domingo, 29 de diciembre de 2019

Una década histórica

Cuando estamos a menos de 72 horas para que se ponga fin a la que en mi opinión ha sido la década más tensa e histórica que ha vivido España desde los años 70, creo que es justo por mi parte que escriba esta entrada, la última de esta década que ha provocado un cambio total en España desde el 1 de enero de 2010. Nuestro país ha vivido todo tipo de situaciones extremas e históricas en estos diez años: Reformas constitucionales, estados de alarma, rescate de nuestro sistema financiero, miembros de la familia real sentados en el banquillo, corrupción generalizada, cambios de jefes de estado, cambios de gobierno, crisis política, golpes de estado en forma de declaraciones de independencia, protestas, movilizaciones y agitaciones en las calles, crisis constitucionales, el fin del bipartidismo en España y la aparición del multipartidismo, los recortes sociales, el fin de ETA, la exhumación de Franco, atentados terroristas, el triunfo de España en el Mundial y la Eurocopa, etc.

Pero no solo en España ha habido cambios importantes. También en el mundo se han vivido cambios de gran calado: La victoria de Trump en 2016, la abdicación del papa Benedicto XVI y la elección del actual papa Francisco, el fin de los Castro en Cuba, la Primavera Árabe, el Estado Islámico, la guerra de Libia, la muerte de Chavez y la llegada de Maduro, la caída de Evo Morales, el Brexit, la crisis económica, la muerte de Bin Laden, la presidencia de Obama, etc.

Sí, mucho ha cambiado el mundo en esta década. Un mundo que se encuentra en estos momentos en uno de sus periodos más turbulentos y cuya humanidad se encuentra amenazada por la agenda global que desde ciertos sectores se nos está imponiendo a marchas forzadas. Una agenda global que tiene como objetivo la destrucción de nuestra sociedad, de nuestra religión, de nuestra cultura, de nuestros valores, y de nuestra historia. Una agenda en la que las naciones, las familias y el propio individuo pierde cada vez más fuerza en favor del Estado. O lo que es lo mismo, de aquello que el ex presidente estadounidense George Herbert Walker Bush denominó como "El Nuevo Orden Mundial". Pero no es de eso de lo que quiero hablar aquí esta noche, sino de lo que ha ocurrido en el mundo, pero en especial en España en estos ya diez históricos años.

Siempre he dicho que las décadas pares eran aquellas en las que había grandes acontecimientos a nivel global, mientras que las décadas impares eran aquellas en las que había grandes acontecimientos a nivel nacional. Y debo decir que a excepción de la década del año 2000, donde el mundo y España vivieron grandes acontecimientos que cambiaron el curso de su historia, mi teoría se ha cumplido nuevamente. Esta década será conocida como la década más convulsa e histórica que ha atravesado España desde la década de 1970, con los últimos años del Franquismo y el inicio de la transición. Mi década, la de los años 1990, fue una década en la que también hubo cierta tensión, pero esa tensión podemos decir que iba dirigida más para buscar el cambio político encarnado en José María Aznar, y para desbancar de una vez por todas a la persona que en aquellos convulsos años 90 simbolizaba el poder máximo en España: Felipe González. Pero a diferencia de los añorados años 90, lo que los españoles hemos vivido en esta década ha sido toda una serie de acontecimientos que ha provocado la caída de todas las personalidades físicas que ostentaban el poder en nuestro país a inicios de esta década que ahora termina.

Cuando comenzamos esta década de 2010, España se encontraba gobernada (O desgobernada, mejor dicho) por el PSOE del infame Rodríguez Zapatero, principal responsable de gran parte de los males que ahora acechan a España. En la jefatura del estado se encontraba desde 1975 el rey Juan Carlos. España presidía por cuarta vez la presidencia europea, esta vez con Zapatero al frente. Nuestro país vivía una situación límite, en donde el paro llegaba ya a los cuatro millones para posteriormente llegar a los cinco. El sistema financiero español estaba al borde de la quiebra. La Selección Española de Fútbol ocupaba las portadas de todos los periódicos tras marcar Iniesta el gol que le dio a nuestro país la victoria en el mundial por primera vez en su historia. Los primeros recortes sociales comenzaban su andadura por España, Cataluña daba el pistoletazo de salida al procés independentista tras el fallo que recortaba el estatuto catalán de 2006, y el gobierno de Zapatero declaraba por primera vez el Estado de Alarma como consecuencia de la huelga de controladores aéreos.

