lunes, 24 de julio de 2023

23-J; Sánchez gana perdiendo


España tenía que elegir hoy entre susto o muerte y ha escogido finalmente muerte. Los resultados de las elecciones generales de esta noche demuestran que Pedro Sánchez (A pesar de lo que han ido pregonando por ahí los medios de derechas y sociólogos subvencionados como Narciso Michavila) está más vivo que todos nosotros juntos, y con él el gobierno Frankenstein y el proceso de demolición de la nación española y del sistema de 1978. Y es que se ha confirmado lo que yo llevo meses vaticinando, que era la posibilidad de que Pedro Sánchez pudiese reeditar el pacto con sus socios actuales a pesar de perder las elecciones. Y es que aunque el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo ha obtenido una decepcionante victoria de 136 diputados, el deplorable resultado del PSOE de Pedro Sánchez con 122 diputados (Dos más que en las últimas elecciones generales en noviembre de 2019) permite a éste mantenerse en la Moncloa hasta 2027, a pesar de haber perdido las elecciones, gracias a su pacto con Sumar de Yolanda Díaz (La cual ha obtenido un bochornoso resultado de 31 diputados y la cuarta posición) y con el resto de las formaciones independentistas, nacionalistas y etarras que lo auparon a la Moncloa en 2018 y que lo han ido manteniendo hasta ahora en el poder gracias a las constantes cesiones que Sánchez ha ido otorgando a sus socios a cambio de su apoyo parlamentario.

Unos apoyos que ahora se van a recrudecer con las nuevas exigencias que los etarras, independentistas y nacionalistas van a poner encima de la mesa al PSOE a cambio de su apoyo para la próxima legislatura; entre ellos los referéndums de independencia de Cataluña y el País Vasco, y con ello la ruptura de la unidad territorial de la nación española y el fin de ésta como Estado-Nación. En definitiva, cuestiones que a nadie le debe de extrañar a pesar de su gravedad, ya que los españoles sabían y muy bien lo que estaba hoy en juego. Aun así el pueblo español ha hablado y ha dejado dicho alto y claro que el futuro de España le importa un carajo. Y es que ya había dicho yo estas semanas que a los españoles les importa poco o nada las cuestiones políticas y/o sociales que estamos atravesando. A los españoles les da igual que este gobierno haya liberado a miles de asesinos, agresores, pederastas, etc con la famosa ley del Sólo Sí es Sí; a los españoles les da igual que el gobierno pacte con terroristas e independentistas las leyes más relevantes de la legislatura; y a los españoles les da igual que el gobierno esté llevando a cabo un plan que consiste en desmantelar el sistema de 1978, ya que al español medio lo que le importa es única y exclusivamente su bolsillo y la situación económica del momento. Esa y no otra es la razón por la que la izquierda, a pesar de haber perdido esta noche las elecciones, sigue teniendo mayoría parlamentaria para seguir gobernando.

Ya he dicho en otras ocasiones, y lo repito ahora, que la única posibilidad de que la izquierda pueda ser expulsada del gobierno es en un contexto de crisis económica como el que se vivió en 2011 o en 1996, y esa situación no se da en estos instantes en España. Por ello el resultado de las elecciones de esta noche no me ha sorprendido para nada, ya que a pesar de lo que vaticinaban las encuestas, era muy escéptico con respecto a ellas y con la posibilidad de que la derecha pudiese obtener hoy una mayoría absoluta para desplazar a la morralla que gobierna nuestro país desde hace cinco años y que en estos momentos se ha reforzado más que nunca, añadiendo a partir de esta noche al fugitivo Puigdemont como nuevo socio del gobierno Frankenstein, y posiblemente también al BNG. Cualquier socio es válido para Sánchez con tal de seguir gobernando; por eso la derrota de hoy ha sido una victoria para el actual presidente del gobierno, ya que ha salido ileso de unas elecciones que según algunos iba a ser tu tumba política. Desgraciadamente no ha sido así y Sánchez se ha demostrado que tiene todavía capacidad de resistencia suficiente como para rematar en los próximos años la grave crisis política y social (Falta por venir la económica) que atraviesa actualmente España. Un remate que sólo podrá producirse con la ayuda de sus socios, ya que Sánchez sabe que sus socios necesitan tanto de él como él de ellos, lo cual hace más factible su investidura y por lo tanto su continuidad al frente del poder. Con los resultados de hoy se corrobora que Sánchez es indestructible, y que esa continuidad suya al frente del poder puede superar incluso el tiempo de permanencia de Felipe González en el gobierno, el cual fue ni más ni menos que de catorce años. Ante este devastador panorama no sería descartable en absoluto que Sánchez esté al frente del ejecutivo hasta mínimo bien entrada la próxima década. 

