Aunque a estas alturas de la película ya nada resulta chocante, sí resulta cuanto menos sorprendente el silencio que se ha venido produciendo a lo largo de estos días con respecto a las publicaciones que se han llevado a cabo sobre las actas de las reuniones del entonces gobierno de Zapatero con la banda terrorista ETA durante la famosa negociación producida durante la primera legislatura de éste.
Desde hace ya más de una década, los españoles sabemos que el gobierno del PSOE negoció con la banda terrorista vasca, y que esas negociaciones supusieron un antes y un después en el futuro del terrorismo en España. De siempre se rumoreó lo que el gobierno de Zapatero pudo y no pudo negociar con los etarras, pero tras publicarse las actas en las que se detallan los encuentros entre los representantes del gobierno y los terroristas se han esclarecido gran parte (No digo que toda) de las famosas negociaciones que cambiaron el curso de la historia de España.
En los últimos días se ha publicado toda clase de noticias, a cuál más vergonzosa, en las que se detalla cómo el gobierno de Zapatero puso encima de la mesa en las negociaciones con los terroristas cuestiones tan sensibles como la fusión territorial entre el País Vasco y Navarra (Uno de los objetivos fundamentales del terrorismo etarra), la reforma de los estatutos vasco y navarro para lograr dicha fusión territorial y política, la legalización del partido político de ETA; Batasuna, el acercamiento de presos, la liberación y beneficios de presos etarras, la derogación de la doctrina Parot, una solución a la financiación de la banda terrorista a través de la creación de una organización internacional, así como otras gravísimas cuestiones. Pero ahí no queda la cosa. Según las actas, el gobierno de Zapatero también realizó gestiones con Francia para paralizar la detención de más terroristas, e incluso se detalla en las actas que el propio Zapatero avisa a su representante en las negocaciones para que advierta a ETA que los franceses tenían previsto llevar a cabo una operación de gran relevancia contra la banda terrorista. Por cierto, menudo chasco para los franceses y para los servicios de inteligencia de Francia ser traicionados y dejados con el culo al aire por aquel a quien ellos mismos, junto con los marroquíes, apostaron y pusieron en el gobierno en el año 2004, ¿Verdad?
Claro, cualquiera que lea esto puede estar preguntándose en estos momentos ¿Y cómo es que esto no ha tenido una gran repercusión? He ahí la cuestión. Estamos hablando de unos documentos de extrema gravedad en los que se habla ni más ni menos que de colaboración activa y directa de un gobierno con una banda terrorista. Cuestión más que suficiente para que en todas las cadenas se estuviese pidiendo de forma incesante explicaciones sobre la gravedad de los hechos que se detallan en dichos documentos, así como la exigencia incesante de la detención inmediata del ex presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero como colaborador principal. Sin embargo el silencio es lo único que predomina estos días por cualquier medio de comunicación a la hora de abordar esta cuestión.
¿Desde cuándo en un país democrático y europeo se calla de forma sistemática cuando salen publicaciones que imputan gravísimos delitos a un gobierno nacional?, ¿Desde cuándo el silencio es la respuesta cuando se sabe que un ex jefe del gobierno no sólo ha negociado cuestiones inmorales desde el punto de vista humano y político, sino que también ha colaborado con una banda terrorista?, ¿Acaso nadie ha pensado que las advertencias y las paralizaciones auspiciadas por Zapatero podrían haber evitado más atentados y asesinatos de civiles y militares?, ¿Por qué no está ahora mismo detenido Zapatero acusado de colaboración con banda armada? Estamos hablando no ya de cuestiones de corrupción ni nada por el estilo, sino de algo muchísimo más grave.
Estamos hablando de una colaboración, encubrimiento y protección de un gobierno nacional para con una banda de asesinos criminales, lo cual supone uno de los mayores (Por no decir el mayor) escándalos que haya vivido España en décadas. ¿Acaso no supone toda esta traición un escándalo que debería ocupar horas y horas de debates y depuración de responsabilidades? Pues señores, si esto ocurre en España no. Sólo VOX ha declarado que piensa denunciar a Zapatero por estos graves hechos. Pero como ya sabemos, una cosa es lo que hagan y otra cosa es lo que consigan.