Cuando terminamos esta década y yo escribo en estos momentos estas líneas, España se encuentra nuevamente gobernada desde hace un año y medio por el PSOE, ahora en manos de un psicópata narcisista llamado Pedro Sánchez. El jefe del estado es desde junio de 2014 Felipe VI, ya que Juan Carlos I se vio obligado a abdicar tras la irrupción de Podemos y los desastrosos resultados electorales del bipartidismo en las elecciones europeas de aquel año y las investigaciones sobre el caso Noos afectaban cada vez más al ya ex-monarca, lo cual provocó que un grupo determinado de personalidades convenciese a contrarreloj a Juan Carlos para que cediese el testigo de una vez por todas al por entonces príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. Durante siete años ha gobernado el Partido Popular de Mariano Rajoy, el cual se ha visto las caras con el peor periodo conocido en España desde la Guerra Civil y al cual la corrupción provocó su salida del gobierno en junio del 2018 a través de la primera moción de censura que triunfa en España y tras un periodo de fuerte desgaste por parte de los populares. Cataluña se encuentra inmersa en todo un proceso independentista que llevó hace cinco años al entonces presidente de la generalitat, Artur Mas a convocar una consulta independentista. Posteriormente hace dos años las instituciones catalanas dieron un fallido golpe de estado contra la constitución al declarar de forma unilateral la independencia el 27 de octubre de 2017 tras convocar previamente un referéndum ilegal el 1 de octubre de ese mismo año que dañó y aún sigue dañando severamente la imagen de España en el mundo. La corrupción ha ocupado las portadas diarias de los principales periódicos. El PP, el PSOE, la monarquía, los sindicatos, la patronal, la banca, el sistema judicial, etc, se han visto afectados por todo tipo de escándalos de corrupción. Francisco Franco ya no descansa en el Valle de los Caídos. Desde el 24 de octubre de 2019, los restos del que fuera jefe del estado español durante cuarenta años reposan por orden y exhumación del gobierno de Sánchez en el panteón familiar de los Franco en el cementerio de El Pardo. Las heridas de la Guerra Civil se encuentran ahora más abiertas que nunca gracias a los movimientos del gobierno de Sánchez para desviar la atención de sus graves políticas. En octubre de 2017, tras la declaración de independencia, el gobierno de Rajoy aplicó junto con el apoyo del PSOE y de Ciudadanos el artículo 155 por primera vez en cuarenta años desde la instauración del sistema constitucional de 1978. Un 155 light que sirvió solo para cesar al gobierno rebelde de Carles Puigdemont y convocar inmediatamente unas elecciones anticipadas en Cataluña para diciembre de ese mismo año, las cuales dieron de nuevo la victoria a los independentistas, para humillación del gobierno y de España.

