Desde hace un tiempo a esta parte se viene hablando no sólo en España sino también en Europa de la crisis de identidad que sufre la izquierda debido al papel que ha venido desempeñando esta desde el año 2008 hasta la actualidad en lo concerniente a la crisis económica global que llevamos padeciendo y que parece no tener fin. Desde el año 2008 han sido más los gobiernos de centro-izquierda que los de centro-derecha los que han sufrido las consecuencias de las medidas que han venido impulsando los partidos socialdemócratas y/o socioliberales en el transcurso de la crisis. Haciendo un análisis rápido tenemos el ejemplo de Reino Unido, donde los laboristas llevan ya seis largos años en el desierto de la oposición desde que el ahora ex-primer ministro británico, David Cameron, llegase a Downing Street tras ganar las elecciones generales en mayo de 2010. Más crudo aún lo tienen los socialdemócratas alemanes, que desde la salida del ex-canciller Gerhard Schröder y la llegada de la democristiana Angela Merkel en octubre de 2005, viven en una crisis identitaria sin precedentes en el principal partido de la izquierda alemana mientras sostienen el gobierno de la CDU en coalición entre los dos partidos principales. En nuestro país, en España, la situación no es mucho mejor. Desde la salida de José Luis Rodríguez Zapatero del gobierno español en diciembre de 2011, la situación del PSOE no ha mejorado, todo lo contrario. Su caída en estos cinco años desde la salida de los socialistas de la Moncloa ha supuesto que éstos pasen de la escolofriante cifra de 169 diputados en agosto de 2011 a 85 diputados en agosto de 2016. La llegada de Podemos, liderada por Pablo Iglesias también ha supuesto un antes y un después en la vida centenaria del partido que en su día fundase otro Pablo Iglesias allá por mayo de 1879, viendo amenazo seriamente su liderazgo en la izquierda española. Pero si hay un caso que todos conocemos y que es el que más nos ha impresionado de todos es el de la izquierda en Grecia con el PASOK. De los 160 diputados obtenidos en las elecciones generales de 2009 con Yorgos Papandréu al frente, sólo conservan 15 en el parlamento Heleno en el año 2016, perdiendo el liderazgo de la izquierda en Grecia en favor del partido liderado por Alexis Tsipras; Syriza, y relegándolos a la indiferencia más absoluta dentro de la política griega.
Con todos estos ejemplos cabe preguntarse. ¿Qué ha fallado en la izquierda?, ¿Por qué la clase trabajadora ha dejado de confiar en los partidos tradicionalmente obreros?, ¿Por qué existe esa lejanía tan relevante entre los partidos socialdemócratas y sus votantes y ex-votantes?. Lógicamente un servidor habla desde su profundo punto de vista y el de nadie más, pero sin caer en la arrogancia y sin ser precisamente de izquierdas, creo que la teoría que a continuación voy a exponer es bastante compartida por muchas personas que en su día confiaban y votaban ciegamente a los partidos que ocupan escaño al lado izquierdo en los parlamentos de las naciones.
La izquierda es una posición política que nace al igual que la derecha política durante la Revolución Francesa, y que ha dado paso a determinadas ideologías que entran dentro del abanico de esta posición. La que más destaca es la del socialismo, cuyos principios en teoría propugnan la igualdad entre todas las personas, la defensa de los trabajadores, la crítica y destrucción de un sistema económico global, en este caso el capitalismo, por otro más igualitario, la defensa ferrea de un estado del bienestar donde todas las personas tenga asistencia a aquellas necesidades humanas más básicas; sanidad, educación, prestaciones sociales, etc... la defensa de un intervencionismo económico por parte del estado, así como su reconocido antinacionalismo y su posición en favor del internacionalismo, entre otras cuestiones... con el paso del tiempo esa idea del Socialismo ha ido desapareciendo y ha ido dando paso a posiciones más moderadas, como pueden ser la del socialismo democrático, representada por la socialdemocracia, o la del liberalismo social, representada por el socioliberalismo, dejando a un lado las posiciones creadas por Karl Marx en favor del Socialismo Científico, la Dictadura del Proletariado, la lucha de clases y el Comunismo. Personalmente tengo que reconocer el gran éxito que ha supuesto la implantación de políticas socialdemócratas en Europa a lo largo del siglo XX, las cuales han logrado un gran progreso en nuestra calidad de vida dentro de la sociedad en la que vivimos. Pero como escuché una vez, es bastante probable que la socialdemocracia haya muerto de éxito, y no es para menos. La implantación de gran parte de sus propuestas durante el pasado siglo han dejado patente que la misión de la izquierda podría haber quedado más que finalizada.