Con estas publicaciones se confirma de nuevo todo el proceso previo que derivó en unas negociaciones que aunque de cara a la sociedad se rompieron como consecuencia de los atentados de Barajas en diciembre de 2006, continuaron activas y tuvieron como desenlace el anuncio del cese de la violencia por parte de ETA en octubre de 2011. Un proceso previo que tuvo su origen durante la última legislatura de Aznar, en la que el PSOE de un Rodríguez Zapatero que por entonces lideraba la oposición, dio orden para que desde su partido se iniciasen contactos con la banda etarra mientras el propio Zapatero auspiciaba y firmaba el Acuerdo por las Libertades y Contra el Terrorismo. Con esto Zapatero jugaba a dos bandas, lo cual le permitió ganarse en cierta forma la confianza de una ETA que cada vez se veía más arrinconada gracias a la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad por aquel entonces. Es entonces cuando llegamos al 11-M, atentado del que todavía no se sabe a ciencia cierta su autoría y que supone el inicio de una nueva era política y social en España, que permite a Zapatero llegar contra todo pronóstico a la Moncloa para iniciar desde el gobierno las negociaciones con los terroristas.
Decía anteriormente que las negociaciones nunca se rompieron, y como confirmación está el hecho de que gran parte de los acuerdos alcanzados con ETA y que ahora se han hecho públicos se han cumplido punto por punto, como por ejemplo en la derogación de la Doctrina Parot (La cual se realizó estando ya Mariano Rajoy como presidente del gobierno), la legalización de Batasuna (Realizada con Zapatero todavía en el poder a través del partido Sortu y posteriormente Bildu, lo que le permitió a ETA sentarse en las instituciones españolas y vascas), la liberación de miembros relevantes de la banda terrorista como De Juana Chaos o Bolinaga (El primero con Zapatero y el segundo con Rajoy), el acercamiento de presos etarras (Producidos durante los gobierno de Zapatero, Rajoy y Sánchez), etc. Cumplimientos que hacen pensar que dicho silencio sistemático es causa de un pacto entre los dos grandes partidos, ya que la hoja de ruta de las negociaciones las elaboró, desarrolló e inició el PSOE de Zapatero pero posteriormente las continuaría el PP de Rajoy y de nuevo el PSOE de Sánchez. Sólo así se entiende una censura global sobre el escándalo más grave en estos cuarenta años de sistema constitucional en España. Hablamos de un proceso que va por partes y que seguramente durante el mandato de Sánchez se alcance su fase final con la reforma de los estatutos vasco y navarro para llevar a cabo la anexión entre ambos territorios, lo cual supondrá el paso previo al inicio de un proceso independentista vasco-navarro.
Esta es la realidad de España, de un país que comenzó su desintegración cuando varias bombas estallaron en Madrid un jueves de marzo de hace quince años, lo cual supuso el mayor atentado de nuestra historia y el inicio de un nuevo periodo completamente ajeno a todo lo vivido anteriormente con la llegada de un personaje siniestro, maquiavélico y criminal llamado José Luis Rodríguez Zapatero. Un personaje que encendió la mecha e inició el proceso de ruptura entre españoles y la desintegración de nuestra nación con la negociación con ETA y la puesta en marcha del estatuto de Cataluña. Tras casi ocho años desde su salida del ejecutivo, Zapatero sigue campando a sus anchas mientras recibe comisiones millonarias del régimen de Maduro en Venezuela. En otro país, tras su devastador paso por el gobierno que dejó a España al borde de la quiebra y de la intervención del sistema financiero que finalmente solicitaría Rajoy una vez en el poder, un personaje como ZP estaría en estos momentos en la cárcel cumpliendo condena por su deplorable gestión tanto política como económica. Sin embargo ahí está, exento de culpabilidad mientras la que fuera su ministra de cultura y hoy vicepresidenta del gobierno, sale al paso de las noticias defendiendo al que fuera su jefe indicando que "Algunos pretenden vivir constantemente del pasado". Lo dice la tipeja que semanalmente sale anunciando a bombo y platillo la exhumación de Franco del Valle de los Caídos y la defensa de la ley que el propio Zapatero aprobó y que supuso el inicio del fin de la concordia entre españoles, si es que alguna vez la hubo; La Ley de Memoria Histórica.