Cuando escribo estas líneas en esta madrugada ya del 29 de diciembre de 2019, España ha vivido cuatro elecciones generales en cuatro años. En 2016 Mariano Rajoy gobernó durante casi un año en funciones hasta que logró ser investido nuevamente como presidente del gobierno tras producirse en el PSOE un tsunami político que enterró y posteriormente resucitó al entonces líder de la oposición, Pedro Sánchez. En estos momentos, España se encuentra desde abril de este año con un gobierno en funciones, esta vez presidido por Sánchez, el cual está a punto de ser investido nuevamente como presidente del gobierno para la primera o segunda semana de este año próximo con el apoyo de los independentistas, etarras y la extrema izquierda, lo que provocará seguramente la ruptura final de España como nación en esta década que está a punto de nacer. Desde hace cinco años, España ha vivido cómo el sistema bipartidista se derrumbaba en favor de un cuatripartidismo, representado por un lado por el partido político de extrema izquierda, Podemos, y por el otro por un partido de centro-liberal de origen catalán llamado Ciudadanos. Desde este año, ese cuatripartidismo se ha convertido en un multipartidismo al agregarse un partido conservador a nivel nacional llamado VOX. A su vez, tras la salida del PP del gobierno hace un año y medio, Rajoy dimitió como presidente del partido y abandonó la política, siendo sustituido desde julio del 2018 por el actual líder de la oposición, Pablo Casado.

Cuando escribo esta entrada han pasado ya más de siete años desde que España solicitase en julio de 2012 a la Troika el rescate de nuestro sistema financiero, tras nacionalizar el gobierno de Rajoy la famosa entidad bancaria denominada Bankia, lo cual dio origen a la quiebra de nuestro sistema financiero. También ocurrió el año anterior la famosa reforma expres de la constitución. En agosto de 2011 y con la famosa prima de riesgo en máximos históricos, Zapatero propuso al congreso reformar el artículo 135 de nuestra carta magna, en donde se establecía que el pago de la deuda pública gozaba de prioridad absoluta frente a cualquier otro gasto del estado. Reforma que contó con el apoyo de Rajoy, el cual estaba ya a solo cuatro meses de alcanzar el Palacio de la Moncloa. Previamente, en mayo de ese año se produjo el estallido social en España al nacer la organización denominada "15-M", la cual exigía un cambio completo en el sistema político, social y económico en nuestra nación. España comenzó a partir de entonces a salir a las calles en protesta por los recortes sociales como consecuencia de la crisis económica o la corrupción generalizada. También en octubre de 2011, la organización terrorista ETA anunció en un comunicado su decisión de abandonar de forma definitiva la violencia. Siete años después, en mayo de 2018, ETA se disolvió completamente. Aun así, esta desaparición de ETA no ha salido gratis para desgracia de los españoles, ya que tanto el gobierno de Zapatero como el de Rajoy se comprometieron a dar a cambio a ETA su espacio político en las instituciones. A su vez en agosto de 2017, el terrorismo internacional volvió a atentar contra España trece años después del 11-M. En Barcelona y Cambrils el terrorismo yihadista realizó atropellos masivos que provocaron el asesinato de 16 personas. Por otra parte, en el año 2012, la Selección Española de Fútbol volvía a ganar cuatro años después la Eurocopa, provocando un breve paréntesis de alegría en el pueblo español, el cual ya estaba bastante sufrido por la crisis económica en aquel entonces. A su vez en el año 2013 se produjo la imputación de Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina por el caso Noos. Posteriormente en 2017, la Audiencia Provincial de Baleares condenó a Urdangarín a solo seis años de cárcel, mientras que la infanta quedó absuelta. Una prueba más de que, a diferencia de lo que afirmó en su mensaje de Navidad de 2011 el rey Juan Carlos, la justicia no es igual para todos. Eso sí, quién iba a decir que finalmente sería IU (Iñaki Urdangarín) quien acabase con el reinado de Juan Carlos I...

A nivel internacional las cosas tampoco han sido fáciles. En junio de 2016, los británicos votaron mayoritariamente a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo cual provocó la dimisión inminente de David Cameron como primer ministro británico, y su sustitución por Theresa May, la cual ha sido desalojada de Downing Street por su propio partido en favor del carismático Boris Johnson, el cual tiene ya preparado el escenario para abandonar definitivamente la UE el próximo 31 de enero del 2020. También en Estados Unidos hubo cambios. Contra todo pronóstico, el multimillonario y polémico empresario, Donald Trump vencía a la favorita del establishment mundial: la ex primera dama, Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016. Un Trump que ahora se juega la reelección para el año que viene, lo cual le coincidirá con el impeachmeant (Proceso de destitución) que los demócratas han presentado contra él hace unos días.

