40 años después nos encontramos ante una España sumida bajo un gobierno criminal y asesino, el cual alienta a los sectores más radicalizados de la izquierda a salir a la calle e incendiar la vía pública como actos de protesta por la entrada en la cárcel del "Rapero" Pablo Hásel, un terrorista disfrazado de músico que ha cometido desde su posición popular un enaltecimiento al terrorismo de forma pública y vomitiva, así como unas declaraciones de injurias contra la corona. Tras el posterior juicio y fallo judicial que ha provocado la entrada en prisión de este individuo han faltado minutos para que esa izquierda progre, simpatizante del terrorismo vasco y del independentismo catalán, antiespañola y caracterizada por un odio extremo hacia todo y todos los que vayan contra sus ideales salga a la calle en forma de masa para incendiar las calles de Barcelona y provocar escenas de tensión en otras ciudades de España como Madrid, Lérida, Pamplona o Granada. Una situación que ha recordado un poco a lo que yo en su día denominé como la "Semana trágica del siglo XXI" que fue la reacción del independentismo catalán a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés catalán.
Pues bien, con este panorama tan desolador como vergonzoso se producirá mañana en el congreso la conmemoración del fracaso del 23-F a la que asistirá Felipe VI, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Pablo Casado, Santiago Abascal, etc. Un panorama en donde los propios ministros del PSOE han acusado a los ministros de Podemos de alentar los disturbios y calentar el ambiente en las calles. Una acusación que también han secundado el PP y algunos de C's, entre ellos Inés Arrimadas, pero que VOX no ha suscrito, ya que consideran tan alentadores de igual modo a los miembros del PSOE como a los de Podemos. Una posición que personalmente yo comparto en su totalidad. En España no existen dos gobiernos, sino uno solo. Y si parte de ese gobierno alienta a una parte concreta de la ciudadanía a realizar lo que conocemos como "Terrorismo callejero" no es solo una parte determinada de ese organismo colegiado la culpable de estos hechos, sino de todos sus miembros con independencia de que pertenezcan a un partido u otro.
Pero eso parece que no les interesa comprenderlo a determinados sectores y sujetos, ya que quieren hacer creer que lo que se ha vivido esta semana en Cataluña y en ciertas partes del resto de España no ha sido más que la reacción violenta de los cachorros de Podemos, los cuales han recibido la orden de sus amos de salir y caldear nuevamente el ambiente. De esta forma la culpa iría directamente hacia Podemos y excusaría al PSOE de los movimientos violentos que la izquierda ha vuelto a perpetrar esta semana, lo cual podría darle a Sánchez la oportunidad de sacrificar de una vez a Iglesias y compañía para así volver al centro y pactar nuevamente con las fuerzas constitucionalistas, como acaba de hacer Sánchez con Casado en lo que respecta a la reforma del Consejo General del Poder Judicial. Un pacto que dicho sea de paso es bastante curioso, ya que el PSOE acepta por primera vez en mucho tiempo en volver a pactar con el PP, pero a la misma vez pacta con Podemos mientras les promete a los populares que los podemitas no formarán parte del nuevo CGPJ. Toda una maniobra política artística de la que solo es capaz de realizar un tipo sin escrúpulos ni sentimientos llamado Pedro Sánchez.
Y es que parece que hay todavía gente a la que les jode ver cómo el PSOE y Podemos no son más que dos caras de la misma moneda (Al igual que también lo son el PSOE y el PP. Basta con mirar el acuerdo al que antes he hecho referencia sobre el CGPJ). Para algunos el PSOE sigue representando el partido constitucionalista y leal que nunca ha sido ni en el sistema de 1978, ni en el sistema de la Restauración, ni en el de la II República. El PSOE siempre ha usado a lo largo de su dilatada historia los métodos que estamos viendo en los últimos años provenientes de la izquierda juvenil y proterrorista. Una juventud absolutamente radicalizada y totalitaria en la que para un niñato es más honorable el nombre de Pablo Hásel, el de Arnaldo Otegi o el de Oriol Junqueras que el de Miguel Ángel Blanco. ¿Por qué sucede esto?, ¿Qué ha ocurrido para que este país fuese en 1997 una España unida que luchaba contra el terrorismo a ser en 2021 una España fragmentada e incluso en muchos sectores simpatizadora del terrorismo? Ha ocurrido que en estos 20 años se ha llevado a cabo desde las instituciones educativas un adoctrinamiento atroz en lo que respecta a los últimos 100 años de la historia de España y a los personajes que vivieron en ese periodo. A unos se les santifica, a otros se les demoniza. Esta juventud no conoce de la historia de España más atrás del 14 de abril de 1931. Han crecido y educados engañados ante el activismo absoluto del sector educativo y ante la pasividad absoluta de los padres de esos niñatos, los cuales serán el futuro de mañana. ¿Cómo será ese futuro? Solo hay que verlos para comprender lo que se nos avecina. Y si esta generación actúa así, ¿Cómo no actuarán las generaciones de sus hijos y sus nietos?
Lo ocurrido esta semana con la entrada en prisión de Hásel y los acontecimientos que se han vivido en Cataluña y otras zonas del resto de España demuestran que para las nuevas generaciones, tipos como éste y como los terroristas encarcelados por sus crímenes o los políticos catalanes en prisión por su participación en el procés catalán son las víctimas de un sistema totalitario en donde no existe la libertad de expresión ni el Estado de Derecho. Y mientras la imagen de España ante el resto del mundo se sigue dañando por criminales y masas de niñatos tan violentos como ignorantes, dentro de unas horas se volverá a hablar de Antonio Tejero, de Alfonso Armada, de Juan Carlos I, de Adolfo Suárez, de Jaime Milans del Bosch, etc. En definitiva, de una operación de Estado. De ese mismo Estado que se está desintegrando gracias a masas que apoyan a radicales como Hásel, ahora convertido en mártir por la izquierda liderada por Sánchez e Iglesias. La misma izquierda que hacía 40 años asesinaban de un tiro en la nuca o por medio de una bomba colocada debajo de los coches y que hoy gozan del respeto y de la admiración del gobierno. El mismo gobierno que pretende recortar derechos y libertades cuando hablamos de la Guerra Civil o el régimen de Franco, y que se echa las manos a la cabeza cuando un cabrón como el llamado "Rapero" anima a asesinar a Policías, Guardias Civiles, afiliados o simpatizantes de partidos con ideologías diferentes a la suya, etc. Esta es la España de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Esta es la España que vivimos 40 años después desde el 23-F.