Dentro de unos días se producirá la aprobación por el consejo de ministros del Real Decreto que indultará a los independentistas catalanes encarcelados por el golpe de estado producido en octubre de 2017. Una fecha que sin lugar a dudas va a marcar un antes y un después en la política española, ya que como estamos viendo en estos días, la sociedad española está mostrando su rechazo absoluto a este despropósito, el cual no tiene otro objetivo que el de alargar la legislatura hasta el año 2023-2024 y darle con ello oxígeno a Pedro Sánchez para aguantar en la Moncloa hasta el final de su mandato.
Un mandato que está ya sentenciado, al igual que le ocurrió a Zapatero en mayo de 2010 con los recortes sociales o a Rajoy en mayo de 2018 con la sentencia de la Gürtel. La presidencia de Sánchez ha llegado a su fin, pero eso no quita que el aún presidente del gobierno pueda seguir haciendo daño al país que preside liberando a sus enemigos y abriendo una mesa de negociación con éstos para diseñar el futuro de Cataluña. Una mesa de diálogo en la que ni los propios personajes que integrarán esa mesa saben aún de qué van a hablar, ya que cualquier propuesta que vaya encaminada hacia la celebración de un referéndum llevaría consigo la reforma de la constitución por la vía del artículo 168, es decir, habría que convocar de inmediato unas elecciones generales que Sánchez rechaza de cualquier forma. He aquí uno de los escollos que se van a encontrar estos miserables cuando se sienten e intenten llegar a un acuerdo del que solo España va a salir perdiendo.
Otra cosa es que el gobierno intente llevar a cabo una chapuza jurídica en la que intente reformar por la vía del artículo 167 aspectos de la constitución que solo pueden ser modificadas a través del artículo 168. Algo miserable pero que estaría completamente a la altura del gobierno criminal que padecemos desde hace ya tres largos años. Otra cuestión sería la que en mi opinión puede ocurrir, que no es otra que la propuesta de un nuevo referéndum para votar no ya la independencia de Cataluña, sino un nuevo estatuto que reconozca de forma plena a Cataluña como una nación dentro de España y le otorgue a su vez un estatus superior al resto de las regiones españolas tanto en el plano político, judicial, social y económico. En definitivas cuentas, sería volver a la situación de 2006, en donde el entonces presidente de la generalitat, Pascual Maragall, aprobó un estatuto completamente nacionalista que luego sería suavizado por Artur Mas y Zapatero para que la situación no estallase por aquel entonces, cosa que acabó ocurriendo en 2010 con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, la cuestión principal es la posición en la que quedará España cuando Sánchez apruebe el indulto a los golpistas dentro de unos días. El domingo se celebró en Madrid una manifestación masiva en la que cientos de miles de personas exigieron al gobierno que no indultasen a los condenados por el proces catalán. Poco antes de la manifestación la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, realizó unas declaraciones bastante interesantes sobre el lugar en el que quedaría la figura del rey Felipe VI si éste se ve en la obligación de firmar el Real Decreto que llevaría consigo el indulto a los golpistas catalanes. En mi opinión la posición en la que quedase el rey me es indiferente, pero no dejo de reconocer que sería bastante patética, ya que si alguien salió en su momento de forma más o menos firme ese fue Felipe de Borbón en el famoso discurso del 3 de octubre de 2017. Sería una humillación al rey, pero lo que es más importante, sería una humillación para España, la cual vería atónita cómo un gobierno enemigo de la nación que dirige concede la libertad a aquellos que se saltan la constitución y el ordenamiento jurídico español.
Otra cuestión que me llama bastante la atención es cómo hace ya un par de semanas se pronunció el propio Pedro Sánchez sobre los indultos afirmando que hay que apostar por la "Concordia" frente a la "Venganza". ¿Desde cuándo aplicar justicia contra unos criminales es cometer venganza? Para cualquier persona normal es vomitivo, asqueroso y despreciable oír a un presidente del gobierno salir en defensa de unos criminales que han atentado contra la ley y despacharse a gusto contra la justicia española que lo único que ha realizado es cumplir con su deber. ¿Qué mensaje se traslada con esto a la sociedad española y en especial a los delincuentes y criminales? ¿Que aplicar justicia es un acto inmoral y vengativo? La capacidad de este peligroso sujeto a la hora de superarse en sus actos y palabras es impresionante. Ni el peor enemigo externo de España a lo largo de su historia ha ido tan lejos como lo está haciendo este hijo de puta, el cual solo está preocupado por terminar la legislatura y seguir disfrutando de los privilegios presidenciales aunque esto suponga llevarse por delante al propio país.
