miércoles, 18 de septiembre de 2019

A las urnas... otra vez

Pues no hizo falta siquiera llegar al día 23 para ver cuál era el desenlace de toda esta historia. Hoy, 17 de septiembre, el rey ha concluido su última ronda de consultas antes de la disolución de las cortes y ha emitido un comunicado anunciando que no designa a ningún líder político como candidato a la presidencia del gobierno, dando por hecho la convocatoria inminente de unas nuevas elecciones generales para el 10 de noviembre. Termina pues la primera parte de este nuevo bloqueo político que empezara el 28 de abril de este año, y comienza la cuenta atrás para la segunda parte de este bloqueo, el cual comenzará tras las elecciones del 10-N. Unas elecciones en las que pueden ocurrir de todo. Puede haber un idéntico resultado electoral al del 28-A, o puede haber un vuelco que aunque provoque una nueva victoria de Sánchez, el PSOE se mantenga o baje en votos y escaños, dando lugar a un bloqueo incluso peor que el que hemos asistido en estos meses.

Debo decir antes que nada, que personalmente apostaba por un acuerdo de última hora. Lo he dicho por aquí y lo he dicho por las redes sociales. No creía que España se viese abocada a unas cuartas elecciones generales en cuatro años. Pero me he confundido. Pedro Sánchez ha demostrado ser más ambicioso y más peligroso de lo que todos intuíamos ya. Su decisión de ir sí o sí a unas nuevas elecciones se ve que la tenía tomada desde hacía tiempo, yo me atrevería a pronosticar que desde la misma noche electoral del 28-A. Por lo que parece, Sánchez se creyó a rajatabla la descabellada idea de que el PSOE iba a rozar en las elecciones de abril la mayoría absoluta, o que en su defecto obtendría un resultado electoral bastante cómodo (150/160 diputados). No fue así. Como es natural, un partido que hace tres años cosechó el peor resultado electoral de su historia, no iba a obtener de buenas a primeras un resultado cercano a la mayoría absoluta. Pero por lo que se ve, en el surrealista mundo de Sánchez sí se creía que esa situación se podía producir. Una vez visto el resultado electoral, ¿Cuál ha sido la actuación desde entonces? Jugar al gato y al ratón con todo el mundo, en especial con Podemos y Pablo Iglesias, los cuales estaban y están sedientos por acariciar por fin la silla del poder. La última propuesta de esta semana de Iglesias en la que proponía a Sánchez un gobierno de coalición de izquierdas solo hasta la aprobación de los presupuestos generales del estado daban una idea de hasta dónde llegan las ganas de los podemitas por sentarse en el consejo de ministros.

Visto los acontecimientos surgidos en estos meses, debo decir que Sánchez nunca quiso en ningún momento ser investido de nuevo presidente del gobierno con sus 123 escaños actuales. Y es que el actual presidente del gobierno en funciones puede ser cualquier cosa menos tonto (Aunque en la mayoría de las ocasiones hace grandes esfuerzos por disimular lo contrario). Desde el primer momento sabía que una investidura obtenida con los apoyos de Podemos, Ciudadanos o incluso el PP no se traducían a su vez en un cheque en blanco para que pudiese gobernar a su libre albedrío durante estos cuatro años. Sabía que si Podemos votaba a favor de su investidura, los proyectos de ley, los presupuestos, etc tendrían que negociarse punto por punto no solo con ellos sino también con los independentistas y los proetarras, lo cual sería un calvario que podría provocarle a la mínima una nueva crisis política que desencadenase en un nuevo adelanto electoral. Y si a esto le sumamos la idea fija de Sánchez de no querer a Podemos dentro del gobierno por los problemas que podrían acarrearle, y el hecho de recibir en Moncloa encuestas diarias en las que se hablaba de la posibilidad de que unos nuevos comicios le otorgarían una mayoría más sólida, tenemos las excusas perfectas para que Sánchez se negase desde julio a volver a entablar negociaciones con ningún partido político.

