jueves, 23 de junio de 2022

Andalucía es de derechas


Este pasado domingo se ha producido en Andalucía lo que nunca se pensó que fuese a suceder: El PP ganaba las elecciones autonómicas del sur de España por mayoría absoluta. Unos resultados por los que yo personalmente no apostaba, ya que aunque las encuestas daban una victoria holgada al partido de Juanma Moreno, no creía que esa gran victoria se traduciría en una mayoría absoluta con la que desde ahora, el Partido Popular, a diferencia de lo ocurrido en estos tres años, podrá gobernar de forma cómoda, a su antojo, y sin presiones externas. 

Unos resultados que para muchos suponen el fin de una etapa, ya que aunque el PP pudo formar gobierno por primera vez en 2019 en la Junta de Andalucía, no ha sido hasta ahora cuando el centro derecha español ha ganado las elecciones de forma mayoritaria en la tierra del socialismo español, pasando de veintiséis escaños a cincuenta y ocho, provocando un terremoto político en el escenario nacional en el que algunos ya vislumbran el fin del gobierno de Sánchez y la vuelta del PP a la Moncloa, esta vez con Feijóo al frente.

Hay que reconocer que estos resultados suponen un grave daño para el PSOE andaluz y para el PSOE en su conjunto, ya que Andalucía ha sido el gran feudo de la izquierda española durante cuarenta años, y ahora el sur de España le ha girado la cara a la izquierda apostando por otros cuatro años más de Moreno y los populares al frente de la Junta de Andalucía. Pero no nos engañemos, queda todavía mucha legislatura por delante y el PSOE no va a dar su brazo a torcer tan pronto, aunque su feudo haya caído en manos del PP. 

Sánchez sabe que esta puede ser su última legislatura, y por ello aguantará cuanto pueda en la Moncloa sin necesidad de convocar elecciones generales. Un escenario que podría producirse aunque se rompa el gobierno del Frente Popular con Podemos. Debemos tener en cuenta que a mediados de 2023 Sánchez recogerá el testigo y se convertirá en presidente rotatorio de la Unión Europea. Un escenario que no creo que el todavía presidente del gobierno quiera perderse por nada del mundo. Por si esto fuese poco, la crisis económica y energética, sumado a las consecuencias que para España tendrá la prolongación de la guerra en Ucrania pueden provocar una crisis social que conlleve la salida del PSOE del gobierno, lo cual es motivo más que suficiente para Sánchez de no convocar elecciones por el momento, con o sin ruptura del gobierno de coalición. 

Por otro lado debo decir que aunque algunos se empeñen en lo contrario, no soy yo quien ve a Alberto Núñez Feijóo de presidente del gobierno. Cabe añadir que VOX ha pinchado fuertemente en estas elecciones andaluzas, donde de doce escaños ha pasado a catorce, provocando un fracaso en la candidatura de Macarena Olona, la cual muchos esperaban que rozara los treinta diputados. Por este motivo, no se sabe todavía muy bien si el efecto VOX comienza a desinflarse, o por el contrario estos malos resultados son una excepción y los de Santiago Abascal volverán con fuerza para las elecciones autonómicas y municipales del año que viene. 

Por ello me reafirmo cuando digo que sigo sin ver a Feijóo en Moncloa. Si el efecto VOX comienza su declive, en las próximas generales los conservadores podrán obtener un mal resultado que provoque la imposibilidad de llegar a un número mayoritario de diputados junto al PP para llegar a algún tipo de acuerdo que permita echar al PSOE de la Moncloa. Otro caso diferente es si, como creen algunos, el bipartidismo ha vuelto tras casi una década desaparecido. Si el PP comienza a remontar en detrimento de VOX y logra unos resultados aceptables que le permitan formar gobierno, en este caso la llegada del ex presidente de Galicia a la Moncloa sería un hecho.
 
Sea cual sea el escenario, hay que aceptar que el bloque de la derecha española para ganar las elecciones estará formado por el PP y VOX, dejando por fin de lado a Ciudadanos, los cuales han pasado de estar en el gobierno de la Junta de Andalucía a desaparecer del mapa político andaluz. El bloque de la derecha ya es una cuestión de dos, y quizás siempre lo fue, ya que personalmente nunca consideré a Cs como un partido no ya de derechas, sino simplemente de centro derecha. Los naranjitos han comenzado su declive, y esto, a diferencia de lo ocurrido con VOX sí es un hecho, por mucho que Inés Arrimadas se empeñe en negarlo.

En definitiva tenemos un periodo bastante interesante y tenso de aquí a las elecciones generales, las cuales insisto en que creo que serán en enero de 2024. Hasta entonces no habrá nada que hacer, ni aunque el PP consiga en solitario una mayoría holgada en las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023. Hasta entonces solo queda esperar a que la crisis económica que ya tenemos a las puertas sea lo menos traumática posible y que el tiempo pase lo suficientemente rápido para deshacernos cuanto antes de Pedro Sánchez y compañía. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.