viernes, 24 de junio de 2022

Mucho más que un chantaje


La crisis que vive España con Argelia ha llegado a su culmen hace unos días cuando el gobierno de dicho país anunció la cancelación de todo tipo de relación y acuerdos con nuestra nación como consecuencia de la decisión tomada por Pedro Sánchez con respecto al Sáhara Occidental hace unos meses. Una decisión la del gobierno de Argelia que llega en el peor momento posible para España. En medio de una gran crisis energética y a las puertas de una nueva crisis económica, el país que más suministra gas a España decide cancelar las relaciones con nosotros por motivos de una decisión política tomada por el presidente del gobierno que todavía escapa a la comprensión de todos. 

Y es que no son pocos los que han afirmado que Marruecos tiene información sensible sobre Pedro Sánchez como consecuencia del espionaje Pegasus. Una información que tendría cogido por los huevos al jefe del gobierno y que sería por este motivo por el que Sánchez ha decidido claudicar ante nuestro país vecino e histórico enemigo y aceptar la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara. Pero aquí no queda la cosa, ya que hace unos días, el ex-director del ABC, Bieito Rubido ha asegurado que Estados Unidos maneja todavía información personal aún más sensible sobre Pedro Sánchez que la que podría manejar Marruecos en estos momentos y con las cuales le han realizado un chantaje que ha puesto a España bajo una peligrosa situación.

Una situación en la que uno se pregunta ¿Qué tipo de información manejan tanto EEUU como Marruecos como para que Sánchez se haya acojonado y decidido a aceptar las directrices que provengan desde Rabat? Sea cual sea la información tiene que ser lo suficientemente grave para que Marruecos haya chantajeado a Sánchez y éste haya convertido un chantaje personal en un chantaje al Estado español, provocando una de las mayores crisis diplomáticas de las últimas décadas. Crisis que vino acompañada de una visita relámpago del ex-presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y el ex-ministro de Exteriores de su gobierno, Miguel Ángel Moratinos a Marruecos para apoyar y respaldar desde allí la decisión de Sánchez con respecto al Sáhara. 

Claro, uno ve que estalla una crisis con Argelia en la que está Marruecos metido de por medio, y acto seguido ve cómo Zapatero viaja a Tánger para respaldar ante el gobierno marroquí la decisión del gobierno español y uno se pregunta ¿Por qué coño Zapatero está siempre metido en todos los líos concernientes a Marruecos? ¿Hay algo que se nos escapa de todo esto? Debe de ser muy grave la información que maneja Rabat sobre Sánchez y quién sabe sobre si alguien más para que Zapatero haya ido a nuestro país vecino a respaldar las políticas del actual gobierno. 

Pero por muy grave que sea esa información, me temo que los españoles no tendremos conocimiento de ella nunca, puesto que es más conveniente tener a un tipo chantajeado de manera permanente que sacar el material con el que se hace el chantaje. Por otro lado, si la información afecta no ya a Pedro Sánchez sino al partido que él lidera y por este motivo fue Zapatero a Tánger, no creo que los marroquíes sean tan tontos de pegarse un tiro sobre el pie si es que la cosa va por donde algunos creemos. Por otra parte no se puede permitir que en un país que teóricamente es democrático se mantenga en la presidencia del gobierno a un tipo del cual dos países manejan información grave sobre él, y que de estos dos uno esté chantajeando a éste en contra de los intereses del país que él preside. ¿Dónde se ha visto semejante escenario tan surrealista? 

En un país medianamente serio se habría pedido ya la cabeza política del presidente del gobierno y la convocatoria urgente de elecciones generales, y si éste se negase a ello, a la presentación inmediata por parte de la oposición a una moción de censura. Estamos pues ante un escenario de grave tensión política y diplomática como consecuencia de un chantaje personal hacia el presidente del gobierno. Esta grave situación solo se resolvería convocando elecciones generales de forma urgente y que el gobierno salido de las urnas retire la decisión que ha tomado Pedro Sánchez con respecto al Sáhara y que ha ocasionado la ruptura de nuestras relaciones con el principal país exportador de gas a España. Esto debería ocurrir en un país democrático, pero claro, vivimos en España y nada de eso va a ocurrir. Por ello, y como todavía tenemos mucha legislatura por delante, es seguro que los países que contengan información sobre Sánchez seguirán haciéndole chantaje permanente aunque eso vaya contra los intereses de España pero en favor de los intereses personales del propio Sánchez. Esto es lo que nos queda y lo que nos espera hasta enero de 2024. Estas son las consecuencias de tener a un gobierno enemigo de España instalado en la Moncloa.

jueves, 23 de junio de 2022

Andalucía es de derechas


Este pasado domingo se ha producido en Andalucía lo que nunca se pensó que fuese a suceder: El PP ganaba las elecciones autonómicas del sur de España por mayoría absoluta. Unos resultados por los que yo personalmente no apostaba, ya que aunque las encuestas daban una victoria holgada al partido de Juanma Moreno, no creía que esa gran victoria se traduciría en una mayoría absoluta con la que desde ahora, el Partido Popular, a diferencia de lo ocurrido en estos tres años, podrá gobernar de forma cómoda, a su antojo, y sin presiones externas. 