Por ello la deplorable y vergonzosa rueda de prensa/mitin que Sánchez ha ofrecido esta noche desde la Moncloa contando una historia ante los españoles en la que se presentaba como una víctima de "La derecha y de la izquierda", quienes les han bloqueado todo intento de formar nuevo gobierno es tan falsa y vomitiva como el propio Sánchez. Todos sabemos que Sánchez ha tenido mil oportunidades para formar nuevo gobierno con el apoyo de Podemos, pero los ha rechazado por interés personal y partidista. Todos sabemos que Sánchez ha tenido oportunidad en estas cuarenta y ocho horas en pactar con Ciudadanos, pero los ha rechazado por el mismo motivo. Por cierto, hay que decir una vez más que la palabra de Albert Rivera vale menos que unas pilas en el Bazar de los chinos. Este impresentable se ha llevado durante todo el verano anunciando a bombo y platillo que no dejaría gobernar a aquél que lidera "La banda que quiere destruir España", y ahora tenemos al propio Rivera, presionado por Soros y por Valls, suplicando a Sánchez que le concediese una reunión urgente para poder investirlo presidente. Señor Rivera, ¿No decía usted que no iba a defraudar a sus votantes?, ¿Dónde me deja esa afirmación? Vaya, me olvidaba que hablaba del veleta oficial del Reino, el cual le sería indiferente que gobernase Sánchez, Iglesias, Casado, el propio Puigdemont o los proetarras. Qué más da, ¿Verdad, Riveleta? Mientras se saque algo a cambio, cualquiera es bienvenido para convertirse en tu socio. Ya lo hiciste hace poco, cuando votaste en Barcelona a favor de la independentista Colau, para según tú, impedir que gobernasen los independentistas. Pero no contento con esta explicación que insulta cualquier inteligencia, has ofrecido desesperadamente el apoyo de aquel que es en estos momentos el peor peligro para España: Pedro Sánchez. ¿Qué hacer entonces? Pues para evitar que Sánchez gobierne y acabe con España, lo investimos y le dejamos gobernar. Una explicación coherente, ¿Verdad? Si no fuera porque los militantes de todos los partidos en España tragan con todo lo que les echen, esta actuación sería para mandar a Alberto Carlos Rivera no solo al INEM sino también a París para que disfrute de unas ilimitadas vacaciones junto a su jefe Macron.

Por no hablar del bochornoso papel que ha jugado Casado en estas últimas horas al negarse pero no negarse a la vez a una abstención conjunta junto a Rivera para permitir gobernar a Sánchez. Resulta curioso que el líder de la oposición no defienda con más entusiasmo la posición de su partido y la de sus votantes. Cuando en el año 2016 España vivía la misma situación política pero a la inversa, el entonces líder de la oposición y hoy presidente del gobierno defendió con enorme entusiasmo el voto en contra hacia el entonces presidente del gobierno, Mariano Rajoy, con aquello del "No es no". Y era algo que yo defendí en su momento y que defendería ahora si Pablo Casado defendiese con la misma energía; El principal partido de la oposición no está para permitir que el otro principal partido gobierne. Lo veía lógico cuando lo defendió Sánchez y lo veo lógico si Casado lo defendiese igualmente ahora con firmeza. Sorprendentemente no lo hace. Ignoro los motivos, aunque me los imagino, ya que probablemente tenga que darle su apoyo a Sánchez tras las elecciones del 10-N como ya hiciera el PSOE con Rajoy hace tres años. Aun así no descarto que más de un votante popular tome nota sobre la actitud de Casado en este asunto a la hora de votar en noviembre.

