lunes, 29 de abril de 2019

28-A; Adiós, España

La jornada electoral de hoy es en mi opinión la peor que he vivido en mis casi 27 años de vida, ya que supone uno de los días más oscuros y trágicos de la historia de nuestro país. Cuando son la 1 y media del ya 29 de abril de 2019 y tras algo más de cuatro horas desde que se comenzó a conocer el escrutinio electoral, aun no he salido de mi asombro sobre el vomitivo resultado electoral de estas elecciones generales. Como todo el mundo sabe ya, Pedro Sánchez ha ganado las elecciones generales en España. El presidente del gobierno en funciones consigue sobrevivir políticamente una vez más cuando se encontraba más que nunca en la cuerda floja debido a sus pactos con los independentistas catalanes y con los terroristas de ETA. Pues bien, al contrario que Roma, España, o mejor dicho, media España sí paga a traidores, y hoy los enemigos de nuestro país, que no son otros que la izquierda reacionaria han recompensado muy gustosamente las traiciones a España de Pedro Sánchez. El PSOE obtiene 123 diputados (Casualmente, el mismo número de escaños que en las elecciones generales de 2015 obtuvo Mariano Rajoy) y podrá formar gobierno sin ningún problema.

Ante este escenario se abren ahora dos vías: Que Sánchez intente formar gobierno con Pablo Iglesias (El cual ha perdido cerca de 40 diputados) y los independentistas, o que intente pactar con la veleta oficial del Reino; Albert Rivera. Ante este escenario es completamente lógico y previsible cuál será la opción que escogerá Sánchez, que no es otra que la formación de un gobierno con el apoyo de Ciudadanos, los cuales podrían incluso entrar a formar parte de ese gobierno. Un ejecutivo para España que es aquel que desde hace meses lleva ansiando el establishment español e internacional, siendo el especulador judío, George Soros, uno de sus principales promotores. De hecho a estas horas, los medios de descomunicación ya están pidiendo a Rivera que sea "Patriota" y acepte pactar con Sánchez. El guión como se puede comprobar, sigue su curso.

"Casualmente", los resultados electorales han arrojado un escenario que coincide plenamente con el deseo de Soros y compañía. PSOE y Ciudadanos (Los cuales han obtenido en estas elecciones 57 diputados) sumarían 180 escaños para formar gobierno, cuatro más de la mayoría absoluta que la ley requiere. En lo que a mí respecta debo decir que es cuanto menos sorprendente que estos resultados se hayan producido. Como siempre digo, "Las casualidades no existen", y aquí no va a ocurrir una excepción. Es demasiado casual que los resultados electorales hayan ofrecido un panorama que hace realidad el sueño de muchos, que no es otro que el de ver a Sánchez en la Moncloa con Rivera como vicepresidente. En una España que lleva padecida en los últimos años todo tipo de tormentos, no sería extraño pensar en la posibilidad de que alguna "Mano ajena" haya llevado a cabo una intervención que permitiese este escenario.

En lo que respecta a la victoria del PSOE debo decir que ésta no me sorprende para nada. De hecho, apostaba a que los socialistas obtendrían un resultado cercano a los 140 diputados. Finalmente no ha sido así, pero han conseguido un resultado que les permite seguir gobernando con total tranquilidad, además de prescindir del apoyo de los independentistas. En definitiva, todo sigue igual que estaba. El rechazo de los presupuestos ha sido finalmente un milagro caído del cielo que le ha permitido a Sánchez jugársela a una sóla carta y ganar una vez más. ¿Cómo ha sido esto posible? Pues gracias a un electorado, el cual no difiere en nada del electorado proetarra e independentista. Sí, si algo ha demostrado esta campaña y la noche electoral de hoy es que los votantes de la izquierda y del PSOE están al mismo nivel moral que los asesinos de ETA y que los golpistas de Cataluña. Apoyando a muerte a un ser despreciable como Pedro Sánchez, los socialistas confirman que escupen sobre los muertos de ETA, así como sobre la unidad territorial de España y el futuro de ésta. Nada le importa a la izquierda más que frenar a la derecha y mantener sus redes clientelares y sus mamandurrias.