Incluso en el Vaticano se ha producido un relevo papal inaudito desde hace 600 años. Tras los continuos casos de corrupción que afectaban a la Iglesia, y en especial a la Curia Vaticana, Benedicto XVI anunció, en una decisión que todavía no se conoce sus verdaderos motivos, su abdicación y su posterior retirada de la vida pública en febrero de 2013. Un mes después, el cónclave eligió al arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, como nuevo papa, adoptando el nombre de Francisco. Con la elección de este papa (El cual es uno de los referentes mundiales del progresismo y los defensores de esa propaganda del NWO que algunos llaman "Agenda 2030") se producía por primera vez la llegada a la plaza de San Pedro de un obispo de Roma procedente de América.

También ha destacado en esta década la presidencia de Obama. Un tipo el cual se ha pasado el 80% de su presidencia haciéndose selfies y promocionando sus cualidades y su vida personal cual producto de marketing se tratase. Cabe destacar entre los "logros" de su presidencia el asesinato del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden en mayo de 2011. Y digo "logros" entre comillas puesto que nadie sabe con certeza qué ocurrió finalmente con el cadáver del líder de la organización terrorista y si finalmente fue asesinado o no, ya que ocho años después de su muerte, aun no existe ninguna prueba gráfica sobre dicho acontecimiento. Por no hablar del verdadero legado que ha dejado Obama y su querida ex secretaria de estado, Hillary Clinton, que no han sido otros que la creación y financiación del Estado Islámico, el cual ha bañado España y Europa (Sobre todo Francia) de sangre gracias al papel jugado por estos dos referentes del progresismo. El mismo papel que desempeñaron en la Primavera Árabe en 2011, donde EEUU tuvo gran protagonismo en los sucesos que acaecieron en este tiempo, donde se produjo la caída de Mubarak en Egipto, o la liquidación de Gadafi en Libia, en este último caso con una intervención militar de por medio en la que el gobierno de España con Zapatero al frente jugó un papel destacado... y todo ello sin grandes manifestaciones en las calles con el lema del "No a la guerra". Esta son una de las muchas ventajas de ser progres, que puedes ir a una guerra sin que te llamen "Asesino" o "Invasor". Por último destacar también los acontecimientos ocurridos en Cuba, donde en 2016 falleció el que fuera durante casi cincuenta años dictador en la Habana, Fidel Castro. Dos años después se produjo la retirada de su hermano, Raul Castro de la presidencia de Cuba, dando paso al actual presidente, Miguel Díaz-Canel y poniendo punto y final al fin del gobierno de la familia Castro sobre la isla cubana tras casi sesenta años de poder absoluto. Y para terminar hacer una pequeña mención a lo ocurrido en esta década en Venezuela, donde el que fuera desde 1999 presidente de esta nación, Hugo Chavez, falleció como consecuencia de una larga enfermedad en 2013. Con su fallecimiento se produjo la llegada del que desde hacía un mes atrás ya era el máximo dirigente venezolano, el hasta entonces vicepresidente Nicolás Maduro. Cabe añadir que el mandato de Maduro ha tenido graves repercusiones en España, sobre todo desde que se rumorease que la financiación de Podemos provenía de fondos venezolanos, y de sectores cercanos a Maduro. No ha sido fácil las relaciones entre la Venezuela de Maduro y la España de Rajoy y la de Sánchez, sobre todo desde que en febrero de este año el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, reconociese al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y autoproclamado presidente del país, Juan Guaidó. Una autoproclamación que ha provocado que el Chavismo viva sus momentos más duros desde su llegada al poder hace veinte años, y que amenaza seriamente con la posibilidad de que se produzca más pronto que tarde una intervención militar dirigida por EEUU y en la que España tendría que jugar un papel destacado como miembro de la OTAN para desalojar definitivamente a Maduro, y con ello al Chavismo de Venezuela.