Uno de los problemas de Pedro Sánchez es que se cree Adolfo Suárez, que el año 2021 es el año 1977 y que la bajada de pantalones a la que va a someter al estado en pocos días es el inicio de un periodo de diálogo y concordia semejante a la situación de reconciliación vivida durante la transición. Él cree que aparte de prolongar su estancia en la Moncloa, esta medida va a ser vista como una decisión histórica a la altura de la legalización del Partido Comunista, la restitución de Tarradellas como presidente de la generalitat catalana o la vuelta de los exiliados de la guerra civil. De momento ya se sabe que una vez liberado, Junqueras formará parte de esa mesa de negociación. Una mesa de negociación en la que algunos están pidiendo también la presencia de Puigdemont para que se le conceda a éste (Y al resto de fugados) la posibilidad de volver a España sin posibilidad alguna de ser juzgado ni condenado. Una humillación más que no hay que descartar por parte del gobierno de Perro, perdón, Pedro Sánchez.
De momento ya sabemos lo que nos espera de aquí a unos días. La culminación de la traición de Sánchez está ultimándose, y con ello la humillación al Estado de Derecho español. Mientras esto ocurre el gobierno se dedica a insultar a los españoles que se oponen a esta horrenda decisión calificándolos de "Fachas", "Resentidos", "Fascistas", "Ultraderechistas", "Violentos". Sí, por mucho que nos resulte irónico el gobierno que más ha hecho junto con el de Zapatero por reabrir las viejas heridas de la guerra civil es el que ahora utiliza todos estos adjetivos para atacar a los españoles que solamente piden una cosa: Justicia. Probablemente una vez tomada la decisión se convoquen manifestaciones y protestas sociales como la que se vivió en Madrid el domingo. Sin embargo, nos encontramos en la misma tesitura que hace quince años vivimos con Zapatero y su mal llamado "Proceso de paz" frente a la ETA, lo cual no fue más que otra bajada de pantalones del entonces gobierno socialista y del estado frente a los terroristas. Al igual que con Sánchez, cientos de miles de españoles salieron a las calles para exigir al ejecutivo que no negociase con terroristas, pero al igual que le está ocurriendo ahora a Sánchez, a Zapatero le entró por un oído y le salió por el otro las protestas de aquel entonces, consumiéndose finalmente el "Proceso de paz" con la legalización y entrada de los terroristas vascos en las instituciones.
Estamos asistiendo pues a una nueva jugada maquiavélica de Pedro Sánchez de la que cree que podrá salir airoso una vez más, pero la situación ha dado un vuelco en España desde la victoria de Ayuso el pasado 4 de mayo. Sánchez es ya, como se suele decir, un "Pato cojo", un presidente en las últimas que difícilmente pueda llegar a terminar la legislatura, y aunque así fuese es indiferente. La situación ya es insostenible y tras la gestión criminal del Covid y la pésima forma de llevar la crisis contra Marruecos, es bastante probable que Sánchez no sobreviva políticamente a la humillación tanto nacional como internacional a la que nos va a someter con la concesión de los indultos y la creación de la mesa de diálogo. ¿Cuánto tiempo puede durar Sánchez tras esto? ¿Medio año? ¿Un año? Por muy bien que intenten adornar la píldora del indulto, Sánchez y el PSOE están de capa caída en las encuestas, y esto solo acelerará la caída tanto del todavía presidente del gobierno como de su partido. Será la tercera vez en menos de treinta años que el PSOE deje una España en crisis, pero nunca la ha dejado como lo hará Perro Sánchez: En medio de una crisis sanitaria, económica, social, territorial y política. Se habla ya de una inminente crisis de gobierno tras la aprobación de los indultos, pero el problema no está en los ministros (Que también), sino en el propio presidente. Es bastante probable que el principio del fin de Sánchez haya comenzado, aunque él todavía no sea consciente de ello. Y es que lo que está ultimando Sánchez no es un indulto, sino un insulto a España y a todos los españoles. Un insulto que aunque no lo crea le va a salir bastante caro y le va a costar el cargo más pronto que tarde.