Sólo hay que observar cuál es el perfil del votante de izquierdas: Los típicos abuelos analfabetos/semianalfabetos e ignorantes, y los jóvenes filoterroristas, representantes del fascismo y del radicalismo más atroz y antiespañol que ha existido jamás en nuestro país. Jóvenes que ven con buenos ojos que Bildu obtenga cuatro diputados, pero que vomitan (Literalmente y metafóricamente) cuando escuchan que VOX puede obtener un sólo diputado. Esa juventud que amenaza cuan Kale Borroka con pegarle un tiro a los simpatizantes de VOX, del PP, de Ciudadanos, de Falange, de Fuerza Nueva, de UPyD, o de cualquier otro partido político que no comulgue con sus ideales. Este es el perfil de los votantes que hoy han apostado por el socialismo y por Pedro Sánchez: Fascistas de izquierdas, sin ningún respeto ni comprensión por las vidas humanas ni por la existencia de otras ideas diferentes a las suyas. Este es el enemigo de España, la propia España progre y su futuro, representado en esos jóvenes terroristas que suponen la viva imagen del odio y la venganza.

Decía al principio de la entrada que aun no he asimilado el resultado electoral, pero no por la victoria de Sánchez, que reitero, sabía de antemano que se iba a producir, sino por el hundimiento sin precedentes en el bloque de la derecha. Un hundimiento que no me sorprende por la caída histórica y sin precedentes de votos y escaños que ha sufrido el PP (66 diputados, perdiendo más de 70 desde las últimas elecciones generales de 2016 que ganó Rajoy), sino por la ausencia total del cuerpo electoral del bloque conservador, el cual se ha traducido en un completo fracaso en la irrupción de VOX, los cuales sólo han conseguido un pésimo resultado de 24 diputados. Algo completamente insuficiente y alejado de lo que desde algunos sectores se estaba pronosticando, que era una irrupción absoluta del partido de Santiago Abascal, obteniendo éstos alrededor de 60-80 diputados, y arrebatándole al PP el liderazgo de la derecha en España. No ha sido así, y finalmente la llegada de Abascal y los suyos se ha convertido en una "Mera anécdota" comparado con lo que se esperaba. Y es que no deja de sorprender que un partido que sólo en Andalucía obtuvo hace casi cinco meses cerca de un millón de votos, obtenga a su vez en toda España sólo un millón y medio de votos más. ¿A dónde ha ido a parar pues el voto de la derecha?. ¿Dónde se han metido todos aquellos que pregonaban por los foros, las redes sociales, Internet e incluso en las calles que ellos, sus familias y amigos iban a votar masívamente a VOX?. ¿Dónde están todos aquellos que han llenado de forma masiva los recintos para ver a Abascal en sus mítines? Como ya venía yo advirtiendo desde hacía días, "Una cosa es acudir a los mítines y apoyar a un partido, y otra votarlo". Se ve que el apoyo social que Abascal ha congregado no se ha traducido en votos, lo cual supone todo un fracaso (Y lamento decirlo, ya que yo he apostado por VOX y los he votado tanto hoy como en diciembre) para la formación de Abascal. 24 diputados no son nada, y dentro de dos, tres o cuatro años, la representación de VOX en el congreso quedará reducida a la mitad en beneficio o bien del PP, o bien de Ciudadanos. Con ello, la España que desea vivir en una sociedad Cristiana, que desea que haya igualdad jurídica entre hombres y mujeres y rechaza las leyes totalitarias feminazis, que desea que la Justicia sea inflexible con los criminales, que desea que los extranjeros que cometen delitos en España sean devueltos a su país de origen, y que rechaza las imposiciones progres de los colectivos del LGTBI se ve sola y desamparada ante un sistema político que ha dado la espalda a la escasa sociedad civilizada que aun perdura en nuestra nación.