Esta es por mi parte mis reflexiones de esta década que para mí no tiene otro calificativo que histórica. Mucho han cambiado las cosas en estos diez años, y mucho he cambiado yo también personalmente durante esta década. Algunas cosas han cambiado en mi vida, otras no. Aunque en lo personal no haya sido para mí una gran década, en lo político y en lo histórico debo reconocer que han sido unos años apasionantes y tensos, donde todo ha ocurrido en esta España nuestra, como diría nuestra gran Cecilia. No hemos vivido, y lo reitero una vez más, una década así desde la de 1970, lo cual la hace más irrepetible aún. Dejamos atrás pues una década que se estudiará con profundidad por los historiadores. Muchas interrogantes quedan todavía por aclarar en muchas de las cuestiones que han ocurrido en estos diez años, y muchos otros episodios que han ocurrido y que ahora desconocemos saldrán a la luz con el paso del tiempo. Dejando atrás a una década irrepetible ahora nos queda responder a la gran pregunta que nos hacemos todos en estos días: ¿Qué nos deparará la década de los 20? Personalmente creo que para España será bastante tensa y puede que incluso más histórica que la que estamos dejando atrás. Muchas cuestiones nos esperan en la década de 2020: El gobierno de Sánchez con Podemos, la independencia catalana, el estado federal, la reforma de la constitución, la monarquía, VOX... son tantas las cuestiones que hay en estos momentos encima de la mesa que el simple hecho de pensar en ellas ya da vértigo. Lo que sin lugar a dudas es seguro es que esta será la década definitiva para España. En estos diez años se decidirá si nuestra nación es liquidada definitivamente por la izquierda, o logra sobrevivir una vez más al Frente Popular que se nos avecina en unos días. Todo se decidirá en esta década que viene. Y lo mismo se puede decir del resto del mundo, y más en estos momentos en los que se vuelve a hablar más fuerte que nunca de una tercera guerra mundial. En el siglo XX, a la década del mismo nombre se le llamó "Los maravillosos años veinte". ¿Se repetirá la historia con los años 20 del siglo XXI? Dentro de poco lo sabremos...

lunes, 2 de diciembre de 2019

Hacia el totalitarismo progre

Hace unos días leí una noticia bastante curiosa a la vez que absurda. Resulta que Sergio Dalma, uno de nuestros mejores cantantes y compositores nacionales, concedió una entrevista en RNE donde afirmaba que él mismo se pedía perdón todos los días por haber compuesto la mítica canción de los años 90 "Esa chica es mía", ya que el cantante considera que la letra que compuso de dicha canción es machista.

Claro, uno que es de los 90 y aunque haya sido de muy pequeño pero ha escuchado este tipo de canciones y ahora se encuentra a sus compositores afirmar de forma vergonzosa que sus canciones son machistas y que piden perdón a las mujeres, a los hombres, a la sociedad en su conjunto, a los animales, a los extraterrestres, a las plantas y a todo tipo de vida humana existente en el universo y/o multiversos, pues como que te deja un poco avergonzado y asqueado de la situación tan surrealista a la vez que totalitaria a la que estamos llegando.

Y es que nada se puede hacer ya que no suponga una afrenta contra "Lo políticamente correcto", o "La dictadura progre". De hecho hace poco he visto en el programa Sálvame (Sí, aquí todos vemos en algún momento programas de mierda como Sálvame, no seamos hipócritas y reconozcámoslo) cómo una tipa presenta una sesión del mismo en el que se dedica a denunciar las expresiones machistas que los colaboradores realizan a lo largo del programa. De hecho, en un momento determinado tuve que quitar la voz porque si seguía escuchando determinada basura explotaría. Pues bien, no contento con eso veo en un momento en el que tengo la voz apagada del televisor cómo aparece un escrito proveniente de la sesión de la tipa en cuestión en la que se denuncia que el patriarcado está a favor de la monarquía, y que por eso hay que censurar y eliminar de nuestras vidas expresiones como "Princesa de la casa", "El príncipe azul", etc, y modificarlo por un lenguaje feminista en el cual se inculque que las mujeres son libres, independientes y que no son princesas ni están sometidas a nadie, además de ser las responsables de sus decisiones.