Desde la caída del Muro de Berlín y cuando los partidos socialdemócratas ya habían llevado a buen puerto grandes reformas sociales que requerían ser atendidas, se ha intentado renovar una imagen de la izquierda que en nada se corresponde con la de sus inicios. De partidos en defensa de los trabajadores y de un estado social se ha pasado a la imagen de partidos "progres" donde sus señas de identidad son el laicismo y el anticlericalismo más radical, la defensa de los colectivos LGTB, la de los colectivos de inmigrantes, así como la defensa acérrima de un feminismo radical que defiende la superioridad de la mujer por encima de la del hombre. Este posicionamiento por parte de las fuerzas de izquierdas ha supuesto de manifiesto la idea de que los partidos obreros han dejado de defender al colectivo por el que en su día nació, en este caso el colectivo de los trabajadores, en favor de la defensa de otros colectivos cuyas demandas no se ajustan en gran medida con la solventación de los problemas que la mayoría de la sociedad exige en pleno siglo XXI.
Otro factor que ha sido determinante y que pesa incluso más que el "progresismo guay y enrrollado" de la izquierda actual, es el de la "derechización" de los partidos izquierdistas. Podemos considerar que el padre de la izquierda neoliberal actual no fue otro que el ex-primer ministro británico, Tony Blair. El cuál llevó a efecto su famosa tesis de la "Tercera Vía", que suponía un posicionamiento intermedio entre el socialismo democrático y el liberalismo clásico. Esta corriente ideológica, que en la mayoría de los casos era más tendiente hacia la derecha que hacia la izquierda, fue la base de la política del ex-premier británico durante los diez años que duró su mandato al frente del Reino Unido, y que luego le costó a su sucesor, Gordon Brown su cargo en las elecciones generales de mayo de 2010. Lo mismo le sucedió a Gerhard Schröder en Alemania cuando presentó una serie de reformas en 2003 más propias de un partido liberal que de un partido socialdemócrata. Estas reformas, denominadas "Agenda 2010", que muchos catalogan como el adelanto de las reformas necesarias para hacer frente a la futura crisis económica, supuso en 2005 la caída de Schröder y el ascenso del partido conservador de Merkel. El caso de Zapatero es parecido al de Blair, que se presentó a la secretaría general del PSOE con la corriente "Nueva Vía" con la cuál emulaba la corriente del político británico. Aunque el ex-presidente del gobierno se diferenció de éste al posicionarse muy a la moderna izquierda progre llevando a cabo una serie de reformas "progresistas" durante su primer mandato, mientras que durante el segundo, y sobre todo en su último período de gobierno, llevo a cabo una política económica con claros síntomas neoliberales. Y para terminar tenemos el caso de Grecia, donde Papandréu, tras llegar al gobierno heleno en octubre de 2009, llevó a cabo la mayor aplicación de políticas neoliberales tras aprobar una serie de reformas económicas y recortes sociales nunca conocidos por ningún partido de izquierdas en Europa. Esta política le valió aún así la dimisión forzada a Papandréu en noviembre de 2011 y la imposición de un gobierno tecnócrata en Atenas.
Como se puede apreciar, tanto la aplicación de políticas neoliberales como la aplicación de políticas progresistas radicales han sido a mi juicio el detonante de la desaparición y caída en picado de la izquierda en una gran parte de los países de nuestro entorno. Es por ello por lo que la izquierda necesita dejar de ser la izquierda falsa que es actualmente al servicio de los mercados y las élites financieras para oprimir a la clase obrera. Necesita volver a sus orígenes y siempre dentro de la moderación reconvertirse en esa posición política que defendía de una manera noble los intereses de las clases trabajadoras. Necesita volver a ser esa posición política que defendía de una manera digna la igualdad entre todas las personas, y no de una manera impositiva, radical y discriminatoria como hacen aquellos que hoy en día se catalogan como "progres", los cuáles hacen un discurso radical en favor de las personas homosexuales, transexuales y/o bisexuales en detrimento en muchos casos de las personas heterosexuales, así como un discurso radical en favor de los inmigrantes, los cuáles muchos de ellos son personas que vienen de sus países de origen a los nuestros a delinquir y/o a asesinar. Pero por desgracia mientras los "progres" en cuestión sigan al frente de esa izquierda cautiva, seguirán incrementándose los gravísimos problemas sociales y laborales que padece la sociedad y que a ellos mismos no les interesa solucionar lo más mínimo, ya que éstos han sido quienes han traicionado sus ideales a cambio de una fuerte campaña de marketing global que se ha llevado por delante los principios básicos de las verdaderas señas de identidad de la izquierda. El progresismo radical y el neoliberalismo es el peor enemigo de la izquierda, y mientras ésta continúe abrazada a ambos, su fin definitivo está cada día más cerca.