Esta es pues la España actual, una España en la que no se encontrará ningún debate sobre este asunto en ningún medio de descomunicación. Sin embargo nos encontraremos por doquier hablar de cuestiones tan importantes y que tanto preocupan a los españoles como la apresuración por sacar a Franco del Valle de los Caídos, la peligrosidad que supone para España, el mundo y el universo la existencia de VOX y de todos aquellos que opinamos como los miembros de este partido, o el caso Gürtel, del cual hay que seguir hablando aunque Rajoy lleve ya un año fuera de la Moncloa. Por cierto, el mismo Rajoy cuyo ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz recibió a principios del 2012 a Zapatero en la sede del ministerio para recibir instrucciones por parte del ex presidente del gobierno en la hoja de ruta en la negociación con ETA. Este es nuestro país. Un país que va cuesta abajo y sin frenos gracias a un miserable que nunca debió llegar al gobierno y que es el principal responsable de la situación que estamos viviendo trece años después de producirse estas negociaciones que suponen la más alta traición a España desde hace un siglo.
domingo, 9 de junio de 2019
jueves, 6 de junio de 2019
Un año de la llegada de Sánchez
El pasado domingo se cumplió un año de la llegada al poder de Pedro Sánchez. Un año en el que el secretario general del PSOE ha pasado de ser de forma imprevista presidente del gobierno, a consolidarse como tal doce meses después de su llegada a la Moncloa. Un periodo el de este año bastante propicio para Sánchez pero completamente nefasto para España, que vive en estos momentos el peor gobierno que ha dirigido sus destinos desde hace dos siglos.
No hace falta que vuelva a hacer un resumen de lo que han sido estos doce meses de desgobierno del PSOE, ya que creo que los españoles saben perfectamente, o quizás no, lo que ha supuesto este periodo de gobierno de Sánchez, al cual han recompensado hace poco más de un mes en las urnas con una victoria electoral que le permitirá desmantelar la nación española hasta el año 2023. Y es que los españoles, como buenos sadomasoquistas, han premiado la labor vomitiva que el actual presidente del gobierno ha llevado a cabo desde su llegada a la jefatura del gobierno en junio del año pasado: Pactos y concesiones con los independentistas, acercamiento de presos etarras, aumento desbordado del gasto público, etc.
Cuestiones de tal gravedad todas estas que en otro país europeo de nuestro entorno hubiese supuesto no ya una derrota estrepitosa en las elecciones generales de abril, sino la presentación de una moción de responsabilidad criminal para sentar al jefe del gobierno en el banquillo del Tribunal Supremo, además de una moción de censura que hubiese supuesto la convocatoria de unas elecciones anticipadas a través de un gobierno presidido por una persona ajena a la vida política tras la caída de Sánchez. No fue así y ahora nos encontramos ante un Sánchez que mañana acudirá a Zarzuela, donde el rey Felipe VI lo recibirá junto al resto de líderes políticos para posteriormente encomendarle la tarea de formar gobierno.
Nos encontramos pues ante un escenario que ni el propio Sánchez se había imaginado en sus sueños más húmedos antes de descabalgar a Mariano Rajoy en la moción de censura de junio del año pasado. Un escenario en el que aun habiendo obtenido unos resultados electorales humillantes, puede llegar a pactos de gobierno con el socio que más estime oportuno. Unos pactos que inclinarán la balanza de la legislatura que está a punto de comenzar y que supondrá todo un antes y un después para España. Si Sánchez pacta con Ciudadanos, el PSOE se verá obligado a emprender reformas socioliberales durante estos años. Unas reformas que podrían llevar emparejada incluso la reforma de la propia constitución, si así se lo exige Rivera a Sánchez dentro de unas semanas. Si por el contrario Sánchez decide pactar con Podemos, Iglesias le exigirá, al igual que Rivera, la vicepresidencia del gobierno y la mitad de carteras ministeriales del ejecutivo, además de unas reformas sociales y políticas que llevarán emparejada la concesión del referéndum independentista en Cataluña y la aceptación de la reforma del estatuto de Guernika, la cual ya apunta también a un derecho de autodeterminación del País Vasco.