Del hundimiento del PP poco tengo que decir, salvo que la dimisión de Casado tendría que haberse puesto encima de la mesa hace unas horas. Reconozco que Casado, al cual yo apoyé en las primarias del PP del año pasado, no tiene la culpa de estos resultados. El verdadero culpable se llama Mariano Rajoy. El que fuera presidente del gobierno hasta hace ahora casi once meses es el verdadero culpable de la debacle histórica que hoy ha sufrido el PP (Sólo equiparable a la sufrida en 1982 por la UCD). Del mismo modo que en las elecciones generales de 2004, los resultados de las elecciones generales del 14 de marzo fueron responsabilidad de Aznar que acabó pagando Rajoy, los resultados de esta noche son responsabilidad exclusiva de Rajoy, que ha pagado y con creces Pablo Casado. La derrota del PP es algo muy merecido, ya que el sector más conservador de los populares no ha olvidado la histórica y bochornosa traición que en su segunda y última legislatura el PP cometió contra España en octubre de 2017 durante el proceso de independencia en Cataluña. La traición de Rajoy a la nación española y al pueblo español, a la unidad territorial de España, a la sociedad unionista en Cataluña, a la Policía y a la Guardia Civil y a la Constitución supuso el punto y final de un partido que ya venía traicionando su compromiso de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes en Cataluña. Ahora, casi once meses después de perder el gobierno, han recibido también el desprecio de una ciudadanía y de unos electorales asqueados de un partido que ha ido perdiendo con los años sus señas de identidad y sus principios ideológicos. Un partido que regaló sin pestañear el gobierno de España a los socialistas cuando tenían la oportunidad de impedirlo y que ahora creían que de forma humillante, los españoles les devolverían en volandas a la Moncloa tras estos meses en la oposición. Se equivocaron. Todavía hay una parte de España que no paga a traidores, aunque la otra media sí lo haga y de forma muy gustosa.

De Ciudadanos y sobre todo de Podemos poco tengo que decir, salvo que Pablo Iglesias debía haber presentado de forma irrevocable su dimisión como secretario general de Podemos tras conocerse la debacle de su partido. Como es lógico, no lo ha hecho. Supongo que todavía le quedará varias letras pendientes para pagar la hipoteca de su palacete de Galapagar, y por eso necesita seguir liderando su "Congregación" hasta que los españoles vía impuestos terminemos de pagarle su monumental hipoteca. Sólo después de eso, su "Churri" conseguirá sustituirlo en el liderazgo podemita cuan matrimonio Clinton a nivel nacional se tratase. En lo referente al hundimiento de Podemos está claro que los progres-fascistas han decidido unificar su voto en el PSOE y no Unidos/Unidas/Unides Podemos, o como coño quiera que se llamen ahora. Podemos fue útil durante los gobiernos de Rajoy. Ahora que el PSOE ha vuelto a la Moncloa, ya no son necesarios para nadie. El partido de los "Indignados" y del 15-M acabará convirtiéndose en una especie de Izquierda Unida 2.0, sirviendo de muletilla para un PSOE que, contra todo pronóstico, ha vuelto a resurgir de las cenizas una vez más para desgracia de España y de los españoles de bien.

Sobre VeletAlbert poco tengo que decir también. Hasta hace bien poco decía que Rivera había perdido su oportunidad de llegar al gobierno tras la sentencia de la Gürtel que finiquitó el gobierno de Rajoy. A estas horas y visto el buen resultado que han obtenido (No entiendo cómo C's ha obtenido tan buen resultado con una gestión parlamentaria y política tan nefasta), no descarto en absoluto que en las próximas elecciones, cuando ya España esté sumida en cenizas y sólo quede de ella los restos que haya sobrevivido al apocalíptico gobierno de Sánchez, puedan formar gobierno. Albert Rivera es, al igual que Pedro Sánchez, otro chico de Soros dispuesto a cumplir la voluntad del octogenario judío. Probablemente Rivera sea quien suceda a Sánchez dentro de unos años. La agenda globalista está asegurada con ambos sujetos en la Moncloa, sea Sánchez o Rivera.

En lo que respecta a los pactos debo reiterar que la opción de gobierno que veo con toda probabilidad es la de un gobierno formado por PSOE y Ciudadanos. De nada le servirá a los fascistas que esta noche coreaban en la calle Ferraz "Con Rivera, no". El pastel ya está vendido desde hace meses. Ahora, tras los meses de gobierno de Frente Popular surgido tras la moción de censura toca un gobierno progresista-liberal que acometa las reformas necesarias en el terreno feminista, LGTBI, inmigración, delincuencia, aborto, eutanasia, religión, etc. Cuestiones todas estas en las que Sánchez y Rivera coinciden plenamente. ¿El perjudicado de toda esta historia? Pablo Iglesias, pero la posición en la que quede el marqués de Galapagar ya resulta indiferente para todos. Su tiempo pasó y la tarea que se le encomendó (Devolver al PSOE al gobierno) está más que cumplida. Ahora toca ir disolviéndose poco a poco y en silencio.