Unos resultados que para muchos suponen el fin de una etapa, ya que aunque el PP pudo formar gobierno por primera vez en 2019 en la Junta de Andalucía, no ha sido hasta ahora cuando el centro derecha español ha ganado las elecciones de forma mayoritaria en la tierra del socialismo español, pasando de veintiséis escaños a cincuenta y ocho, provocando un terremoto político en el escenario nacional en el que algunos ya vislumbran el fin del gobierno de Sánchez y la vuelta del PP a la Moncloa, esta vez con Feijóo al frente.

Hay que reconocer que estos resultados suponen un grave daño para el PSOE andaluz y para el PSOE en su conjunto, ya que Andalucía ha sido el gran feudo de la izquierda española durante cuarenta años, y ahora el sur de España le ha girado la cara a la izquierda apostando por otros cuatro años más de Moreno y los populares al frente de la Junta de Andalucía. Pero no nos engañemos, queda todavía mucha legislatura por delante y el PSOE no va a dar su brazo a torcer tan pronto, aunque su feudo haya caído en manos del PP. 

Sánchez sabe que esta puede ser su última legislatura, y por ello aguantará cuanto pueda en la Moncloa sin necesidad de convocar elecciones generales. Un escenario que podría producirse aunque se rompa el gobierno del Frente Popular con Podemos. Debemos tener en cuenta que a mediados de 2023 Sánchez recogerá el testigo y se convertirá en presidente rotatorio de la Unión Europea. Un escenario que no creo que el todavía presidente del gobierno quiera perderse por nada del mundo. Por si esto fuese poco, la crisis económica y energética, sumado a las consecuencias que para España tendrá la prolongación de la guerra en Ucrania pueden provocar una crisis social que conlleve la salida del PSOE del gobierno, lo cual es motivo más que suficiente para Sánchez de no convocar elecciones por el momento, con o sin ruptura del gobierno de coalición. 

Por otro lado debo decir que aunque algunos se empeñen en lo contrario, no soy yo quien ve a Alberto Núñez Feijóo de presidente del gobierno. Cabe añadir que VOX ha pinchado fuertemente en estas elecciones andaluzas, donde de doce escaños ha pasado a catorce, provocando un fracaso en la candidatura de Macarena Olona, la cual muchos esperaban que rozara los treinta diputados. Por este motivo, no se sabe todavía muy bien si el efecto VOX comienza a desinflarse, o por el contrario estos malos resultados son una excepción y los de Santiago Abascal volverán con fuerza para las elecciones autonómicas y municipales del año que viene. 

Por ello me reafirmo cuando digo que sigo sin ver a Feijóo en Moncloa. Si el efecto VOX comienza su declive, en las próximas generales los conservadores podrán obtener un mal resultado que provoque la imposibilidad de llegar a un número mayoritario de diputados junto al PP para llegar a algún tipo de acuerdo que permita echar al PSOE de la Moncloa. Otro caso diferente es si, como creen algunos, el bipartidismo ha vuelto tras casi una década desaparecido. Si el PP comienza a remontar en detrimento de VOX y logra unos resultados aceptables que le permitan formar gobierno, en este caso la llegada del ex presidente de Galicia a la Moncloa sería un hecho.
 
Sea cual sea el escenario, hay que aceptar que el bloque de la derecha española para ganar las elecciones estará formado por el PP y VOX, dejando por fin de lado a Ciudadanos, los cuales han pasado de estar en el gobierno de la Junta de Andalucía a desaparecer del mapa político andaluz. El bloque de la derecha ya es una cuestión de dos, y quizás siempre lo fue, ya que personalmente nunca consideré a Cs como un partido no ya de derechas, sino simplemente de centro derecha. Los naranjitos han comenzado su declive, y esto, a diferencia de lo ocurrido con VOX sí es un hecho, por mucho que Inés Arrimadas se empeñe en negarlo.

En definitiva tenemos un periodo bastante interesante y tenso de aquí a las elecciones generales, las cuales insisto en que creo que serán en enero de 2024. Hasta entonces no habrá nada que hacer, ni aunque el PP consiga en solitario una mayoría holgada en las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023. Hasta entonces solo queda esperar a que la crisis económica que ya tenemos a las puertas sea lo menos traumática posible y que el tiempo pase lo suficientemente rápido para deshacernos cuanto antes de Pedro Sánchez y compañía.