Volviendo a Sánchez debo decir que la historia que cuente de aquí al 10-N no puede sostenerla siempre y cuando tenga enfrente a alguien con sentido común que le replique las miserias que vende. Sánchez venderá que al igual que le sucediese a Rajoy en 2016, el resto de formaciones políticas han bloqueado cualquier posibilidad de que él pueda formar nuevo gobierno. Nada más lejos de la realidad. En el año 2016, Rajoy (Al cual yo critiqué en su momento por aquí por esa decisión) rechazó la designación del rey para ser de nuevo candidato a la presidencia alegando que "Tenía el parlamento en su contra". Aquí sin embargo no ha habido un parlamento en contra del candidato y presidente en funciones, sino un desinterés absoluto por parte de éste a la hora de negociar la investidura con sus socios. Rajoy no buscó las elecciones generales de junio de 2016, sino que se las dieron regaladas Sánchez, Iglesias y Rivera al no salir adelante la fallida investidura de marzo de aquel año. Él se echó a un lado y dejó a la elección de la oposición echarle e investir a un nuevo presidente o no. Aquí tenemos a un presidente cuyos resultados electorales les parecieron insuficientes y buscó desde el primer momento lo que hoy ha ocurrido, que se ponga en marcha la cuenta atrás para una repetición electoral.

A partir de hoy tenemos siete semanas hasta las elecciones generales. De aquí a la jornada electoral pueden ocurrir muchas cosas. Tenemos por un lado la inminente sentencia del proces, aunque viendo cómo está el patio en Cataluña no creo que la reacción sea muy preocupante. Quizás algunos contenedores quemados y cortes de tráfico, pero nada más. Por otro tenemos los datos económicos, los cuales van a ir empeorando de aquí a noviembre como consecuencia de la inminente crisis económica que se avecina. Por otro tenemos la sentencia de los EREs, la cual puede resultar bastante inoportuna y pésima para los intereses del PSOE, que ya sabemos que son completamente distintos a los de España. Y para terminar tenemos el posible Brexit que se puede producir el 31 de octubre, lo cual puede tener repercusiones sobre España a diez días de las elecciones. En resumen, unos cuantos frentes que se le avecinan al gobierno de Sánchez y al PSOE de aquí al 10-N.

Por ello visto el panorama que se avecina creo que la decisión de Sánchez de ir de nuevo a las urnas responde a uno de los siguientes motivos: 1. Está dispuesto a todo con tal de conseguir un resultado electoral que le permita gobernar con comodidad y de paso humillar a la oposición aun sabiendo que puede quedarse igual o empeorar sus resultados electorales. 2. Maneja encuestas que reflejan unos resultados incluso mejores de los que se están hablando, y por eso tiene la seguridad absoluta de que por muchos frentes que se abran de aquí a noviembre, tiene su mayoría holgada asegurada. 3. Sabe que la crisis económica que se avecina va a arrasar con todo, y por ello prefiere ir a unas nuevas elecciones que, unido a una subida de la abstención y de los frentes que aparecerán le permitirán ganar las elecciones pero a su vez le harán perder el gobierno al obtener la derecha los escaños necesarios para formar gobierno. De esta forma, el PSOE quedaría salvado de la hecatombe electoral que le podría suceder si les pilla una nueva crisis económica en el gobierno por tercera vez en veinte años. Personalmente, y ya hablé de ello en una entrada, creo que los tiros van encaminados hacia esta tercera posibilidad, aunque de un personaje miserable e irresponsable como Sánchez cualquiera de las tres opciones pueden ser correctas.