Ya he dicho por otra parte que todos los presidentes del gobierno desde 1976 se han ido del ejecutivo por "la puerta grande" (Entiéndase el término de puerta grande como el de unas circunstancias graves y extraordinarias en las que se encuentra sumido el país en ese momento). Adolfo Suárez se fue del gobierno tras el 23-F, Leopoldo Calvo Sotelo tras la desaparición de su partido: la UCD, Felipe González en medio de una crisis económica y política en la que los casos de corrupción eran el pan nuestro de cada día, José María Aznar tras el 11-M, José Luis Rodríguez Zapatero con España al borde de la quiebra y del rescate financiero, y finalmente Mariano Rajoy, que con la moción de censura abandonó el gobierno tras el golpe de estado del 1-O y la declaración de independencia catalana. Por ello la salida de Sánchez del gobierno no terminaba yo de verla aún, ya que este tipo se va a ir de la Moncloa en medio de un escenario que difícilmente puedo predecir a día de hoy, pero que promete ser apoteósico. Ya lo demostró cuando el 1 de octubre de 2016 abandonó por la fuerza la secretaría general del PSOE tras descubrirse el intento de pucherazo que el propio Sánchez organizaba en su partido. Si la primera parte acabó como el rosario de la aurora, ¿Cómo no acabará esta segunda parte? De cualquier forma menos bien. Sánchez es un tipo sin escrúpulos sediento de poder, el cual no dejará el gobierno hasta que él quiera voluntariamente dentro de unos años, y que ahora, a pesar de haber perdido las elecciones, aceptará todo lo que Puigdemont, Junqueras y Otegui le exijan con tal de mantenerse en la Moncloa y poder continuar viajando en el Falcon, aunque eso suponga la ruptura territorial de España. 

En lo que respecta a Feijóo debo decir que tras los decepcionantes resultados de esta noche, su continuidad al frente del PP no la veo de momento en serio peligro. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que el PP no puede permitirse una nueva crisis interna sólo un año y medio después del revuelo que causó la crisis provocada por Pablo Casado, la cual acabó con su dimisión forzada al frente del partido. Otra cosa es que, en mi opinión, Feijóo sí debería dar un paso atrás como consecuencia de los resultados insuficientes que ha obtenido y dejar que Isabel Díaz Ayuso se haga por fin con el liderazgo del PP a nivel nacional (Escenario que insisto, no se va a producir, ya que eso supondría crear una nueva crisis que el PP no podría soportar). Y lo digo a pesar de que he visto en directo por televisión cómo los votantes del PP coreaban a gritos el nombre de Ayuso mientras hablaba el todavía presidente del PP y, aunque no lo parezca, ganador de estas elecciones generales. Ha resultado un poco chocante ver cómo el presidente del PP y ganador de las elecciones era interrumpido por los gritos en favor de la presidenta madrileña mientras hablaba desde el balcón de Génova, lo cual dice mucho del descontento que ahora mismo hay sobre Feijóo y sobre las expectativas tan altas que muchos tenían depositadas en él. ¿Qué sucederá a partir de ahora? Pues creo que Feijóo intentará resistir, ya que el PP, aunque no pueda formar gobierno, ha ganado las elecciones, por ello su intención será la de aguantar hasta 2027 y ser candidato de nuevo a la presidencia; el problema está en que el propio Feijóo no es consciente de que en 2027 quizás ya no haya ninguna España que presidir.

A pesar de que Feijóo tiene muy difícil (Por no decir imposible) la posibilidad de formar gobierno, ya hay algunos que están instando a que el líder de la oposición intente ir a una investidura con los apoyos de VOX, UPN, CC y el PNV, ya que la suma de estos pactos darían un total de 176 diputados, es decir, la mayoría absoluta. Personalmente no le veo sentido a este escenario, ya que los vascos han insistido en que con VOX no van "Ni a la vuelta de la esquina", un sentimiento que es recíproco por parte de los de Abascal hacia los nacionalistas. Por ello es imposible que Feijóo pueda llegar a un acuerdo con ambas formaciones a la vez, ya que los vascos exigirán que VOX no entre en un gobierno liderado por Feijóo, mientras que los de Abascal pondrán como condición sine qua non su entrada en el ejecutivo. Por no hablar de las condiciones que podrían plantear los canarios, los cuales tampoco son muy entusiastas de Abascal. En definitiva, por mucho que Feijóo haya dicho que planea ir a la investidura cuando el rey abra las consultas para proponer al candidato a la presidencia del gobierno, éste no tendrá los apoyos necesarios para ser investido, lo cual dará paso a una nueva ronda de consultas que acabará sí o sí con Sánchez como candidato a la presidencia del gobierno, a pesar de ser el partido perdedor en estas elecciones, pero que sí tiene a su alcance la mayoría para ser investido. Otra cosa diferente es que esa mayoría pueda resistir toda la legislatura. Yo personalmente creo que sí, pero eso es algo que ya se irá viendo conforme vayan pasando estos cuatro años.