Y claro, cuando uno vio esta bazofia en la televisión no hice más que encenderme como una vela y decir "¿Pero qué mierda es esta?". ¿Acaso las mujeres no son ya seres libres e independientes? Por qué coño nos inculcan que no es así, cuando las mujeres en occidente disfrutan de una libertad y unos derechos superiores en muchos casos a los de los hombres". Ya podrían las tipejas como la presentadora de esa sesión, que por cierto, parece la hermana secreta de Carmen Calvo, preocuparse por las vejaciones, el maltrato y la violación de los derechos de las mujeres en países musulmanes. Oh, perdón, se me olvidaba que esas son sus costumbres y que hay que respetarlas. Solo el hombre blanco, hetero y occidental es el peor ser existente sobre la faz de la tierra. ¿El resto? Unos santos, oiga.

Pero ya no solo de la cuestión feminista es de lo que no se puede decir absolutamente nada en contra en esta sociedad totalitaria, sectaria y radical que estamos viviendo. El simple hecho de afirmar públicamente que los inmigrantes representan la mayor parte de porcentaje de sujetos que delincan en España supone todo un insulto a dichas personas, además de una acusación pública de racismo por parte del progre de turno que esté cerca tuya escuchando tales afirmaciones. El hecho de que la mayoría de los miembros de las mamadas, perdón, manadas sean de origen extranjero provoca que no se haga pública la nacionalidad ni los datos personales de los sujetos pertenecientes a esas bandas, todo lo contrario de lo que ocurre cuando los miembros de esas manadas son españoles. En esta caso se hace público hasta el DNI de sus componentes, lo cual demuestra la bajeza moral a la que ha llegado no solo nuestro país sino también occidente con respecto a la agenda global progre que se está implantando a marchas forzadas en los países de nuestro entorno.

Otra cuestión importante es el hecho que anunció hace unos días el presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, al afirmar que si sigue gobernando reformará el Código Penal para sancionar a todas aquellas personas que hablen bien de Francisco Franco o del régimen que éste lideró en España durante 1939 y 1975. Es decir, si dentro de unos meses Pedro Sánchez sigue gobernando perseguirá a todos aquellos españoles que hablen bien de un individuo el cual lleva muerto hace 44 años y que ha exhumado hace varias semanas, coartando y limitando una vez más un derecho que la constitución española reconoce y garantiza como es el de la libertad de expresión. Pero a Sánchez qué más le dá, ¿Verdad? Mientras nadie ose meterse con sus amigos etarras e independentistas, ni con sus predecesores en el PSOE como Largo Caballero, Indalecio Prieto o Juan Negrín, ni del papel de la izquierda en la II República y la Guerra Civil y acepte la Memoria Histórica que la izquierda criminal ha impuesto cualquiera puede hablar de lo que desee...

Para terminar voy a contar una anécdota que viví hace unos días y que me resultó bastante interesante desde el punto de vista comparativo en lo que respecta al nivel de libertad que vivimos en estos momentos en los que estamos a solo un mes de acabar esta década tan apasionante como histórica, quizás la más apasionante e histórica desde la década de los 70. Hace unos días me reencontré por Internet, concretamente por Youtube, con una famosa canción que se hizo bastante famosa a finales de los 90, la cual cantaba un tipo que se hizo popularmente famoso por entonces llamado de forma artística "El Chivi". Debo decir que esa canción la escuché yo de niño a finales de los 90, principios de la década del 2000, y he de reconocer que, siendo yo por entonces un niño, lloré de la risa cuando la escuché por primera vez. La famosa canción se llama "Radical" y en ella el cantante, que por lo visto fue también su compositor, habla sobre sus peculiares modos de vida, los cuales dista mucho de los de una persona corriente. Pues bien, mientras la escuchaba después de casi veinte años me quedé atónito ante lo que estaba oyendo; Una canción de este tipo y con esta letra es prácticamente imposible que pueda ser proyectada por una emisora de radio o un programa de televisión, e incluso es completamente posible que no pueda ser ni siquiera puesta a la venta en el mercado, además de denunciar al cantante y a la productora que lo contrató.