Unos socios de gobierno tan poco fiables y deseosos para España como el propio gobierno y su presidente actual, el cual ha conducido a un empeoramiento de la situación nacional en este primer año de gobierno, hasta el punto de doblegar al estado ante la generalitat catalana, como se confirmó en las reuniones que tanto socialistas como independentistas mantuvieron en el pasado invierno y que dio como resultado la creación del famoso relator para iniciar unas conversaciones entre España y la comunidad autónoma catalana, con el fin de acabar con el "Conflicto", poniendo todas las posibilidades legales y no legales encima de la mesa, cometiendo el gobierno un delito de alta traición a España del cual ha salido indemne por parte del resto de formaciones políticas, y absuelto por la nación española en las pasadas elecciones generales.
Pero no todo ha sido traicionar a España en este primer año de gobierno. Aparte de aumentar de forma desproporcionada la llegada de inmigrantes y refugiados por la parte del Mediterraneo, y sobre todo por la parte del Estrecho gracias a su política de acogida que tan peligrosos y terribles resultados estamos sufriendo ya, nuestro querido presidente se ha pasado durante todo este tiempo ha autopromocionarse de forma descarada y narcisista en los medios de comunicación y ha utilizar las reuniones del consejo de ministros de los viernes como mítines partidistas en los cuales se aprobaban medidas populistas y demagogas cuyo contenido aumentaban a medida que se sucedían las reuniones semanales del ejecutivo en Moncloa.
Por no hablar de los impresentables y vergonzosos episodios que este sujeto ha llevado a cabo durante estos meses, como los viajes continuos y sufragados por el estado a bordo del Falcón y en otros medios de transporte aéreos (Entre ellos un viaje en helicóptero para la boda de su cuñado), así como el episodio de la pasada Fiesta Nacional, en el que el propio Sánchez y su mujer, Begoña, se ubicaron al lado de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz en el besamanos posterior al desfile del día de la Hispanidad. Todo un momento surrealista en el que se vio de forma clara los aires de grandeza y las ansias infinitas de poder de este peligroso sujeto y su señora, como se pudo comprobar en la cara de ambos cuando se les "Invitó" a abandonar el lugar. Para terminar habría que destacar también las famosas fotos de marketing cuan presidente de los EEUU, las secuencias rodadas en los jardines de la Moncloa poco después de su llegada, haciendo footing dentro del palacio presidencial y vacilando de su nueva posición política, así como las continuas referencias a sí mismo añadiendo en cada entrevista: "Soy el presidente del gobierno". Se ve que Sánchez no ha visto ni leído la escena en la que en Juego de Tronos, Tywin Lannister afirma "Si un hombre necesita decir 'Yo soy el rey' es que no es un auténtico rey". Pero las lecciones de política a Sánchez les da exactamente igual, ya que según su libro él es la personificación de la supervivencia y la resistencia política y humana. Una prueba más de su egolatría.
Una egolatría que de nada le ha servido a la hora de gestionar el país en este año, ya que tras doce meses de gobierno, Sánchez no ha conseguido aprobar sus primeros presupuestos generales del estado en febrero de este año, lo cual le valió para convocar muy a su pesar las elecciones generales. Resulta curioso cómo tras todo un año de desgobierno, los presupuestos que continúan vigentes en España son los que el año pasado aprobó el gobierno de Rajoy antes de su salida del poder y que tanto criticó Sánchez desde la oposición. Tras intentar con Iglesias aprobar sin éxito los presupuestos más desbordantes del gasto público, los independentistas le cerraron a Sánchez la oportunidad de aprobar sus primeros presupuestos, lo cual le ha valido para convocar unas elecciones que le ha situado en una posición infinitamente mejor que la que tenía hace unos meses. De forma irónica, toda situación que parece ir siempre en contra de Sánchez acaba volviéndose en su favor finalmente.