Por otro lado, quien se lleva la peor parte de este fregado es el rey Felipe VI, el cual ve cómo tiene que convocar sus cuartas elecciones generales en cuatro años. Todo un historial que confirma el periodo inestable que lleva viviendo España desde que en 2014 y 2015 hicieran sus apariciones respectivas Podemos y Ciudadanos. Ya lo he dicho en otras entradas y me reitero en esta, el rey puede hacer mucho más de lo que en la práctica hace. La constitución le faculta para realizar determinadas funciones de enorme trascendencia política, otra cosa es que él no quiera hacer uso de ellas al no ser un jefe del estado elegido por los españoles, lo cual nos lleva a plantearnos de nuevo la utilidad o no de la monarquía en nuestro sistema político actual. Si Felipe VI hubiese querido, podría haber buscado una figura ajena al entramado político actual para designarlo candidato a la presidencia. Otra cuestión diferente es que esa candidatura hubiese salido o no adelante, pero por lo menos el rey podría afirmar que él ha buscado todas las salidas posibles para salir del bloqueo a pesar de la negativa de los políticos. Pero como siempre ocurre en España, tenemos el problema de la inviolabilidad del rey y de aquellos que defienden la neutralidad de su figura, lo cual hace más daño que bien al actual monarca y a la corona. En lo que a mí respecta, siempre he defendido y sigo defendiendo la instauración de una República en nuestra nación, pero ello no me impide reconocer que, aunque critique su papel como jefe del estado, en lo personal Felipe VI me caiga bien. Creo que es un tipo el cual le ha tocado reinar en un periodo bastante turbulento de la historia de España, y que las circunstancias le están viniendo grandes.

A quién parece que le va a ir mejor la repetición electoral es a Pablo Casado, el cual debe de estarle agradecido en secreto a Sánchez de que éste apueste por una repetición electoral que puede provocar no tanto un vuelco electoral que haga posible una llegada de Casado a la Moncloa, como un escenario en el que el electorado conservador vuelva a votar en masa al PP ante el estrepitoso fracaso que supuso para los populares la aparición de VOX, los cuales serán sin lugar a dudas los grandes perjudicados de esta nueva cita con las urnas. Lo mismo se puede decir de Podemos, los cuales pueden verse aún más hundidos de lo que ya están tras comprobar cómo aquél a quienes vitorearon tras salir adelante la moción de censura les lleva de manera directa a la hecatombe electoral. Y es que no se puede negar que aparte de totalitarios, los podemitas han sido bastante ingenuos en lo que respecta a la figura de Pedro Sánchez. Aclamaron su llegada al gobierno al grito vivo de "Sí se puede" en el congreso, como si aquel que iba a llegar a la Moncloa fuese el propio Iglesias y no el líder de uno de los dos partidos que según ellos simbolizaba "La casta". Aquello ya era cosa del pasado. Ahora creyeron que Sánchez era un aliado para sus intereses y ha resultado ser su principal enemigo número uno, el cual nunca les agradeció que fuesen ellos quienes le condujesen en volandas a la Moncloa el año pasado. Creían que ahora iban a obtener de Sánchez su recompensa y han obtenido una sonora humillación. Por ello, parafraseando a Andrea Fabra les digo a todos los podemitas "Qué se jodan". Sobre Ciudadanos sólo espero y deseo que la bajada de pantalones y calzoncillos de Rivera en estas últimas cuarenta y ocho horas las pague muy duramente en las urnas. Ya es hora de pararle los pies a Riveleta y no dejar que se pase más de la raya...

Por último decir que por mucho que algunos digan una y otra vez que una repetición electoral es un fracaso de la democracia y un insulto a ésta, no hay que hacer ni el más mínimo caso a estos "Demócratas" que luego repiten una y otra vez que los españoles estuvimos cuarenta años sin poder votar por culpa única y exclusiva de un señor llamado Francisco Franco. Si aquí ha fracasado alguien ha sido el actual presidente del gobierno por no querer llegar a un acuerdo con ninguna de las principales fuerzas políticas teniendo la oportunidad para hacerlo (Aunque para él esto no supone ningún fracaso, sino un paso más hacia una nueva victoria política y personal), y en su caso también la ley electoral por no haber sido reformada cuando las circunstancias lo exigían en su momento para impedir bloqueos como este o como el del año 2016. Yo personalmente no sé a quién votaré. De lo que no hay duda es que votaré a favor de aquél que mejor defienda y represente mis ideas y sea capaz de echar a aquellos que desde el gobierno están destruyendo nuestra nación y compadrean con los enemigos de España. Nos vemos en noviembre en las urnas...

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