les resultaría, cuando menos, paradójico. Supongo que como dice el refrán "El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla", y quizás eso es lo que tenga que ocurrir (Y que sin duda ocurrirá más pronto que tarde, visto los acontecimientos) para que algunos descubran que la historia de España se remonta más atrás de 1931 y que por ende hay más acontecimientos y personajes de nuestro pasado que se deben conocer.
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