En lo que respecta al bloqueo político que algunos están augurando ya y a la posibilidad de ir a unas nuevas elecciones a finales de este año o principios del que viene debo decir que no creo en absoluto que vayamos a ese escenario, ya que los números sí dan para formar gobierno, el problema está en que quien tiene la posibilidad de formarlo es por primera vez el partido que ha perdido las elecciones y no el que las ha ganado. Un escenario nuevo que nunca se había producido hasta ahora en España. Por otra parte hay que tener en cuenta que si Sánchez tiene en su mano poder ser investido ahora, ¿Para qué se va a arriesgar a ir a unas nuevas elecciones? Sería una apuesta bastante arriesgada en la que perdería más de lo que ya ha perdido esta noche. Y es que Sánchez ya sabemos todos que es un narcisista y un hijo de puta repugnante, pero no es tonto, y sabe que es mejor para él aprovechar esta oportunidad que rechazarla, y sabe también que la situación actual no es como la que se vivió entre 2015 y 2016, o la que se vivió ya con él como presidente en 2019; por ello dejará las cosas tal y como están y no se arriesgará a perder algo que en estos momentos ya tiene asegurado. A fin de cuentas, ya sabemos que tanto a Sánchez como a sus socios en general lo que les guía son única y exclusivamente sus intereses particulares.

Y por último me gustaría comentar otro resultado catastrófico por el que nadie ha asumido responsabilidades. Me refiero al descenso de VOX, el cual ha pasado de 52 diputados a 33. Un resultado del que el propio Santiago Abascal no ha asumido ninguna responsabilidad ni ha hecho autocrítica alguna, lo cual resulta bastante curioso, ya que esta postura es más propia de los líderes de los partidos tradicionales que de los partidos emergentes. Aun así es una postura que ya se vio con claridad durante los años en que Pablo Iglesias fue el máximo dirigente de Podemos, donde a pesar de la pérdida de apoyos electorales el entonces secretario general de los podemitas no asumió ninguna responsabilidad hasta que fue derrotado por Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas de 2021. Es lo que ocurre cuando los partidos políticos tienen de líderes a sujetos que se creen mesías imprescindibles para la supervivencia de su formación. Si en VOX hiciesen un poco de autocrítica y pidiesen responsabilidades a sus dirigentes por estos malos resultados creo que todavía podrían salvar los muebles de aquí a las próximas elecciones generales. Como esto lógicamente no se va a producir, VOX acabará siendo cada vez más irrelevante de aquí a 2027, igual que Sumar/Podemos y Yolanda Díaz (La cual debería dimitir también e irse a su casa a planchar como consecuencia de los malos resultados obtenidos esta noche). Lo ocurrido hoy es un primer paso a la vuelta del bipartidismo, lo cual se confirmará en las próximas elecciones, con independencia del momento en que éstas se produzcan.

En resumen, el PP pierde ganando unas elecciones generales que vaticinaban su regreso a la Moncloa tras cinco años en la oposición. Ese regreso creo que deberá esperar como muy pronto hasta el 2031, ya que estoy plenamente convencido después de lo ocurrido esta noche que la izquierda tiene asegurada su permanencia en el gobierno ocho años más como mínimo. Quizás alguno se haya acordado hoy de Mariano Rajoy y de su negativa a dimitir durante la moción de censura en 2018, lo cual hubiese imposibilitado para siempre la llegada de Sánchez a la Moncloa. Y es que algunos se pensaban que el regreso del PSOE en 2018 al gobierno iba a ser un visto y no visto, pero como se está comprobando, la cosa parece que va a ir para largo. Por otro lado queda demostrado que la apuesta de Sánchez por adelantar las elecciones en plenas vacaciones de verano ha sido una jugada maestra de la que, contra todo pronóstico, ha salido victorioso perdiendo. Y queda demostrado también que el presidente del gobierno es, con independencia de lo repugnante que nos resulte, un animal político que tiene más vidas que un gato y del que difícilmente se le podrá echar de la Moncloa. Y si finalmente eso ocurriese algún día, Sánchez ya se habrá llevado por delante a España también, y eso es algo que va a ocurrir sin lugar a dudas y con el respaldo de los españoles en esta próxima legislatura.