Tras este primer año de desgobierno de Pedro Sánchez entramos ahora en la que será la XIII legislatura, la cual podrá suponer todo un fracaso o un éxito para Sánchez según se presente el devenir de los acontecimientos. España está ahora en sus manos, por mucho que nos asuste tal escenario. Por ello, lo que tenga o no planeado hacer o deshacer Sánchez a partir de ahora y con quién lo hará sólo lo sabe él. Muchos somos los que creemos que esta legislatura será trascendental para lo que ocurra a partir de ahora con España. La unidad territorial del país está en juego, e incluso el sistema constitucional del 78 y la monarquía de los Borbones, aunque esto último me es completamente indiferente. En manos de Sánchez está ahora optar por un gobierno progre y globalista junto con Ciudadanos y apoyado por el establishment financiero tanto nacional como internacional, o por el contrario reanudar el gobierno ultraizquierdista del Frente Popular que hemos venido sufriendo en este primer año de su gobierno. Las cartas las tiene ahora Sánchez, y mucho me temo, viendo los precedentes, que pase lo que pase, aunque ello suponga llevarse a la nación por delante, él continuará en el poder ajeno a todo lo que ocurra a su alrededor.
No hace falta que vuelva a hacer un resumen de lo que han sido estos doce meses de desgobierno del PSOE, ya que creo que los españoles saben perfectamente, o quizás no, lo que ha supuesto este periodo de gobierno de Sánchez, al cual han recompensado hace poco más de un mes en las urnas con una victoria electoral que le permitirá desmantelar la nación española hasta el año 2023. Y es que los españoles, como buenos sadomasoquistas, han premiado la labor vomitiva que el actual presidente del gobierno ha llevado a cabo desde su llegada a la jefatura del gobierno en junio del año pasado: Pactos y concesiones con los independentistas, acercamiento de presos etarras, aumento desbordado del gasto público, etc.
Cuestiones de tal gravedad todas estas que en otro país europeo de nuestro entorno hubiese supuesto no ya una derrota estrepitosa en las elecciones generales de abril, sino la presentación de una moción de responsabilidad criminal para sentar al jefe del gobierno en el banquillo del Tribunal Supremo, además de una moción de censura que hubiese supuesto la convocatoria de unas elecciones anticipadas a través de un gobierno presidido por una persona ajena a la vida política tras la caída de Sánchez. No fue así y ahora nos encontramos ante un Sánchez que mañana acudirá a Zarzuela, donde el rey Felipe VI lo recibirá junto al resto de líderes políticos para posteriormente encomendarle la tarea de formar gobierno.
Nos encontramos pues ante un escenario que ni el propio Sánchez se había imaginado en sus sueños más húmedos antes de descabalgar a Mariano Rajoy en la moción de censura de junio del año pasado. Un escenario en el que aun habiendo obtenido unos resultados electorales humillantes, puede llegar a pactos de gobierno con el socio que más estime oportuno. Unos pactos que inclinarán la balanza de la legislatura que está a punto de comenzar y que supondrá todo un antes y un después para España. Si Sánchez pacta con Ciudadanos, el PSOE se verá obligado a emprender reformas socioliberales durante estos años. Unas reformas que podrían llevar emparejada incluso la reforma de la propia constitución, si así se lo exige Rivera a Sánchez dentro de unas semanas. Si por el contrario Sánchez decide pactar con Podemos, Iglesias le exigirá, al igual que Rivera, la vicepresidencia del gobierno y la mitad de carteras ministeriales del ejecutivo, además de unas reformas sociales y políticas que llevarán emparejada la concesión del referéndum independentista en Cataluña y la aceptación de la reforma del estatuto de Guernika, la cual ya apunta también a un derecho de autodeterminación del País Vasco.
Unos socios de gobierno tan poco fiables y deseosos para España como el propio gobierno y su presidente actual, el cual ha conducido a un empeoramiento de la situación nacional en este primer año de gobierno, hasta el punto de doblegar al estado ante la generalitat catalana, como se confirmó en las reuniones que tanto socialistas como independentistas mantuvieron en el pasado invierno y que dio como resultado la creación del famoso relator para iniciar unas conversaciones entre España y la comunidad autónoma catalana, con el fin de acabar con el "Conflicto", poniendo todas las posibilidades legales y no legales encima de la mesa, cometiendo el gobierno un delito de alta traición a España del cual ha salido indemne por parte del resto de formaciones políticas, y absuelto por la nación española en las pasadas elecciones generales.
