Más allá

Ya estamos en el mes de los Difuntos y, como es tradición, estos días es muy común acudir a los cementerios para visitar y depositar flores en los nichos de nuestros seres queridos y/o acudir a misa para rogar por el alma de los que ya no están entre nosotros. Para muchos es absurdo hacer este tipo de "rituales" porque, según ellos, los muertos no van a venir a quejarse porque no les has puesto flores este año o no has acudido a la parroquia de tu barrio para rezar por su descanso eterno. Para otros, sin embargo, es la mejor forma de homenajear a nuestros difuntos y dar muestra de que aunque ya no estén físicamente, sí siguen con nosotros en nuestros corazones. Hoy voy a convertirme un poco en Iker Jiménez y comentar un par de cosas sobre este tema, sobre lo que ocurre cuando partimos de este mundo y dejamos atrás una vida llena de recuerdos, de alegrías, de penas, de decepciones, de impresiones, de fracasos y de éxitos. Existen personas que han pasado por experiencias cercanas a la muerte y que han afirmado que han visto a sus familiares o amigos comunicarle al sujeto que está en esa fase fronteriza entre la vida y la muerte que todavía no ha llegado su hora, o también, casos donde se ha visto la famosa Luz al final del túnel y el alma ha vuelto posteriormente a su cuerpo terrenal. En lo que a mí respecta, sí creo que existe una vida después de la muerte, no concibo una vida en la cual estemos en el mundo durante un tiempo determinado y cuando llega el momento de partir no exista nada más, considero que la vida es mucho más que eso, la vida puede ser la "Escuela permanente" donde tenemos que aprender a sufrir y a disfrutar, y sobre todo, a comprender y a valorar los pequeños detalles que rodean la existencia humana para así, tener una mejor experiencia en la vida que viene después de ésta. Hay una frase bastante conocida que dice algo así como "Cuando empiezas a comprender la vida es cuando llega el momento de abandonarla" y no le falta razón a la cita, pero discrepo en el final de la misma, quizás cuando abandonamos la vida es porque nuestra alma ya está preparada (Aunque nuestra mente no lo esté) para "viajar" hacia ese otro mundo donde no sabemos quién ni qué nos espera, quizás es por ello por lo que la muerte no tiene edad y se nos presenta en muchas ocasiones en el momento más inesperado. La famosa película "Ghost" es el ejemplo cinematográfico más común a la hora de comentar sobre el tema en cuestión, el argumento de la película también es válido a la hora de tratar el tema concerniente a la muerte, los fallecidos que tienen algo que terminar en esta vida que han dejado y hasta que no lo consiguen no encuentran la paz espiritual perpetua. Yo soy Cristiano pero no comparto la idea de que exista un cielo con San Pedro con las llaves esperándote a las puertas del Paraíso mientras observa detenidamente en la lista de fallecidos si uno se encuentra o no en ella o si deberías de estar en la competencia (El Infierno, en este caso) no señores, la muerte no la concibo yo así, la muerte puede ser la transformación de nuestra alma hacia otra dimensión que podría ser perfectamente, un lugar lejano en el Universo donde nuestras almas encuentran la tranquilidad y la serenidad que en la Tierra no encontramos (O no queremos encontrar muchas veces). Somos materia y la materia se transforma siempre, ahí está la clave de nuestra existencia y el porqué yo creo que hay algo más allá de lo que vemos, oímos y sentimos. Yo, al igual que todo el mundo, no se cuando tendré que dejar esta vida, quizás tarde mucho o quizás tarde poco, solo digo que nos tomemos la vida con otra filosofía completamente distinta, que nos la tomemos como ya he dicho previamente que es, una "Escuela permanente" en donde vas aprendiendo sin limitación de horario, los pros y los contras de este periodo tan excitante como escalofriante al que llamamos vida, y que cuando nos toque el momento de dejar atrás a nuestros seres queridos, nos lo tomemos como ese título que nos dan cuando terminamos de estudiar algo en la vida, en este caso, el título de la vida, el título de haber comprendido lo que es vivir y haber pasado por este mundo.