sábado, 8 de julio de 2023

Presidencia española de la UE; Entre la exhibición y las elecciones


Hace justo una semana que España ha asumido por quinta vez en su historia la presidencia rotatoria de la Unión Europea. La primera fue en 1989, con Felipe González, la segunda fue en 1995, de nuevo con González al frente del gobierno en su último año al frente del ejecutivo. La tercera fue con José María Aznar en 2002, mientras que la cuarta fue en 2010 con José Luis Rodríguez Zapatero. Mientras que las presidencias europeas de González y Aznar fueron bastante relevantes para España de cara al exterior, la de Zapatero brilló por su irrelevancia y pobreza. Sin embargo la presidencia europea que el pasado día 1 de julio ha comenzado Pedro Sánchez promete ser de todo menos indiferente. Ya el primer día de su presidencia la inició visitando Ucrania y al criminal Zelenski, al cual Sánchez prometió el respaldo tanto de España como de Europa cuanto tiempo sea necesario.

Como se puede ver, todo un respaldo a una guerra en la que Sánchez involucra no sólo a España sino también a la Unión Europea, poniendo a nuestro país en el ojo del huracán al apoyar una guerra en la que a nosotros nadie nos ha llamado. Pero claro, si hace veinte años la postura de Aznar de apoyar la guerra de Irak fue mal vista por todo el mundo, aquí el personal respalda el apoyo activo de nuestro país en una guerra cuyo desenlace parece no tener fin, y más tras el falso autogolpe de Estado perpetrado por Putin, en el que ha querido dejar nuevamente ante occidente su fortaleza y con ello las nulas posibilidades de que EEUU pueda sacarlo del Kremlin. Por ello más vale que Sánchez mantenga el pico cerrado y deje de meternos en problemas, ya que es mejor pasar desapercibido en estos momentos que ponerse gallito frente a Rusia. Pero claro, olvidamos que estamos hablando de Sánchez, y que para él toda oportunidad es buena para erigirse ante las cámaras como el salvador de Europa, la cual se encuentra en estos momentos en sus horas más bajas, como se puede apreciar por ejemplo en Francia, donde se está librando una guerra racial provocada por los inmigrantes que está asolando el país galo y que amenaza con extenderse no dentro de mucho tiempo por el resto de Europa.

Una Europa que parece estar calando ya a Sánchez. Buena prueba de ello es que esta misma semana, en una visita realizada por los altos cargos de la UE a Madrid para inaugurar la presidencia española, diez comisarios europeos se han ausentado a la hora de ser recibidos por Sánchez, lo cual demuestra hasta qué punto la imagen de este tipo es mal vista en el exterior. Pero eso a Sánchez le da exactamente igual, ya que tiene por delante unos meses en los que se va a poder fotografiar con mandatarios extranjeros, así como visitar buena parte del mundo en calidad de presidente rotatorio de la UE. En resumidas cuentas, aquí nuestro amigo va a estar en su salsa durante estos meses, en los cuales va a demostrar aún más si cabe su arrogancia y prepotencia. Ya dije en otras entradas y lo vuelvo a decir en esta que estoy seguro que Sánchez va a dar y mucho que hablar durante su periodo semestral como presidente europeo. Por cierto, una presidencia semestral en la que yo personalmente no encuentro sentido que siga existiendo, ya que desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la presidencia de la UE corresponde al presidente del Consejo Europeo y no al presidente rotatorio, como así ocurría hasta el año 2009. Pero bueno, la burocracia en Europa no conoce límites.

En esta quinta ocasión en la que España asume la presidencia semestral de la UE se produce un hecho que nunca se ha producido ni con González, ni con Aznar ni con Zapatero. Es el hecho de que la presidencia europea coincida con unas elecciones generales, las cuales se van a celebrar dentro de dos semanas y cuya campaña electoral ha comenzado hoy mismo. Creo que no me equivoco si auguro que Sánchez acabará de una forma u otra su presidencia semestral de la UE todavía instalado en la Moncloa. ¿Por qué razón? Por la sencilla razón de que según se está vislumbrando en las encuestas, la diferencia entre el PSOE y el PP comienza a reducirse, lo cual puede dar lugar a más de una sorpresa el próximo 23 de julio y por lo tanto a que la salida de Sánchez del poder no se torne inmediata. Y es que creo que el personal se está durmiendo en los laureles y cree ya que Sánchez es un cadáver político que sólo espera ser llamado desde Bruselas o Nueva York para tener un papel relevante ya sea en la OTAN, ya sea en la UE de forma permanente, y nada más lejos de la realidad.