Pero no todo ha sido traicionar a España en este primer año de gobierno. Aparte de aumentar de forma desproporcionada la llegada de inmigrantes y refugiados por la parte del Mediterraneo, y sobre todo por la parte del Estrecho gracias a su política de acogida que tan peligrosos y terribles resultados estamos sufriendo ya, nuestro querido presidente se ha pasado durante todo este tiempo ha autopromocionarse de forma descarada y narcisista en los medios de comunicación y ha utilizar las reuniones del consejo de ministros de los viernes como mítines partidistas en los cuales se aprobaban medidas populistas y demagogas cuyo contenido aumentaban a medida que se sucedían las reuniones semanales del ejecutivo en Moncloa.
Por no hablar de los impresentables y vergonzosos episodios que este sujeto ha llevado a cabo durante estos meses, como los viajes continuos y sufragados por el estado a bordo del Falcón y en otros medios de transporte aéreos (Entre ellos un viaje en helicóptero para la boda de su cuñado), así como el episodio de la pasada Fiesta Nacional, en el que el propio Sánchez y su mujer, Begoña, se ubicaron al lado de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz en el besamanos posterior al desfile del día de la Hispanidad. Todo un momento surrealista en el que se vio de forma clara los aires de grandeza y las ansias infinitas de poder de este peligroso sujeto y su señora, como se pudo comprobar en la cara de ambos cuando se les "Invitó" a abandonar el lugar. Para terminar habría que destacar también las famosas fotos de marketing cuan presidente de los EEUU, las secuencias rodadas en los jardines de la Moncloa poco después de su llegada, haciendo footing dentro del palacio presidencial y vacilando de su nueva posición política, así como las continuas referencias a sí mismo añadiendo en cada entrevista: "Soy el presidente del gobierno". Se ve que Sánchez no ha visto ni leído la escena en la que en Juego de Tronos, Tywin Lannister afirma "Si un hombre necesita decir 'Yo soy el rey' es que no es un auténtico rey". Pero las lecciones de política a Sánchez les da exactamente igual, ya que según su libro él es la personificación de la supervivencia y la resistencia política y humana. Una prueba más de su egolatría.
Una egolatría que de nada le ha servido a la hora de gestionar el país en este año, ya que tras doce meses de gobierno, Sánchez no ha conseguido aprobar sus primeros presupuestos generales del estado en febrero de este año, lo cual le valió para convocar muy a su pesar las elecciones generales. Resulta curioso cómo tras todo un año de desgobierno, los presupuestos que continúan vigentes en España son los que el año pasado aprobó el gobierno de Rajoy antes de su salida del poder y que tanto criticó Sánchez desde la oposición. Tras intentar con Iglesias aprobar sin éxito los presupuestos más desbordantes del gasto público, los independentistas le cerraron a Sánchez la oportunidad de aprobar sus primeros presupuestos, lo cual le ha valido para convocar unas elecciones que le ha situado en una posición infinitamente mejor que la que tenía hace unos meses. De forma irónica, toda situación que parece ir siempre en contra de Sánchez acaba volviéndose en su favor finalmente.
Tras este primer año de desgobierno de Pedro Sánchez entramos ahora en la que será la XIII legislatura, la cual podrá suponer todo un fracaso o un éxito para Sánchez según se presente el devenir de los acontecimientos. España está ahora en sus manos, por mucho que nos asuste tal escenario. Por ello, lo que tenga o no planeado hacer o deshacer Sánchez a partir de ahora y con quién lo hará sólo lo sabe él. Muchos somos los que creemos que esta legislatura será trascendental para lo que ocurra a partir de ahora con España. La unidad territorial del país está en juego, e incluso el sistema constitucional del 78 y la monarquía de los Borbones, aunque esto último me es completamente indiferente. En manos de Sánchez está ahora optar por un gobierno progre y globalista junto con Ciudadanos y apoyado por el establishment financiero tanto nacional como internacional, o por el contrario reanudar el gobierno ultraizquierdista del Frente Popular que hemos venido sufriendo en este primer año de su gobierno. Las cartas las tiene ahora Sánchez, y mucho me temo, viendo los precedentes, que pase lo que pase, aunque ello suponga llevarse a la nación por delante, él continuará en el poder ajeno a todo lo que ocurra a su alrededor.
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