Creo personalmente que la legislatura no acabará en 2023 ni muchísimo menos. La sentencia del proces saldrá dentro de unos meses, y el indulto a los golpistas se pondrá de nuevo encima de la mesa aunque Ciudadanos esté en el nuevo gobierno. También la sentencia de los EREs saldrá dentro de unos meses, y quizás Ciudadanos exija responsabilidades políticas a Sánchez como hace un año se la exigieron a Rajoy tras conocerse la sentencia de la Gürtel. Puede que Sánchez aguante durante un tiempo, pero estoy casi convencido que la legislatura no durará más de dos años. A Sánchez le ha tocado bailar con la más fea y él no lo sabe. La próxima crisis económica que se vislumbra desde hace meses supondrá su fin en el gobierno como hace ocho años lo supuso para Zapatero.

El PSOE ha vuelto a ganar unas elecciones generales después de once años, y lo vuelve a hacer en las mismas circunstancias que en marzo de 2008: Con una crisis económica que tendrán que lidiar y que supondrá de nuevo dejar a España en la más absoluta miseria tras su paso por el gobierno, el PSOE ha ganado las elecciones de hoy gracias a la participación masiva (Más de un 75% de participación) y agitando el voto del miedo contra VOX y la "Extrema derecha" e insultando y mintiendo al partido de Abascal, lo cual le ha dado sus frutos en votos a Sánchez. Y es que no lo olvidemos, del mismo modo que a Rajoy le vino bien electoralmente agitar al fantasma de "Los comunistas de Podemos", a Sánchez le ha venido de lujo la entrada en la escena política de VOX. Como ya he dicho en anteriores entradas y al igual que dije hace cuatro años y acerté, la división del voto del rival ha provocado que el partido del gobierno se mantenga en el poder unos años más. La división del voto en la derecha ha servido para darle a Sánchez un resultado bastante cómodo con el que mantenerse al menos hasta 2021/2022. A partir de entonces, cualquier cosa puede ocurrir. Una nueva victoria del PSOE puede producirse aun dejando éstos el país como un solar, o bien finalmente se produzca el cambio de gobierno por un Ciudadanos ya preparado para acceder a la Moncloa en detrimento de un PP hundido en sus cenizas.

Pase lo que pase, España acabará perdiendo, y hoy ha comenzado la fase final de su desenlace. De momento se presenta una legislatura que será determinante para el desenlace de España. Repleta de convulsión y tensión, donde los partidos en el congreso estarán más enfrentados que nunca. En lo que respecta a la formación de gobierno, estoy convencido de que ésta no se producirá hasta finales del verano, o como muy tarde, octubre de este año. Por el momento los partidos callarán sobre sus posibles pactos hasta que pasen las elecciones municipales de mayo. A partir de entonces, comenzarán las reuniones y llegarán los pactos. Tras ellos, Sánchez comenzará a trabajar para lograr de una vez por todas el ansiado sueño de la izquierda española desde hace 140 años: Acabar con nuestra nación y con sus valores, y créanme cuando les digo que esta vez lo van a conseguir definitivamente. La última oportunidad para evitar este trágico desenlace la hemos tenido hoy apoyando a un gobierno ajeno a la izquierda que fuese capaz de mantener a flote a esta nación, pero los enemigos de este país que no son más que la propia España izquierdista, terrorista y fascista han conseguido ganarnos esta guerra a los españoles de bien y han logrado mantener en el poder al único ser miserable capaz de llevar a nuestra nación a su derrumbe más absoluto. Los españoles votaban hoy entre su supervivencia o su suicidio. Han optado por suicidarse. Tras más de 500 años de historia, los enemigos que habitan dentro del propio pueblo español han sido quienes ha elegido extinguirse como comunidad política, cultural, social y económica. Ahora sólo queda ver cómo y cuándo se produce este trágico desenlace, el cual todos veremos en vivo y en directo. Pasen y vean señores cómo se desintegra y se extingue una gran nación gracias a la sed de odio y de venganza de su propio pueblo. El fin de España ha comenzado.