El propio Sánchez ya ha dejado claro que si Feijóo gana las elecciones generales, él volverá al escenario de 2015/2016 con Rajoy, es decir, al escenario del "No es no", el cual supondría la negativa absoluta por parte de Sánchez y del PSOE de llevar a cabo el traspaso de poderes con el PP y de buscar una reedición de los pactos con los independentistas, etarras y podemitas para mantenerse en la Moncloa hasta el año 2027. La cuestión está, ¿Y si los números no dan? Pues casi con toda seguridad que iremos a unas nuevas elecciones de aquí a finales de año o comienzos del próximo. Y si los números siguen sin salir y no hay mayoría ni en favor de la derecha ni de la izquierda, pues iremos a unas terceras elecciones y a las que hagan falta. El mismo Sánchez estuvo dispuesto a ello antes de que el propio PSOE se lo cargase políticamente en la famosa jornada del 1 de octubre de 2016. La diferencia de lo que está ocurriendo ahora con el escenario que se vivió en 2015/2016 radica en que por entonces era el PP quien gobernaba, siendo además el partido que ganó tanto las elecciones de 2015 como las de 2016, mientras que el PSOE de Sánchez estaba en la oposición. Ahora, si el PP gana las elecciones o consigue sumar mayoría con VOX (Opciones que cada día veo más improbables conforme están transcurriendo los acontecimientos), estaríamos en un escenario en el que el partido que todavía está en el gobierno y que, presumiblemente, ha perdido las elecciones, se niega a aceptar el resultado de las urnas y buscaría los apoyos de donde hiciesen falta para mantenerse en el poder y evitar la llegada del partido que hubiese ganado las elecciones, que en este caso sería el PP. Un escenario bastante peligroso que veremos a ver cómo acaba, ya que Sánchez llevará a cabo esta búsqueda de pactos para mantenerse en el gobierno con independencia de si gana o pierde. 

Si a eso le sumamos la torpeza absoluta de la derecha a la hora de pactar los gobiernos autonómicos, como ha sido el caso de la peculiar Guardiola en Extremadura hasta hace unos días, o de López Miras en Murcia en estos momentos, tenemos ya el plato servido para que la izquierda se aproveche de la situación. Por otro lado está el hecho de que el PP se ha creído que estamos en 2011 y que Sánchez es Zapatero, y nada más lejos de la realidad. Si algo ha demostrado Sánchez es que puede resucitar cuando todo el mundo lo da por muerto políticamente hablando, y lo mismo sucede con el PSOE. De hecho tanto en 1996 como en 2011, el cambio de gobierno se produjo como consecuencia de las crisis económicas que hubo en su momento. Una situación que aunque es inminente que suceda de nuevo, todavía no ha estallado en el escenario en el que nos encontramos. Por ello creo que la situación se está volviendo cada vez más parecida no ya a 1996, sino a 1993, cuando Aznar tenía todas las posibilidades de alcanzar la Moncloa según las encuestas, y finalmente su victoria fue arrebata por Felipe González contra todo pronóstico. ¿Por qué ocurrió esto? Por la sencilla razón de que por entonces las consecuencias de la crisis económica, aun siendo ya notorias en 1993, no lo eran tan profundas como en 1996, fecha en la que sí se produjo el cambio de gobierno. Con esto quiero decir que a la izquierda en España sólo se la echa del gobierno cuando la situación económica del país es agónica, y no cuando la cuestión se basa en cuestiones políticas y/o sociales como consecuencia de leyes nefastas y antidemocráticas como la ley del Sólo Sí es Sí, la ley de Memoria Democrática, etc. Por no hablar de la alta movilización que tiene la izquierda cuando ve peligrar su permanencia en el poder. Y si a todo eso le sumamos que Sánchez habla abiertamente y con rotundidad de que van a dar la vuelta a las encuestas y que van a ganar las elecciones, además de hablar de que le van a acusar de pucherazo cuando gane (Dando ya por hecha la victoria), tenemos blanco y en botella. Por ello, más le vale a Feijóo (Al cual, lamentándolo mucho, sigo sin ver en la Moncloa), al PP e incluso a Abascal y a VOX que se anden con cuidado, ya que a Sánchez no se le derrota tan fácilmente, lo cual quiere decir que nada está ganado y que todavía hay partido por delante, quizás incluso hasta después del 23-J.