Es tal el nivel de censura y de totalitarismo al que estamos llegando que cualquier absurdez que hasta hace poco nos resultaba simpática, inofensiva o incluso pasaba completamente desapercibida, hoy es perseguida de forma atroz por el estado y por las hordas fascistas progres, las cuales no tienen otro objetivo que el de destruir por completo nuestro sistema social, cultural, moral y religioso. Este y no otro es el verdadero fin de esta locura a la que estamos asistiendo atónitos mientras la izquierda, con el apoyo cómplice de la derecha cobarde, traidora y acomplejada está imponiendo de forma imparable sin que nosotros hagamos absolutamente nada: Una restricción de nuestras libertades y nuestros métodos de vida.

Voy a finalizar con una reflexión que creo que dá para pensar: Hace ahora justo cuarenta años, es decir, en 1979, las libertades en España comenzaban su andadura aunque todavía existía cierta censura a la hora de hablar sobre según qué cuestiones, ya que estábamos a solo cuatro años desde la muerte de Franco, con lo cual la censura proveniente del Régimen anterior seguía activa aunque la constitución española que garantizaba entre otras cosas la libertad de expresión llevase ya un año aprobada. Veinte años después, es decir, en 1999, España se encuentra en su momento cumbre dentro de lo que respecta las libertades individuales y colectivas en nuestra sociedad. Existe plena libertad para hablar de todo y de todos sin restricción de algún tipo, salvo casos, como es lógico, de especial gravedad. Veinte años después, es decir, nuestro año actual: 2019. Las libertades en España están restringidas en pos de la defensa del feminismo, de los colectivos LGTBI, de la inmigración, de los colectivos proabortistas, ecologistas, animalistas, progresistas, etc. Nada se puede decir sin que alguien te llame la atención antes de acabar la frase que estás pronunciando. En cualquier momento alguien puede interrumpirte para decir que tu comentario es ofensivo además de inaceptable, para posteriormente catalogarte como homófobo, xenófobo, racista, franquista, fascista, etc. Las libertades tanto individuales como sociales se ven cada vez más restringidas en favor de una postura y un discurso "Políticamente correcto".

Con ello cabe preguntarse, si una sociedad como en este caso la española decía en 1979 "Esto no se puede hacer y/o decir", y cuarenta años después, en 2019 se dice "Esto no se puede hacer y/o decir", ¿Se puede confirmar que estamos igual o incluso peor que hace cuarenta años? Personalmente creo que sí, ya que la situación en España es, salvando las distancias, exactamente igual en la década de 1970 como en la década de 2010 en términos de una limitación progresiva de nuestro sistema de libertades. Solo la situación de 1999 fue la correcta a la hora de definir nuestro sistema de libertades como un sistema pleno, o en su defecto, casi pleno. Pero tras la prospera década de libertad de 1990 se produce la llegada del 11-M y con ello la de Zapatero en 2004, lo cual provoca que las leyes totalitarias, radicales y sectarias que hoy en día prevalecen en España comenzasen su andadura, y con ello el recorte de nuestros derechos y libertades. Unos derechos y unas libertades que jamás recuperaremos, ya que estamos asistiendo no ya a una agenda nacional que nos está conduciendo de forma imparable a la sociedad Orwelliana de 1984, sino a una agenda global en la que el Nuevo Orden Mundial se está abriendo paso de forma acelerada e inminente para controlar nuestras vidas como si de un Gran Hermano global se tratase, con el fin de controlar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros movimientos, nuestros actos, nuestras opiniones y nuestra vida en general.